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Inglaterra baja al césped

Los de Capello mejoran en el juego combinativo y pasan a octavos tras vencer a Eslovenia

ALBERTO CABELLO

Defoe apacigua a Inglaterra hasta octavos de final. El fútbol europeo ha enmudecido hasta ahora a las chirriantes vuvuzelas por los arrebatos de desobediencia de alguna selección más que por el centelleo del juego mostrado en dos semanas de competición. Las grandes clásicas del viejo continente se juegan su reputación en esta primera fase.

El brote revolucionario iniciado en Francia no ha cuajado, por el momento, al otro lado del Canal de la Mancha. John Terry reclutó escasa guarnición para su pulso con Fabio Capello. El triunfo ante Eslovenia instala cierta calma en una concentración en la que se respira, eso sí, aire contaminado.

Inglaterra hizo lo justo, ganó por la mínima y se clasificó segunda de grupo. Todo demasiado raspado. Lejos de la solvencia con la que se visionaba su paso por Suráfrica unas semanas antes del Mundial. Ni siquiera ha completado 90 minutos convincentes como aval para las citas venideras.

Es la fórmula de toda la vida del entrenador italiano. Nadie se mueve mejor en esa rendija tan estrecha. Nunca hay que perder de vista a sus equipos. En su primera experiencia como seleccionador, la tónica es la habitual. Fue contratado para obtener resultados y en ello está. Lo demás importa menos.

La urgencia avivó el riesgo. La necesidad aceleró el paso. El equipo que había caminado entre la niebla en los dos primeros partidos del grupo encontró cierta luz. Hasta que aguantaron las fuerzas, los ingleses aplicaron su jerarquía ante una Eslovenia con muy pocos recursos.

Esta vez, el balón acarició más césped. La referencia de Heskey ante Estados Unidos y Argelia había condenado a Inglaterra a lo predecible. La pelota al tanque se postuló como el único método válido para encontrar el gol. La opción se convirtió en obsesión.

Rooney, Gerrard y Lampard quedaban condenados a la ley del silencio ante este discurso único. Los más habilitados para sacar a bailar a la pelota se habían diluido.

El paisaje se hizo menos monótono con la entrada de Defoe. Su entrada posibilitó el movimiento, alargó la secuencia de pase y llevó el esférico hasta las bandas para regocijo de un inspirado Milner. Inglaterra se movía por vez primera en este Mundial. Entre las dos rígidas líneas de cuatro programadas por los eslovenos se avistaba un hormigueo continuo de centrocampistas y delanteros.

Defoe concretó la superioridad con un buen remate a pase de Milner. La ventaja soltó tensiones. El equipo de Capello flotó por unos minutos por el campo. Las llegadas a la portería eslovena era continuas. Su guardameta dejó el partido en el aire con un puñado de paradas magníficas en el primer tiempo.

Sin embargo, no llegó el segundo gol. La tuvo Rooney en un disparo al poste. Y continúa la sequía. Los mejores espadachines de este Mundial siguen sin ver puerta. El delantero del Manchester acompaña por el mismo desierto goleador a Messi, Torres y algún otro delantero con la pólvora mojada. No le ayudó mucho al inglés la decisión de su seleccionador. Veinte minutos antes del pitido final, sin nada resuelto, Capello le sustituyó. La cara del jugador era un poema.

Eslovenia quedó retratada como una selección limitada. No le faltó la intención, pero sí las ideas. Salvo en un par de jugadas de barullo, los centrales ingleses resolvieron con placidez su tarea. Tampoco James encontró complicaciones. Capello cantó el eureka con muy poco. Es su estilo. Raspa, rebaña, sufre y luego gana.

Eslovenia: Samir Handanovic; Miso Brecko, Marko Suler, Bostjan Cesar, Bojan Jokic; Valter Birsa, Robert Koren, Aleksandar Radosavljevic, Andraz Kirm (Tim Matavz, m.79); Zlatan Ljubijankic (Zlatko Dedic, m.62), Milivoje Novakovic.

Inglaterra: David James; Glen Johnson, Matthew Upson, John Terry, Ashley Cole; James Milner, Steven Gerrard, Frank Lampard, Gareth Barry; Wayne Rooney (Joe Cole, m.72), Jermain Defoe (Emile Heskey, m.85).

Gol: 0-1, m.23. Defoe.

Árbitro: Wolfgang Stark (Alemania). Tarjetas amarillas, por Eslovenia, a Jokic, Dedic y Birsa, y por Inglaterra, a Johnson.

Incidencias: partido del grupo C, disputado en el estadio Nelson Mandela de Puerto Elizabeth. Unos 40.000 espectadores.

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