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¡Qué manía con defenderlos!

ANTONIO GALEANO

Sólo desde el miedo a los grupos ultras se podría entender ese afán de algunos dirigentes futboleros por intentar justificar lo injustificable. Si es así, que dejen paso a otros, no más valientes, sino más responsables.

La realidad, la que se aprecia de manera concreta, la que se observa sin ambigüedades, sin aditamento, nos muestra con nitidez lo que otros han querido difuminar. Los ultras del Vicente Calderón lo han dejado claro cuando la lupa de la UEFA más les vigilaba. Sin ningún pudor, desplegaron su pancarta homenaje al fallecido Heider. Sólo faltó que se les aplaudiera. No se ha escuchado a ningún dirigente rojiblanco hablar contra ellos. Sí señor, con toda libertad, como Pedro por su casa, se utiliza la plataforma del fútbol como escenario para quienes quieren gritar al mundo entero eso de 'sí, somos neonazis y racistas, ¿y qué?'.

Luego, a lo fácil, a cargar contra la UEFA y contra Platini. Cerezo no ve motivos para echar a nadie de su estadio. Pues nada, a seguir así. Su Atlético y el de Gil Marín, a lo suyo: a seguir propagando la campaña del pupas y del victimismo. Algún día ese paraguas va a ser demasiado endeble para aguantar el temporal. De momento, la ilusión de los atléticos del inicio de temporada se la ha llevado el viento.

El otro también se relaja en torno a estos asuntos menores. El mandatario blanco va incluso más allá. Ramón Calderón asegura que tiene que agradecer a los Ultra Sur sus 'muestras de ánimo y apoyo al equipo'. Es más, hasta nos recrimina a los periodistas y proclama sin pudor que los ultras son unos jóvenes a 'los que no hay que demonizar'. Que para malos, los que ocupan la tribuna, que son los que muestran su permanente rechazo a su gestión al frente del Madrid. La verdad es que estos sí que tienen que ser un coñazo.

Mientras tanto, el Madrid es incapaz de ganar a una Juve caricaturizada y más vecchia que nunca, y vuelve a dar muestras de que con este equipo, al que no han querido venir los Cazorla, Villa y compañía, difícilmente se va a conseguir algo en Europa. Como sea así, más de un demonio de verdad va a empezar a ver Calderón por los cielos del Bernabéu.

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