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Jorge Dueñas: "Mis jugadoras se niegan a perder la humildad"

Entrevista al seleccionador de balonmano femenino e ideólogo de 'Las Guerreras', que debutan esta tarde contra Noruega (20,15 horas) en el Mundial de balonmano

ALFREDO VARONA

A los 51 años, Jorge Dueñas Galarza (Bilbao, 1962) es el entrenador, el jefe de 'Las Guerreras', esa maravillosa explosión de jubilo, esa generación de jugadoras de balonmano que en los JJOO de Londres 2012 ascendieron a la categoría de lo inolvidable. De alguna manera este grupo regresó a esos viejos tiempos en los que se hablaba con pasión de la furia española. La diferencia es que ellas son mujeres, unas mujeres que, según su entrenador, tienen 'muchísimo carácter'. Una combinación explosiva que, por encima de la victoria o el fracaso, llama demasiado la atención y sitúa a Jorge Dueñas, un hombre de apariencia seria, en primera plana. 'No voy de superjefe con ellas ni presumo de cargo', asegura el entrenador que, antes de dirigir a mujeres, dirigió a hombres. Fue, incluso, jugador profesional. Un buen jugador que ahora, cuando define a sus jugadores, no deja de acordarse de la saga de las películas de Rocky. 'Ellas, como él, también tienen la mirada del tigre', insiste de cara al Mundial de Serbia que España arranca esta noche frente a Noruega (20.15 horas)

En una época como ésta, resulta admirable el espíritu de superación de 'Las Guerreras'. ¿Es todo tan bello como parece?

Creo que sí, porque no era fácil imaginar esto. En nuestro pasado no había grandes cosas. Si se quitan aquellos Juegos del Mediterráneo o la clasificación para los JJOO de Atenas 2004, no había casi nada. Sin embargo, hace cinco años, en el Europeo de Macedonia 2008 encontramos la puerta de acceso, aquellas emociones, aquellos días significaron el golpe de efecto que necesitábamos. Nos convencimos de que no teníamos que perder en todas las comparaciones con el equipo masculino. Y luego sí es verdad que el bronce de Londres fue una consecuencia.

En Londres no nos cansamos de oír gritar a sus jugadoras: 'España, bien, coño, bien'. ¿Todavía existe tanta motivación?

Creo que sí. Conozco a las jugadores. Conozco su carácter, su raza, su facilidad para transmitir emociones. En ese sentido he aprendido demasiado de este equipo, de sus victorias y hasta de sus lagrimas. Pero, a la vez, admiro que sea un grupo de mujeres inteligentes que saben que no todo está en el carácter o que la táctica, el talento y hasta un momento de tranquilidad también puede ganar partidos.

Ahora, usted no hace más que decir que 'no se puede vivir de la historia'. Lo dijo, incluso, frente al ministro Wert esta semana cuando les entregó la medalla de la Real Orden del Mérito Deportivo. ¿Tanto miedo tiene al futuro?

No, miedo no. Pero nosotros no vamos a perder lo que nos ha permitido llegar hasta aquí. No somos un grupo perfecto, no podemos engañarnos. Cada jugadora tiene sus cosas, sus manías..., pero eso no impide que haya buen feeling y que cualquiera de ellas sepa que no podemos perder la humildad que nos ha permitido llegar hasta aquí.

Hay quien dice que 'el éxito nos hace peores personas'. ¿Le asusta esa posibilidad?

No, son frases que no veo yo del todo y que tampoco me parecen fáciles de aplicar a la vida. El éxito hay que saber administrarlo. Además, es el propio el éxito el que te recuerda que para seguir ahí debes continuar peleando. La pelea no se acaba nunca, y quizá sea lo que más admiro de mis jugadores. Han conseguido cosas, pero no han perdido esa 'mirada del tigre' que se decía en la película de Rocky...

¿Cómo es la 'mirada del tigre' de una guerrera?

Por encima de todo, yo aprecio que sean chicas competitivas y que se crezcan ante los rivales más fuertes. En vez de decir que no pueden hacerlo, te convencen de que van a intentarlo. Por eso no sé si somos los mejores o los peores, pero sí sé que siempre seremos un equipo difícil.

Entonces ha logrado que su equipo sea un ejemplo para toda la vida. Al parecer, nunca se da por vencido.

Bueno, yo estoy hablando en el sentido deportivo, mi experiencia con las jugadoras no va más allá de la convivencia que generan las concentraciones, las emociones de la victoria o la derrota, las exigencias que provocan las competiciones.... Luego, hay mucha más vida que todo eso: yo soy el entrenador y ellas son las jugadoras y siempre he preferido conservar las distancias. Será bueno para ellas y será bueno para mí.

Pero no debería olvidar que en la pista todo su éxito depende de sus jugadoras. Hay cosas que sólo ellas pueden hacer por usted.

Hombre, si se quiere ver así..., pero yo sé que ellas son inteligentes y admiten que yo sea el que marque la pauta y el que tome las decisiones...

¿Las guerreras admiten a un hombre dictatorial?

No lo sé, lo primero porque no creo que mi perfil sea ése. Yo siempre les escucho, les planteo las situaciones y creo que entre nosotros hay un buen feeling. No se trata de que por el hecho de que yo deba tomar la última decisión siempre se tenga que hacer lo que yo digo. De hecho, hay veces en las que si están cansadas, si prefieren cambiar la hora del entrenamiento, incluso, si me piden la tarde libre para salir con sus parejas..., si se puede se hace, claro. Intento ser ecuánime. No voy de superjefe. Nadie me verá nunca presumir de mi cargo.

Pero alguna bronca habrá echado, alguna vez se habrá enfadado con ellas, ¿o tampoco?

Bueno, intento tener mano izquierda...

¿Y no le cuesta?

No, la mayoría de las veces no, porque mis jugadoras no son mis hijas. Por lo tanto, yo no tengo que presionarlas para hacer los deberes como, a lo mejor, puede pasar con mis hijos... Pero con ellas no, de ninguna manera, ellas son deportistas de elite.

¿Nunca riñó con ninguna de ellas?

Es verdad que alguna vez a alguna jugadora se le ha escapado algo, pero sé que no ha sido con mala fe. Creo que las conozco demasiado bien. Llevo desde 2007 de seleccionador y hay muchas de estas muchachas a las que hice debutar o he visto como han pasado de niñas a mujeres. Alguna, incluso, ha sido madre en todo este tiempo...

¿Ser padre de familia le ayuda a comprender mejor a sus jugadoras? Usted, además, es profesor de Educación Física...

Sí, pero no tiene nada que ver. La educación es más complicada, porque es de largo recorrido. Es más difícil ser un buen padre, porque no viene escrito en ningún libro. Sin embargo, entrenar es distinto. Es algo que sí está en los libros y sólo tienes que escoger la manera que más se adapte a tu forma de ser... Por lo tanto, es totalmente diferente, no tiene nada que ver.

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