Público
Público

¿Por qué nadie contrata a Luis Aragonés?

En un mundo como el fútbol, en el que se tira tanto dinero, ya no hay lugar para el hombre, que cambió el signo perdedor de la selección española y que va camino de su cuarta temporada sin equipo

ALFREDO VARONA

A veces, cómplice y otras cruel, casi nunca hubo término medio en la personalidad de Luis Aragonés (Madrid, 1938), el hombre que enseñó el camino de la victoria a la selección española en la Eurocopa 2008. Pero, desde entonces, ya nadie se arriesga a contratarle. Su nombre forma parte de la ruleta cada vez que se cesa a un entrenador. La última vez sonó para sustituir a Pellegrino en el Valencia. Antes lo hizo para Sevilla, Mallorca, Real Sociedad, Atlético, por delante de Simeone, e incluso para las selecciones de México o Portugal. Sin embargo, la realidad es que, desde que dejó el Fenerbhçe turco en 2009, Luis va camino de su cuarto año sin entrenar. Un dato que a José Armando Ufarte, que fue su ayudante en la inolvidable Eurocopa de Austria, se le antoja extraño. 'No tiene razón de ser. Luis debería estar entrenando al equipo que quisiese', argumenta. 'Pero en estos tiempos es más importante el peloteo que el valor'.

Es la única explicación que se le ocurre a Ufarte, que lucha contra el desconocimiento. Porque, en realidad, no se sabe lo que pasa ahora con Luis. Otras veces sí se supo. Como en el año 81, cuando renunció al Betis en pretemporada por una depresión, o al Atlético en el 86 por el mismo motivo. La diferencia es que entonces se supo por qué y el famoso doctor Ibáñez hablaba de su ciclotimia, de sus alteraciones periódicas del humor. 'Las depresiones que sufre Luis son interiores y no provocadas por el ambiente'.

Pero ahora, abandonados aquellos años, en los que la leyenda dice que llegó a dejarse en el casino Gran Madrid cinco millones de pesetas, es diferente. Luis ha cumplido 74 años, pero no se siente viejo. Y lo razona, porque 'la vejez se lleva en la cara, no en el alma'. Y, aunque esta situación sea excepcional en su vida, desde que se hizo entrenador en 1974, Aragonés no se da por retirado oficialmente. Pero Ufarte, que fue compañero de Luis en el Atlético de los sesenta, recuerda que el tiempo ya pasa muy rápido. Sobre todo, a determinadas edades.

Ufarte: 'Los años son los que son, pero yo no veo mal a Luis'

'Los años son los que son, pero yo no veo mal a Luis. Es más, como somos vecinos en Alcobendas, me lo encuentro casi todos los días, aunque lo que no se me ha ocurrido preguntarle es: ‘bueno, Luis, ¿y tú cuándo vas a entrenar?', señala Ufarte. 'No se me ha ocurrido preguntárselo, porque es una cosa personal de cada uno. Pero también puedo hablar de mí caso que no sé si tendrá algún paralelismo con el suyo. Yo he estado diez años en la Federación, en los que gané la Copa de Europa en casi todas las categorías. Creo que es un bagaje. Y, sin embargo, desde que salimos en 2008, no he tenido nada interesante y puedo preguntarme por qué. ¿Acaso no fue maravilloso lo que hicimos con la selección en la Eurocopa de Austria? Pero la realidad ahora es la que es. Yo no he vuelto a tener equipo'.

Luis Aragonés sí lo tuvo. Pasó unos meses por el Fenerbahçe turco, donde aguantó unos meses. Pero desde entonces no ha tenido nada. Si se trata de buscar razones, hay que pensar que no es un entrenador barato. Su último salario en Estambul estaba en los tres millones de euros anuales. Quizá otro motivo es que la profesión ya no acepta con tanta facilidad a gentes de su perfil, a entrenadores que están por encima de los futbolistas.

En ese sentido, durante los últimos años, Aragonés no ha hecho más que defender la manera de ser de Mourinho en sus seleccionadas apariciones públicas. 'Ha demostrado que para que un equipo funcione debe mandar el entrenador. Mou lleva diez años y ha ganado en todos los sitios', explica Luis, que también tiene fama de hombre difícil. De hecho, fue el hombre que sacó a Raúl de la selección en una época muy tensa y que hoy todavía conserva un clarísimo recuerdo de esa etapa. 'Cuando llegué a la selección había demasiados egos que erradicar', explica. 'Antes buscábamos la furia, ahora se busca tocar y ausentar los egos'.

En realidad, su herencia con la selección ('se me puso todo en contra menos un equipo maravilloso') fue extraordinaria. Vicente Del Bosque también pidió una estatua para Luis en el Museo de Cera de Madrid. Incluso, en la inactividad, la hinchada se emocionó al conocer, en la reciente película de la selección, el cariz y la letra de sus mensajes para motivar a los futbolistas.

En pleno vestuario, a Luis no le importaba recurrir a las palabrotas ('nos han metido hostias de todos los colores') ni autodenominarse como 'un mierda' o reconocer que, en sus tiempos de futbolista, se aprendía 'hasta el nombre de los linieres' y se dirigía a ellos por su nombre para fastidiarles.

El pasado domingo, Luis volvió a un banquillo en el ‘Partido x la ilusión', promovido por la Fundación Iker Casillas. Pero fue un día honorifico y en el Palacio de los Deportes, donde ni siquiera se respiraba el olor a hierba. Así que hay que descontar ese día del historial de un hombre que, a los 74 años, no va a cambiar. Aún tiene algo de antisistema, sigue pensando que 'un entrenador debe ir en chándal a los partidos' y que tarde o temprano volverá a respirar el aire puro del banquillo.

En realidad, ha sido así toda su vida. Luis siempre fue un nómada que llegó a dirigir al Barça antes de Cruyff y que también estuvo a punto de fichar por el Madrid de Mendoza. De aquellos días han pasado más de veinte años, pero si realmente ahora se va a buscar sustituto para Mourinho, ¿sonará el nombre de Luis Aragonés? Libre está, libre lleva ya casi cuatro años...

¿Te ha resultado interesante esta noticia?