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"No me pesa que digan que soy el mejor del mundo"

Entrevista a Valero Rivera, seleccionador de balonmano. La derrota ante Suecia deja a España hoy sin margen de error contra Croacia

ALBERTO CABELLO

La adrenalina de la competición ha derrotado a la reflexión del conferenciante. En su vuelta al chándal, Valero Rivera suma en este Mundial dos victorias y la derrota ante Suecia. Hoy, ante Croacia (20:30), su propuesta no tiene más margen de error. Por eso, Valero aprovechó el día de ayer para la autoreflexión. 'Cuando aún dependes de ti mismo, no es bueno hurgar en la herida', defiende.

¿Por qué vuelve a entrenar?

Desde hace un año, ya sentía alguna añoranza. No experimentaba las mismas cosas cuando estaba dando conferencias y clinics. Veía un partido de balonmano y me ponía en la piel del entrenador que iba perdiendo y me preguntaba qué podría hacer yo. Se me había ido ese peso de la mochila.

¿Será una estancia larga en la selección?

Al menos hasta Londres 2012. Me hace mucha ilusión estar presente en unos Juegos.

Pero parece estar de moda el seleccionador express, tipo Aíto en baloncesto.

No soy partidario de ese tipo de propuestas. Me ocurrió algo parecido con López Ricondo en 2000 y descarté la idea. Cuando me propusieron el cargo, siempre en mis pensamientos estaba la idea de llegar a completar un ciclo olímpico y poder mantener mi residencia en Barcelona.

¿Ayuda que Juan Dios Román haya sido entrenador para hacer más transparente su relación?

Seguro. Es una persona que sabe perfectamente lo que se siente ahí abajo en la pista. A partir de este concepto, la relación navega por una claridad beneficiosa. Resulta muy fácil entenderse con Juan de Dios.

¿Sintió algo especial en el primer entrenamiento?

No, no fue en el entrenamiento. Fue unos días más tarde, en el primer amistoso en Algeciras ante Noruega. Admito que fue un momento muy especial para mí.

¿Ha cambiado mucho el balonmano en su ausencia?

No ha habido demasiados cambios. Además, yo he seguido ligado al balonmano a través de clinics y conferencias. En mis comienzos, sin embargo, sí que se innovaron algunas cosas. Yo me considero uno de los que aportaron cosas nuevas al balonmano. Quizá ahora hay una mayor utilización de la defensa 6-0 en detrimento del avanzado. Pero ahora estamos haciendo y entrenando las mismas cosas que hacíamos antes.

¿Esta selección es un reflejo del Barcelona que usted entrenó?

Está claro que el que entrenaba al Barcelona era yo. Un equipo es reflejo de la filosofía de un entrenador y yo tengo una forma de entender el balonmano que no ha variado. Mis equipos presentan unas defensas profundas, soy partidario de hacer los menos cambios posibles. Son ricos en conceptos de ataque.

Fue hacerse oficial su contratación y a España ya se le consideró más favorita.

Siempre he sido una persona que ha atraído para lo bueno y para lo malo. La idea primordial es ganar, es el primer mandamiento. A partir de ahí ya se verá que sucede. Hay que tener muchas cosas en cuenta. Y no hay que olvidar que partimos de una referencia, que es el último Mundial, en el que España fue séptima. Yo tengo otra referencia, el Mundial que dirigí en el 93. Fuimos quintos, el mejor puesto hasta que se logró el título. Pero vuelvo a repetir que el primer concepto que manejamos con este grupo es el del triunfo final.

¿La preparación ha sido la adecuada?

Hemos tenido muy pocos días. Había ya partidos asignados con mucho tiempo de antelación. Así que ha sido una planificación muy condensada que nos lleva a Croacia con sólo dos días de descanso. Vamos a esta competición con un equipo muy renovado y no nos ha dado mucho tiempo a preparar cosas. Hemos insistido sobre conceptos sobre los que los jugadores ya están familiarizados en sus equipos.

¿Con tan poco tiempo para inculcar sus métodos, se hacía imprescindible la presencia de un nexo como David Barrufet?

Es evidente. A David y a mí nos basta una mirada para saber lo que queremos. Entendí que, en esta mi primera toma de contacto con el grupo, su presencia podría ayudarme mucho.

Y no le tiene de adorno, le discute minutos a Hombrados.

Claro, que nadie se equivoque. Si Barrufet está en la selección, es porque aún sigue siendo un número uno. Hay que estarle muy agradecido por todo lo que ha hecho por este deporte. El balonmano está en deuda con él.

¿Aguantará Iker Romero todo el Mundial?

Iker está aquí porque ha querido estar. Es algo que quiero destacar. Además le valoro y le tengo mucho respeto como jugador. Yo le fiché para el Barcelona. Tiene mucho balonmano en su cabeza y esto es una virtud que no se le valora lo suficiente.

Su convocatoria ha liderado el cambio. ¿Hay calidad en el relevo?

Estoy contento con lo que tengo. Creo que hay buena materia prima para continuar en el buen camino.

¿Le pesa que le consideren el mejor entrenador del mundo?

Los adjetivos vienen dados por todo lo que se ha dicho y se ha publicado. No me pesa en absoluto, me ha sentado bien. He tenido la suerte de tener la ayuda de grandísimos jugadores. El tiempo ha demostrado que todo lo que se consiguió no fue nada fácil. Desde que yo me fui del Barcelona, no se ganan títulos con la asiduidad con la que nosotros lo hicimos.

¿Esa generación de Masip, Ortega o Garralda es irrepetible?

Yo creo que no. Es evidente que el listón lo pusieron muy muy alto. Pero, por ejemplo, ellos no tuvieron la suerte de ganar un Mundial. Lo importante es trabajar para que salgan jugadores como los que usted menciona. Ellos cambiaron el balonmano.

¿Tiene abiertas las puertas del Barcelona?

Nunca le podría cerrar las puertas a un club en el que entré a los 13 años y estuve hasta los 50. Además, nunca entrenaría a un club que se enfrente al Barcelona. Para poder cumplirlo, monté la empresa de asesoramiento. Cuando inicié esa aventura, lo primero que hice fue hablar con su presidente.

¿Cómo son sus relaciones con Laporta?

Excelentes, como las que he tenido con el resto.

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