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Nadal saca la bestia que lleva dentro

Un arrebato contra el juez de silla espoleó al mallorquín

 

GONZALO CABEZA

En ocasiones, Nadal sigue sorprendiendo. No por su juego, pues hace tiempo que la excelencia en él se convirtió en norma, sino por su fortaleza mental. Ayer se encontraba sacando en el primer set con 5-6 en contra y un 15-15 que auguraba nubarrones cuando Berdych clavó una bola en la línea de fondo. Bernardes, el juez de silla, la cantó mala. La repetición mostró que el tiro del checo era correcto. La norma exigía que se repitiera todo (cuando el juez se equivoca hay que repetir ya que el checo no había ganado el punto sino que éste continuaba). El árbitro brasileño, sin embargo, decidió concedérselo a Berdych y poner así al español con un incómodo 15-30 en contra.

Rafa Nadal respondió con rabia. 'Me estás diciendo una locura, es una barbaridad', reivindicaba el número 1 que incluso amagó con sentarse en el banco y dejar de jugar. Aunque no sea habitual en Nadal una rabieta de este estilo, sí que es normal en el circuito ver enfados de ese calibre. Eso tampoco extraña.

Lo realmente sorprendente llegó después. Nadal consiguió pasar de ser un jugador desencajado a un libro de tenis en escasos segundos. Después de aquel suceso el balear ganó primero ese juego, luego el tie break y, finalmente, el segundo set por un contundente 6-1. Cualquier otro jugador hubiese pasado el resto del encuentro pensando en aquella jugada que pudo ser y no fue.

Nadal no se detuvo a valorar lo ocurrido. En los primeros puntos después de la polémica mostró un poco más de rabia en la celebración. Nada más, un par de gestos y a lo suyo, que es jugar al tenis a nivel estelar.

Porque, más allá de su insólita manera de pasar del enfado a la calma, Nadal demostró que está en Londres para ganar. Ayer lo hizo controlando el partido con cabeza. Cada palo de Berdych, un tremendo pegador, era respondido con astucia, bolas casi rasas, ángulos imposibles o saques a la línea. El checo, jugando a gran nivel, no tenía argumentos para seguir a la fiera de Manacor que siempre ve diáfano el camino. Tres victorias y en semifinales. El último gran reto se salta en sólo dos pasos más.

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