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Ley Bosman: amor u odio eterno
al fútbol moderno

Este jueves se cumplen 21 años de la sentencia Bosman que declaró ilegales los cupos de extranjeros de jugadores pertenecientes a estados miembros de la Unión Europea.

Bosman, delante de las camisetas de los ganadores del FIFA-FIFPro World XI de 2014.

El fútbol de ahora tiene sus raíces en Jean-Marc Bosman. El deporte como negocio, los futbolistas multimillonarios y el balompié entroncado con la política y el poder llegaron de la mano de la sentencia deportiva más importante hasta la fecha: la ‘ley Bosman’. El 15 de diciembre de 1995 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea declaró ilegales las indemnizaciones por traspaso al finalizar un contrato y los cupos de extranjeros de jugadores de la Unión Europea.

El modesto centrocampista belga demandó el 8 de agosto de 1990 a su club, el RFC Lieja. Terminaba contrato con el equipo, que propuso renovarlo reduciendo su sueldo en un 75% y un drástico recorte de primas. Quiso fichar por el Dunkerque, de la segunda división francesa, pero le pidieron 600.000 euros por dejarle marchar, una cantidad prohibitiva para pagar por un jugador de nivel bajo. Esa fue la decisión que llevó a Bosman a iniciar una batalla legal de cinco años de duración, que finalizó con su victoria para asegurar el derecho de los futbolistas a convertirse en agentes libres al final de sus contratos.

Asimismo, desde que se dictó la sentencia, todo deportista de un país miembro de la UE tendría libertad para ejercer su profesión en cualquier Estado integrante sin ningún tipo de restricción.

Aquí cobró protagonismo la figura de un abogado que estaba haciendo prácticas en un bufete. Su nombre, Jean-Louis Dupont, que se atrevió a guiar a Bosman a desafiar a los poderes fácticos del fútbol.

Bosman, no obstante, fue víctima y verdugo del ‘establishment’. Nunca llegó a obtener ventaja de su cruzada contra el fútbol tradicional. Los clubes le rechazaron y sólo pudo jugar de manera testimonial en equipos de categorías inferiores de Francia o Bélgica, e incluso en la isla francesa de La Reunión. “En el momento en que atacas a la FIFA y a la UEFA, es obvio que tu carrera queda perjudicada, se acaba”, indicó el jugador en una entrevista al sindicato internacional de futbolistas FIFPro. Cuando comenzó el caso tenía 26 años. Los 400.000 euros que recibió de indemnización no fueron suficientes para una carrera que quedó truncada, pero su sacrificio abrió las puertas a miles de futbolistas que se aprovechan de esta ley.

Bosman fue víctima y verdugo del 'establishment'. Nunca llegó a obtener ventaja de su cruzada contra el fútbol tradicional

Los cambios derivados de esta sentencia se fueron incorporando paulatinamente, no tuvo un efecto inmediato de saturación en las plantillas de los equipos. La última final de la Liga de Campeones antes de la ley se produjo en mayo de 1995 entre el Ajax de Ámsterdam y el Milán, con resultado de uno a cero para los chicos de Louis Van Gaal, cuya media de edad era de 23 años. Por parte holandesa, sólo Litmanen (finlandés), Finidi y Kanu (nigerianos), disputaron el encuentro, mientras que en los italianos el único jugador de fuera de sus fronteras fue el croata Zvonimir Boban.

No cambió mucho tampoco en las finales de 1996 (la sentencia se dictaminó en pleno mercado de invierno de la temporada 95-96 y apenas pudo tener incidencia) y 1997, pero sí fue evidente en la que enfrentó en 1998 al Real Madrid y a la Juventus de Turín. En los blancos, que llevaban 32 años sin ganar una Copa de Europa, jugaron hasta 8 futbolistas nacidos fuera de España. El gol de Mijatovic supuso el renacer de los merengues en la máxima competición continental.

Los futbolistas cada vez emigran más jóvenes

Jean Marc Bosman, el hombre que eliminó las fronteras en el fútbol comunitario.

