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La magia de la Copa

Repasamos 10 de las grandes finales desde que el torneo del ko es en formato de ocho equipos. Diez historias que han quedado grabadas a fuego en la retina de los amantes del baloncesto.

La más buscada.

1983-1984: La primera gran sorpresa

Siempre se ha dicho que la Copa del Rey es el torneo de los imprevistos. Por su peculiar formato, la historia de este torneo está salpicada con grandes momentos para equipos, a priori, no llamados al estrellato. En esta temporada, primera de la Liga ACB con tal denominación, el campeonato del ko fue el vivo ejemplo de que algo estaba cambiando en nuestro baloncesto. El mítico CAI Zaragoza de los hermanos Arcega, ‘Indio’ Díaz y Kevin Magee puso patas arriba el Pabellón Municipal de Deportes de la capital maña al mandar a la lona a todo un FC Barcelona en una vibrante final. Pero no es sólo eso, sino que en semifinales, los cajistas noquearon ni más ni menos que a aquel histórico Joventut de los Jofresa, Margall, Villacampa, Andrés Jiménez y compañía. Dos equipazos que sucumbieron ante el poderío de los maños.

1987-1988: El triple de Solozábal

El foco mediático recaía una vez más en el duelo entre Fernando Martín y Audie Norris, pero emergió la figura de Nacho Solozábal. En un partido igualadísimo, con un Fernando Martín imperial en la zona y Sibilio y Epi acribillando a los blancos desde la antigua línea de 6,25, el duelo llegó a los instantes finales con dos puntos arriba para los merengues. En una estrategia arriesgada del técnico azulgrana, Aíto García Reneses, desechó la opción de ir al tiro libre y jugar de banda para un intento triple de ‘Chicho’. Pero un inesperado se coló en la fiesta. El base culé recibió a la bola en el último instante y, sin tiempo para pensarlo, se jugó un lanzamiento de tres, que entró y dio el título a los de la Ciudad Condal. Fue la noche de Solozábal y del barcelonismo.

La Copa tiene magia.

La Copa tiene magia.

1988-1989: El único trago del genio de Sibenik

La venganza no tardó en llegar para las huestes blancas en una reedición de la final entre los dos grandes de nuestro baloncesto. Drazen Petrovic fue el gran fichaje de aquella temporada. La estrella de la Cibona recaló en la capital de España para dejar su sello de estrella. En esa temporada conquistó la Recopa en una de las mejores finales que se recuerdan, ante el Snaidero Caserta. Antes, en A Coruña, el jugador croata ofreció una lección magistral, con 28 puntos, y una celebración llena de rabia ante el eterno rival que supuso su único título nacional antes de poner rumbo a la NBA.

1992: Una Copa colegial

El de 1963, ante el Real Madrid, había sido el único título para la fiel afición de Estudiantes. Toda una generación, que había mamado el baloncesto en el Ramiro, no había tenido la oportunidad de ver a su equipo alzando un trofeo. Pero un equipo mágico, formado por Winslow, Pinone, Herreros, Azofra, Orenga, Aísa y compañía, rompió la maldición e hizo felices a todos los colegiales. Granada fue el escenario y el Natwest Zaragoza la víctima.

1995: Nace un grande del baloncesto español

A punto estuvo de dar la campanada el año anterior en una gran final ante el Barça de Epi, pero el Taugrés había llegado para quedarse. De la mano de Manel Comas, el equipo liderado por Pablo Laso, Velimir Perasovic y Ramón Rivas, tenía entre ceja y ceja dar muchas alegrías a la afición de Vitoria. Y una de ellas llegó aquí, en esta final ante el Amway Zaragoza donde Perasovic sentenció con mucha sangre fría desde la línea del tiro libre. Fue el primer gran título en la historia de los baskonistas, pero como predijo su entrenador no iba a ser el último.

1996: Un héroe llamado ‘Chichi’ Creus

Ahora defiende los colores del que por aquel entonces fue su rival. Joan Creus era el base de un sorprendente TDK Manresa que se plantó en la final ante el todopoderoso Barça. Muy pocos daban un duro por los manresanos, más aún cuando los azulgrana fueron dominando durante todo el encuentro. Pero emergió la figura de Creus, que comandó a su equipo hacia la remontada y conducir el partido hasta la prórroga. Ahí, un triple mágico del base, puso patas arriba la Copa y otorgó el triunfo a los pupilos de Salva Maldonado.

2001: La explosión de un tal Pau Gasol

Apuntaba grandes maneras, pero tan sólo era un chico de 20 años que, eso sí, ya jugaba en el Barça. Aquella edición de Copa tuvo un claro protagonista: Pau Gasol. El de Sant Boi dejó unos números y una actuación para el recuerdo. 25 puntos, 6 rebotes, 3 robos, 3 asistencias, 1 tapón y 39 de valoración. Nacía una estrella, que muy pronto pondría rumbo a la mejor liga del mundo para hacer historia y para colocar al baloncesto español en lo más alto. Aquella noche, el Real Madrid sufrió al mejor jugador que ha dado este deporte en nuestro país.

2004: La Penya muestra a su gran perla

El Joventut es probablemente el club, junto a Estudiantes, que mejor trabaja el baloncesto de cantera y que más talentos ha dado a nuestro baloncesto. Una de las muestras fue la de esta Copa disputada en Sevilla. Rudy Fernández comenzaba a hacerse hueco y esta cita fue el mejor escaparate para él. Los de Badalona conquistaron el título, y en gran parte gracias a este diamante en bruto que terminó de pulirse con una actuación memorable en todos sus encuentros. Nada más y nada menos que 20 de valoración de media para un muchacho de 18 años, que a partir de aquí se lanzaría imparable hacia el estrellato.

2005: Dictadura malagueña

Unicaja vivió los mejores momentos de su historia. De la mano de un imperial Jorge Garbajosa, el equipo andaluz inició en esta edición de la Copa, en Zaragoza, un dominio temporal dentro del baloncesto español. Copa, y la Liga ACB de la siguiente temporada, fueron claro ejemplo del trabajo bien hecho en la capital de la Costa del Sol. El actual presidente del baloncesto nacional estaba de dulce, no obstante fue el MVP de aquel torneo, y su buen hacer, junto al de Berni Rodríguez, Carlos Cabezas y compañía, llevaron una inmensa alegría a Málaga.

2014: El increíble Llull

Dos años antes, el Real Madrid de Pablo Laso había roto una sequía de 19 años sin adjudicarse el torneo del ko. Se gestaba un equipo de época, que ha seguido coleccionando títulos hasta el día de hoy. Pero centrándonos en esta edición copera en el Martín Carpena de Málaga, una jugada queda marcada, para bien o para mal, en la retina de los aficionados al baloncesto. El Barça vencía 76-75 a falta de 8 segundos. Sergio Rodríguez sube la bola, atrae hasta a tres jugadores azulgranas y dobla pase para que Llull, a seis metros de la canasta, anote un tiro definitivo que daba el título a los blancos. La figura del base de Mahón ha ido acrecentándose hasta convertirse en el gran referente del equipo blanco.

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