Público
Público

Ciclistas atropellados El miedo no desaparece tras 35 años montando en bicicleta

José Luis Martín, presidente del Club Chamartín, explica las penalidades de los ciclistas en la carretera, que a veces llegan a la muerte. En el 85% de los casos, el vehículo de motor tiene la culpa.

Un grupo de ciclistas del Club Ciclista Chamartín.

Alfredo Varona

En los últimos cinco años se han duplicado los accidentes de ciclistas. Y si las estadísticas del Centro de Estudios Ponle Freno de Seguridad Vial llevan razón, en el 85% de los casos, el vehículo de motor tiene la culpa. Un dato que no extraña a José Luis Martín, presidente del mítico Club Ciclista Chamartín que lleva desde 1925 fomentando este deporte "en los que la situación siempre ha sido más o menos así ", según José Luis, economista parcialmente jubilado de 63 años que suma más de 35 montando en bicicleta. "Si ahora ha subido el número de accidentes es porque hay más ciclistas y la deducción es lógica. A más ciclistas, más riesgo. Pero si retrocedo al pasado uno comprueba que casi siempre fue así. No hay el suficiente respeto al ciclista en la carretera. No existe esa cultura que podría impedir tantos accidentes".

El 70% de esos accidentes se producen en la ciudad, según la Dirección General de Tráfico (DGT). Pero, aunque se lleve la peor parte, tampoco sería lógico pensar que el ciclista siempre lleve razón. "Hay ciclistas en nuestro club que no respetan las normas de tráfico que no ceden el paso, que se saltan los semáforos o que realizan una conducción temeraria", explica José Luis. "Pero precisamente luchamos para tratar de educarlos de que sean rigurosos y en mi caso les recuerdo aquella vez en la que tuve un despiste que pudo ser mortal. Realicé una imprudencia y el conductor, que pasaba a mi lado, bajó la ventanilla y me advirtió que tuviese cuidado, porque en caso de choque yo llevaba las de perder. No me puedo olvidar de él. Aquel hombre tenía toda la razón".

Ser ciclista implica un factor de riesgo. Por eso hay compañías que ofrecen segutos de hasta por un día a los ciclistas. Sin embargo, la realidad es que nuestra normativa no exige al ciclista estar asegurado. "Su única obligación es respetar todas las normas de tráfico. Y, si circulamos por vías interurbanas, la de llevar casco. Y, si acaso, recordar que toda precaución es poca. De hecho, nosotros recomendamos y en algunos casos obligamos a que todos los que salgan con el club tengan un seguro de responsabilidad civil o de accidentes que puede ser a través de una licencia federativa, cuyo coste oscila entre 90 y 150 euros. De no ser así el ciclista que siga queriendo venir con nosotros debe presentarnos una copia de la póliza de un seguro que tenga una cobertura de al menos 300.000 euros de responsabilidad civil. Parece mucho, pero si ocurre algo en la carretera, en realidad, no es tanto".

"El fin último de un club es el de proteger al ciclista", añade José Luis Martín, que sólo ha tenido dos accidentes en la bicicleta que, en cualquier caso, dan una idea del riesgo con el que se juega. "Una, la primera, me rompí una clavícula volviendo de Miraflores a Soto del Real; pero la segunda, aquella pude no contarla nunca. Fue bajando el puerto de La Morcuera. Tomé una curva a más velocidad de la que debía. Mi bicicleta patinó y fui a dar con la cabeza frente al quitamiedos. Si no hubiese llevado casco, me hubiese matado. Pero aun así recuerdo que el impacto fue brutal. Tuvieron que evacuarme y llevarme en helicóptero hasta el hospital Gregorio Marañón".

En realidad, no se trata de dar miedo sino de identificar los riesgos de la bicicleta. "No debemos olvidarnos nunca", argumenta José Luis, que aun así mañana volverá a salir en bicicleta. "Porque no sé si esto es un hobby, una pasión o una necesidad. Pero, sea como sea, debemos convencer a los conductores de que nosotros somos un vehículo más y de que para rebasarnos tiene que haber metro y medio de distancia como mínimo entre el coche y la bicicleta. No se pueden pasar por alto nuestros derechos, porque están recogidos en las normas de tráfico: vulnerarlos es ponernos en peligro".

Endurecer las penas

Las carreteras, sin embargo, son más duras. "No sólo hay que recordarlo cuando se produce un accidente mortal como el del pasado fin de semana en Oliva (Valencia)", reivindica José Luis. "A los ciclistas se nos pita cuando vamos lentos en una subida en el carril del conductor, porque el arcén está impracticable. No sólo se nos pita. Hasta se nos acosa y se nos pone en situaciones de peligro. A veces por impaciencia y otras por ignorancia. Por eso hay una fotografía muy común en la carretera, la de ver a ciclistas que se paran a aplaudir a los conductores que nos respetan, porque eso no es lo normal".

Las estadísticas todavía pueden y deben mejorarse. De ahí la esperanza. El año 2016 arrojó 33 ciclistas fallecidos en bicicleta, que aún son demasiados. "Pero si nosotros mejoramos y salimos a montar en pelotones de 10 o 20 ciclistas, lo que nos da más visibilidad, y los conductores ponen de su parte ésas estadísticas tienen que mejorar". Mientras tanto, el presidente del mítico Club Ciclista Chamartín pide endurecer penas. "Las leyes son blandas con los castigos. A la conductora, que ha dado positivo este fin de semana en Oliva por atropellar a seis ciclistas, de los que dos han muerto, le puede caer una pena de cuatro años por homicidio imprudente. Presuntamente, incluso, podría cumplir sólo dos años en prisión. No veo lógica entre el castigo y el daño".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?