Con el devenir de los años, los clubes europeos fueron incorporando un gran número de futbolistas de la Unión Europea, si bien muchos de ellos ni siquiera mejoraban el nivel de jugadores nacionales a los que cerraron puertas. Aunque con el tiempo se compensó a los clubes con los llamados ‘derechos de formación’, esas cantidades no son disuasorias para que los equipos más grandes devoren a los pequeños fichando a sus mejores jugadores. Los deportistas emigran a otros clubes desde muy jóvenes, beneficiando siempre a los más ricos. Difícilmente se puede ver ya un caso como aquél Ajax de Van Gaal que disputó dos finales de Liga de Campeones seguidas con una generación de brillantes jugadores noveles.

El fútbol ha cambiado tanto que se hace muy complicado ver futuros campeones de Europa como los antiguos Estrella Roja, Steaua de Bucarest, Feyenoord o Celtic de Glasgow

Desde que se instauró la ‘ley Bosman’, todos los clubes que han ganado la Champions League pertenecen a una de las cuatro ligas más importantes de Europa: España, Inglaterra, Alemania e Italia. La única excepción que salva esta regla es el Oporto de Mourinho que conquistó la Copa de Europa en el año 2004. El fútbol ha cambiado tanto que se hace muy complicado ver futuros campeones como los antiguos Estrella Roja, Steaua de Bucarest, Feyenoord o Celtic de Glasgow, por poner algunos ejemplos. Otros, como el Nottingham Forest, que ganó dos Copas de Europa de la mano del mítico Brian Clough, deambulan por la Championship (segunda división de Inglaterra) con más pena que gloria.

Impacto beneficioso en España en clubes y selección

Fue la primera señal de la globalización en el mundo. El impacto que tuvo en España es beneficioso a la larga, si tenemos en cuenta que la selección nacional ha ganado de manera consecutiva dos Eurocopas y un Mundial, con un importante cambio de estilo, y que a nivel de clubes, Real Madrid y Barcelona han conquistado nueve Champions League (cinco el Real Madrid y cuatro el FC Barcelona). En la Europa League, hasta 2009 conocida como Copa de la UEFA, los resultados también han sido brillantes, con ocho títulos ganados por equipos españoles (cinco el Sevilla, dos el Atlético de Madrid y una el Valencia). Por el contrario, el dinero mal gastado y los ánimos de lucro de algunos personajes, llevaron a la ruina a muchos equipos, con un alto endeudamiento o incluso a la desaparición.

Los jugadores españoles celebran el título de campeón del mundo en Sudáfrica 2010.

Los jugadores españoles celebran el título de campeón del mundo en Sudáfrica 2010.

Otro caso que puede afectar al fútbol en este siglo XXI es la salida de la Unión Europea de Reino Unido, que pierde la legislación vigente respecto a la libre circulación de deportistas y hace que los habitantes de países pertenecientes a la Unión necesiten un permiso de trabajo en este país. Esto afectará al coste de los fichajes, que será mayor al haber menos jugadores que cumplan esos requisitos. El brexit puede conllevar que baje el nivel en la Premier League, con jugadores de menos calidad (principalmente en equipos con presupuestos menores), lo que supone que baje el valor de la Liga inglesa como marca y que su fútbol se vuelva menos atractivo, retornando el fantasma del juego de pelotazos y desprendiéndose de la influencia mediterránea.

A la ‘ley Bosman’ se le unió también la llegada de los prominentes ingresos procedentes de los derechos televisivos, los beneficios por derechos de imagen de jugadores que en algunos casos son tratados como mercancías y la llegada de magnates del petróleo, jeques y multimillonarios de cualquier parte del mundo que logran que se pierda la identidad del aficionado con sus clubes. En las alineaciones actuales, poniendo como ejemplo la Liga española, apenas hay jugadores nacidos en nuestro país, salvo excepciones claras como el Athletic de Bilbao o equipos con bajo presupuesto. El fútbol negocio hace tiempo que se apoderó del romanticismo de este deporte para vestirlo de espectáculo. El fútbol ya no es lo que era.

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