Las sensaciones se disipan cuando el árbitro pita el final. El Madrid había sufrido en Mallorca, no fue un buen partido, pero los tres puntos viajaban a la capital. Ganar fuera de casa se ha convertido en rutina para los de Mourinho. Los blancos han ganado los últimos 11 encuentros como visitantes entre todas las competiciones y es la primera vez que logran ese hito en sus 110 años de historia. Suman 25 de los 30 puntos posibles en Liga lejos del Bernabéu.

Con cinco puntos sobre el Barça, el campeonato suena a música celestial para Mou-rinho. Es, según el técnico, la gran ambición y está haciendo todo lo posible para llevársela. Sólo hay que mirar la cuenta goleadora de los blancos para constatar lo mortífero de su ataque, el principal motivo del dominio del Madrid. En los 18 primeros encuentros, los de Mou han marcado 63 goles, una cifra que muestra una media de 3,5 goles por encuentro jugado. Si la locomotora no baja el pistón, los blancos se irán a 133 goles, una cifra muy superior a los 108 que consiguió el Madrid de Toshack que aún es el mayor despliegue goleador de la historia. Ya es campeón de invierno, una consecución que indica que las cosas se están haciendo bien.

Pero no puede ser el campeonato regular la única ambición del Madrid. Su historia y la profundidad de plantilla obligan a los blancos a anhelar cualquier campeonato que disputen. En ese sentido, el miércoles tendrán una nueva batalla, diferente a la de la Liga, intensa como sólo los clásicos saben serlo. Mourinho, y por extensión el resto del club, ha intentado quitarle importancia a la Copa porque ya se ganó el año pasado. Será más difícil que el aficionado se conforme si no se gana al Barcelona. Para que eso no pase empezarán a preparar hoy el encuentro. Ya no se puede eludir el clásico. Quedan dos días.