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Todo un máster en resultados

Con nueve goles, el Depor ha sumado 16 puntos en Riazor. Este domingo ganó al Málaga por 2-0

MARIO LEIS

Ni el propio Depor soñabaa escasas fechas terminar la primera vuelta enganchado en una lucha en la que debería sentirse un extraño. Sumando 15 puntos de los últimos 18 y con números que servirían para un máster en resultados, principalmente como local: marcando sólo nueve goles en Riazor ha sumado 16 puntos. Casi dos puntos por gol.

El Deportivo se exigió un comienzo intenso porque sabía que el partido se le iba a hacer largo y difícil de masticar en lo físico. Y en algunas fases se le hizo bola porque no lograba pese a la intensidad y las buenas intenciones y maneras coger al Málaga en un renuncio. Los escarceos de los jueves en la UEFA tienen a ciertos futbolistas al límite: Lopo, Filipe, Guardado Por esas pequeñas grietas el Málaga se subió, sólo un ratito, a un partido que desde el principio no había querido ni ver.

También es cierto que al Depor le cuesta mucho esfuerzo abrir los partidos. Si contase con ese plus de gol sería otra cosa. Mista brilla en el trabajo oscuro. Pelea sin miedo los balones arriba con los centrales, juega de espaldas esperando a sus compañeros y fija defensas. Pero luego falla en lo que se ve y, claro, la grada no le pasa una. Metido en una racha terrorífica (un gol en el primer partido de Liga) le falta la anticipación en el área, el medio segundo explosivo para ganar un cuerpo. Aún así, suyo fue el mejor remate de la primera parte. Lotina sólo lo aguantó una parte. Le cambió por otro con una racha de las duritas: Omar Bravo.

El Málaga, que enseñaba muy poca convicción ante la posibilidad de pintarle la cara al Depor y se había pasado media tarde sin atacar, se enteró en el descanso de que el rival andaba escasito de aire y se atrevió por fin ante Aranzubía. Eliseu, Albert Luque, Duda con una vaselina perfecta, de buen pelotero convirtieron al portero de los coruñeses en protagonista. Fuegos de artificio malaguistas porque sonaron las alarmas en el Deportivo, que recuperó el partido después de una fase frenética en la que se sacaron siete saques de esquina en cinco minutos.

El Depor apretó mucho más en los suyos. Primero Zé Castro cabeceó picadito a un sitio imposible para los porteros, pero Goitia se la sacó. En el último, Juan Rodríguez cabeceó la bola con potencia, se escuchó en todo el estadio, contra el larguero. Del intercambio de palos salió ganador el Deportivo, que metió más miedo con la entrada de Riki.

Fue en una acción a balón parado. Lafita le pegó desde fuera del área, esquinadito, tampoco muy duro. La bola llegaba medio mansa a Goitía y se la zampó. Trasladó a todo el que lo vio a París, 1984. La viva imagen de Arconada en la final de la Eurocopa de 1984. Ahí se apagó definitivamente el Málaga. Wellington tiró escandalosamente a Omar Bravo cinco minutos después y el mexicano suplicó a Riki el balón para, aunque fuese desde el punto de penalti, estrenarse en la Liga.

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