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Isinbayeva: ¿vuelve el cuento de hadas?

Los tres últimos años han sido nefastos para ella pero tiene en la mente superar los 35 mundiales de Bubka y no se retirará hasta que lo consiga

ALFREDO VARONA

Su biografía atlética era un cuento de hadas hasta los tres últimos años. Pero el Mundial de Berlín 2009 apagó la luz en la vida de Yelena Isinbayeva (1982), la saltadora de pértiga. Su motivación se mudó a otra parte. Abandonó Mónaco y regresó a su Volvogrado natal, donde le pidió a Trofimov, su primer entrenador, que volviese con ella.

Y así ha sido, pero el tránsito no fue fácil para esta mujer, oro olímpico en Pekín 2008 y Atenas 2004, donde superó un combate inolvidable con Feofanova. Todo eso creó una estampa de admiración y nostalgia entorno a Isinbayeba.

Derrotada en los dos últimos Mundiales (Berlín 2009 y Daegu 2011), admite que ya nada es tan fácil como antes: 'A mi edad, cada vez es más difícil entrenarse todos los días'. Pero los Juegos de Londres han recuperado a esta mujer, que en Estocolmo volvió a saltar por encima de los cinco metros (5,01).

Aún está lejos de su plusmarca (5,06) y de los 5,15 que su entrenador reserva para ella, pero, al menos, la esperanza ha recuperado los derechos. 'He vuelto a acercarme a la perfección', dijo recientemente. Y aunque la brasileña Fabiana Murer sea la actual campeona mundial, se niega a pensar que ella no sea la favorita en Londres: 'No tendré rivales excepto yo misma'.

Sin embargo, en la última prueba que se le puso por delante antes de competir en Londres falló. Fue hace unos días en la reunión de Montecarlo, en la que Isinbayeva no fue capaz de superar ni siquiera la primera altura a la que se enfrentaba, a 4,70 metros.

Campeona mundial en cinco ocasiones, Isinbayeba descubrió en la pértiga un amor y una profesión. Su suerte es que, cuando ella llegó, esta disciplina se hizo olímpica para las mujeres por primera vez en Sidney 2000. Isinbayeva ya tenía 18 años y hacía cuatro que había dejado la gimnasia, el deporte de su niñez.

No valía, porque era demasiado alta. Por eso empezó a volar y llegó al salto con pértiga, donde promete que su misión no ha acabado todavía. Quiere superar los 35 récords mundiales que batió el ucraniano Bubka y no se retirará hasta los Mundiales de Moscú en 2013. A partir de ahí, ya sí, empezará a pensar en otra vida, en la que no se deba poner a prueba cada día. 

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