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Mou, a la caza de la siguiente excusa

El luso preguntó qué decían las radios del gol anulado

MARIO LEIS

El Real Madrid es un chicle. Hace un sábado se fue a cenar después de ganar al Levante a dos puntos del Barcelona, achuchando, metiendo presión. Anoche, sólo una semana después, se vuelve a Madrid con siete puntos de distancia con el líder. Lejos del Bernabéu se ha dejado en menos de un mes los tres puntos de Pamplona y dos en Riazor. Demasiado para jugarse la Liga en uno de los estadios que más odia y más le hace sufrir de toda la Liga.

En los últimos 20 años sólo ha sido capaz de ganar en una ocasión en el estadio de Riazor. La temporada pasada, la del tacón de Guti y los goles de Benzemá. Mourinho ha demostrado que le gusta muy poco tocar el equipo y si lo hace ahora es por la concatenación de partidos de las próximas fechas. En Riazor prescindió de la velocidad de Di María dándole a Kaká quizás su última oportunidad para resucitar. El brasileño no abandonó su tono gris oscuro de las recientes apariciones. A la hora de partido Mou dijo basta y excluyó a Kaká por Di María. También devolvió a Marcelo al equipo, descansando esta vez el comodín Arbeloa.

El que no se detiene ni oxigena ni por él ni por el técnico es Cristiano. Tocado del tobillo, se trató y se retiró un vendaje en el mismo calentamiento, el portugués completó todo el partido y firma un pleno en la Liga. Por ejemplo a Messi, que ha jugado 22 de los 25, le saca más de 300 minutos. En el pique goleador entre ambos, ayer le tocó avanzar al del Barcelona, que hizo el primero de su equipo y acumula 26.

Cristiano estuvo muy cerca de aumentar sus 24 goles

Cristiano estuvo muy cerca de aumentar sus 24 goles. Fue el que más remató y le anularon un gol por un claro fuera de juego. Minutos antes de esa jugada se habían iniciado las hostilidades -durarían todo el encuentro- entre Mourinho y el cuarto árbitro, un tipo con carácter que aguantó los envites del portugués y que le dijo quíteme la manita del hombro. El portugués parece obsesionado y se desquicia con los arbitrajes.

En la acción del gol anulado a Cristiano se fue hasta uno de los empleados de prensa del Real Madrid, que situado plácidamente junto al banquillo escuchando la radio con sus auriculares se llevó un buen susto cuando irrumpió Mou en su espacio para preguntarle qué decían en la radio sobre el fuera juego después de verlo en la televisión. La batalla acabó con una víctima colateral, el también caliente entrenador de porteros del equipo blanco Silvinho Louro que fue expulsado en el tramo final del partido.

El Deportivo sobreexcitado había metido al Madrid en un partido de batalla, de ida y vuelta, pero sin ceder un milímetro. El equipo de Lotina recibió con los brazos abiertos al mexicano Guardado, que se ha pasado casi toda la temporada en blanco, y anoche reaparecía. El guey lo calificaba casi como un debut. Con su zurda cosió las mejores jugadas del Depor, hasta la que le aguantó el fuelle. Eso sí, al equipo coruñés no se le apunta ningún remate a portería ni a Casillas se le recuerda intervención alguna.

El Madrid supo que se jugaba la Liga en los últimos 15 minutos. Con todo en el campo Adebayor, Cristiano, Benzemá, Ozil y Di María fue a por el partido. Los postes y Aranzubía, que donde más puntos suma es en lo suyo, parando, evitaron la derrota.

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