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Las lecciones sin aprender del Real Madrid en Dortmund

JORGE YUSTA

El Real Madrid ha marcado con una 'X' el Westfalenstadion como uno de los campos a evitar de ahora en adelante. El ahora Signal Iduna Park se ha unido, por méritos propios, a los estadios malditos para el conjunto blanco, como en su día lo fueron San Siro o Gerland. Las tres últimas visitas de los madridistas a territorio del Borussia Dortmund se ha saldado con derrotas sin paliativos. La de anoche, a punto estuvo de costarle la eliminación en los cuartos de Champions y, pese al pase a semifinales, dejó graves secuelas en el vestuario blanco.

Jürgen Klopp les ha ganado la partida a los dos entrenadores que ha tenido el Real Madrid en estas dos temporadas, José Mourinho, y Carlo Ancelotti. El corazón y la entrega que sabido imprimir a su equipo en los partidos ante su público se ha unido a la lección táctica que ha demostrado. Anoche, el alemán logró convertir a un equipo plagado de bajas y con el lastre del 3-0 del Bernabéu en una escuadra llena de coraje. Además, logró romper al Madrid por el centro. Dejó a Xabi Alonso, Illarramendi y Modric retratados. Con un Reus majestuoso, logró penetrar entre las líneas madridistas para poner contra las cuerdas a los de Ancelotti hasta el pitido final.

No hubo ninguna lección aprendida del 4-1 de la temporada pasada en la vuelta de las semifinales, ni ahí del 2-1 de la fase de grupos. La única diferencia es que anoche al Dortmund no le dio el tiempo para terminar de rematar la faena, como le pasó al Real Madrid del año pasado. El 2-0 fue, sin duda, el peor partido blanco de la temporada y revivió los fantasmas alemanes que parecían haber sido enterrados en el reciente 1-6 de Gelsenkirchen.

Los de Ancelotti hicieron aguas prácticamente en todas las líneas, salvación a Carvajal y las intervenciones de Casillas en la segunda parte. Los interrogantes vuelven a abrirse en el equipo cuando encara el tramo decisivo de la campaña. Para empezar, la importancia capital de Cristiano Ronaldo. L'Équipe directamente no le da ninguna opción sin el concurso del portugués, que ayer se encontró como un león enjaulado en el banquillo. Y es que sin él, el Real Madrid perdió su mejor arma, su pegada. De sus cuatro remates a puerta, no logró transformar ninguno. Incluído el penalti marrado por el resbaladizo Di María. Hacía 34 partidos que no se quedaba sin marcar el Real Madrid, que sigue siendo el equipo más goleador de la Champions con 32 tantos. Ni Benzema ni Bale supieron asumir ese rol y tampoco ayudaron al equipo a contener al Borussia.

La apuesta del trivote en el centro del campo le salió mal a Ancelotti y casi sentenció a Illarramendi, que remató su horrenda noche con el pase erróneo a Reus en el segundo gol del Borussia. Xabi Alonso también demostró que pasa por un mal momento y Modric no dio para tanto galgo alemán. Por detrás, Ramos tuvo que lidiar como pudo con Lewandowski y Pepe se vio absorbido por Reus. La reacción, con la entrada de Isco y Casemiro, sirivó para que la tortura cesara. Pero nada más. De fútbol, garra y agresividad no dio muestras el Real Madrid en los 90 minutos.

Las estadísticas, precisamente, constataron que un partido no solo se puede medir en números. El Real Madrid corrió más que en ningún otro partido de Champions. Hasta 114 kilómetros hicieron los blancos, solo diez menos que los del Borussia. La percepción fue otra, que solo corrían y tocaban los jugadores amarillos. Pasividad por parte de los blancos. La posesión también fue pareja: 53,3% por parte del Borussia frente a un 46,7% del Real Madrid. Pero la intención fue bien distinta. Los de Klopp movían el balón siempre con intención mientras los madridistas lo usaban como arma arrojadiza.

Tampoco distaron mucho los balones perdidos de cada uno. El Madrid falló 109 balones por 106 de los alemanes. Y el 2-0 tampoco reflejó una superioridad manifiesta del Borussia en cuanto tiros a puerta. Tiraron 5 a veces a Casillas por 4 del Madrid. Sí avallasó el Borussia a la defensa madridista a la hora de colocar centros a la zona de peligro. Ahí vino el peligro y el acoso de los hombres de Klopp, que colocaron 19 centros dentro del área madridista por solo 6 en el campo contrario. 

Anoche el Real Madrid puso un gran lunar a la temporada que estaba cuajando en la Champions, en la que tan solo había cedido el empate a la visita a la Juventus. El objetivo de alcanzar las semifinales está cumplido pero la imagen quedó dañada. El viernes conocerá a su rival en las semifinales. Un ogro a todas luces. De momento es seguro el Chelsea y encaminado está el Bayern. Del Atlético-Barcelona cualquiera es temible y a ninguno ha ganado en sus choques ligueros. Ancelotti tiene en sus manos lograr un Real Madrid que se haga merecedor del trofeo que tanto ansía, la Décima. No será porque no está avisado.

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