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Los niños de Hierro no saben ganar

España sub 19 cae eliminada en la primera fase y este fracaso se suma al de las selecciones sub 21 y sub 17

PEPE GARCÍA-CARPINTERO

Hubo un tiempo en el que los niños españoles desarbolaban a cualquier rival futbolístico que se les ponía enfrente. Daba igual la generación y la competición que afrontaban, si eran americanos, africanos, asiáticos e, incluso, italianos... Siempre les vencían. Allá por donde pasaban los niños de la roja no crecía la hierba. Fueron la envidia del fútbol base durante décadas, aunque después caían en el abismo de la absoluta. Lo que los niños ganaban, lo perdían los mayores, casi siempre en cuartos.

Pero ahora estos jóvenes son todo lo contrario. Fue ganar España la Eurocopa en Viena y a los niños se les nubló la vista. Aunque también les favoreció la reestructuración acometida por Fernando Hierro en la Federación. Hierro volteó Las Rozas de arriba a abajo, y ahora los niños no llegan ni a cuartos y los mayores son la envidia con su tiqui-taca.

Este lunes, le tocó perder a la sub 19 (0-1), aunque antes López Caro ya había inmolado a la sub 21 al no pasar de la primera fase en el Europeo de la categoría. Francia impidió a los españoles acceder a las semifinales del Europeo. Mérida, Falqué, Rochela, Joselu... Los mismos jugadores que hace dos años ganaron al mismo combinado francés vieron cómo los galos les pasaban por encima. Milla, su seleccionador y otro de los hombres de Hierro, miraba. Sólo miraba.

El seleccionador se atrevió a sentar a De Gea, al que tanta alabanza le está aturdiendo, tras los fallos ante Serbia y Turquía. Miraba cómo Brahimi, un extremo veloz, rompía una y otra vez a Gaspar. Miraba cómo un tallo galo como Le Tallec ganaba siempre un salto a Rochela y Pulido. Milla miraba y veía a su equipo parado, sin ideas.

Sólo la magia de Mérida hacía que Joselu despertara de su letargo en la delantera e inventara, jugando de espalda, diagonales imposibles como si de un balonazo se hubiera reencarnado en Kiko. Pero Joselu estaba muy solo.

Milla recurrió a la desesperada. España acabó con tres delanteros y con un juego de balones largos, los que más les gustan a los franceses. Demasiado tarde. Demasiado previsible. Demasiado sonrojante, como la expulsión de Oriol, impropia de un jugador que aspira a ser un día internacional absoluto. En fin. ¿A qué selección le tocará ahora?

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