Público
Público

Una noche plácida para el Sevilla

Un gol de Luis Fabiano acaba con un Osasuna sin burbujas

ALBERTO CABELLO

El cartel de cuatro victorias consecutivas con el que se presentó Osasuna en el Sánchez Pizjuán se quedó sin burbujas. El conjunto de Camacho resultó el rival ideal para un equipo para pocos jaleos como el Sevilla. Un bálsamo inesperado.

La noche se presentaba con bastante carga radiactiva. La clasificación para la final de la Copa del Rey tampoco había aliviado el asunto Jiménez. Al contrario, lo había avivado. La pésima imagen ante el Getafe tenía mosca al personal. De hecho, a la salida del equipo, la celebración tuvo sólo un invitado. La afición rindió pleitesía a Palop y olvidó al resto. No había ningún motivo para lo contrario. El portero vuelve a estar en un momento de forma excelso. Merece el premio de estar en el Mundial.

La cosa empezó fea. En realidad, igual que hace ya muchas jornadas en el estadio sevillista. Control total del centro del campo por parte del visitante. