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Los jefes de la mafia suiza

En los Juegos de Invierno, el pequeño país se convierte en uno de los grandes del medallero

PACO GRANDE

Suiza saca pecho cada cuatro años. En los Juegos de Invierno, el pequeño país se convierte en uno de los grandes del medallero merced, entre otras cosas, a su espíritu de equipo. El día que Simmon Amman, saltador suizo, ganó el primer oro de Vancouver, su compañero Didier Cuche lo celebró como espectador. Fue una fugaz alegría para este esquiador, peleado con la pista desde los primeros entrenamientos. 'Estoy contento con mis tiempos, pero no me gusta la nieve. No es tan dura como yo estoy acostumbrado', responde cada vez que le preguntan.

El lunes, cuando por fin pudo organizarse el descenso tras varios aplazamientos, Amman devolvió la visita a su amigo Cuche. Sentado en la grada, con su eterna sonrisa algo infantil y ligeramente pícara, el saltador lucía unas gigantescas gafas de sol negras que no recordaban al joven de ojos chispeantes apodado Harry Potter. La prensa suiza había anunciado que la medalla de Amman era la número 300 de Suiza en los Juegos, para a continuación comunicar que, según otro recuento, aún no había llegado a tan redonda cifra. Lo lograría el siguiente suizo en tocar podio.

Cuche se lanzó por la pista Dave Murray legendario esquiador canadiense de los años 80 para cumplir con el pronóstico de ganador. Amman, un espectador fácilmente reconocible por sus gafas negras, no perdía detalle. De pronto, a mitad de carrera, se le heló la sonrisa al comprobar que Cuche no tendría su día. Didier cruzó la línea de meta, miró el marcador, se apoyó en la valla de patrocinadores y exhibió un gesto de insatisfacción: había acabado sexto. Dedicó un saludo a la grada, donde estaba su amigo, y se fue visiblemente molesto con el resultado. Amman no se marchó. Esperó hasta felicitar a Didier Defado, otro suizo que sí ganó el descenso y, por tanto, consiguió la medalla olímpica número 300 para su país.

Por otra parte, la primera jornada de entrenamientos oficiales para la prueba de bobsleigh masculino por parejas, que arranca mañana, se saldó ayer con ocho accidentes, ninguno de ellos grave. El peor parado fue el australiano Duncan Harvey, que maneja el sistema de frenado del vehículo y que fue trasladado a un centro médico por precaución, ya que se quejaba de dolores en la espalda.

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