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El Madrid cierra la gira perfecta

El equipo de Mourinho ha ganado los siete partidos reforzando sus virtudes y la figura de un gran Benzema

GONZALO CABEZA

Mourinho ve en todos los duelos, por insignificantes que sean, la necesidad de probar el estatus del Real Madrid. En eso los blancos han cumplido de sobra en la pretemporada. 'Hemos mantenido alto el nombre del Real Madrid', dijo ayer, una vez más, el técnico luso. Siete partidos y siete victorias, la mayoría con resultados holgados y buenas maneras.

Por no engañar también dijo que el rival de ayer, el Tianjin al que endosó un 0-6, era el más flojo de cuantos había visto en China. A decir verdad el resto de equipos con los que se han cruzado Galaxy, Chivas, Philadelphia, Hertha, Leicester y Guangzhou tampoco suponían un esfuerzo real para un equipo metido en el saco de los mejores del mundo.

Los blancos acaban los bolos en Asia con una goleada ante un flojo rival

Pero, una vez asumido eso, el Madrid tiene motivos para estar satisfecho, ha sido muy superior a sus rivales y el nivel mostrado ha sido alto. La velocidad y la pegada, que ya definían a los blancos el año pasado, siguen siendo las señas de identidad del equipo.

Es entendible que el Madrid se vertebre en torno a esos dos conceptos. Por un lado porque es lo que siempre busca Mourinho y por otro porque la plantilla exige jugar de esa manera. Con Cristiano, Di María, Marcelo o Coentrao sería un desperdicio jugar con dos marchas menos. Además, los galgos tienen lanzadores para fundir en velocidad. Özil y Xabi Alonso, cada uno en su terreno, saben encontrar espacios y aprovechar a sus compañeros.

La principal diferencia con el año pasado la marca Benzema. El francés ya estaba en la plantilla, pero no es el mismo. Está fino y rápido, ha sintonizado con la idea de juego. Ahora sonríe, demostrando que su melancolía no era parte de su personalidad sino de las circunstancias. Dice que se encuentra muy a gusto y que Cristiano se ha convertido en su aliado. Las cifras cantan. Ha marcado ocho goles, ha dado asistencias y ha tenido muchas ocasiones más. Junto a él, Cristiano, que en su caso es lo de siempre. Su compromiso es máximo y sigue siendo un ciclón. Todo lo contrario le pasa a Kaká. Es la misma historia del año pasado, está lento, no se adapta a un equipo que le exige un físico que no tiene. Esta vez ha descansado en el verano y ha hecho la pretemporada completa. Las excusas se le agotan.

Falta por probar la defensa. Mourinho ha movido el banquillo, han jugado todos, pero no se han topado con un ataque que les exigiese. En la Supercopa contra el Barça tendrán que demostrar si están a la altura que ha demostrado su ataque.

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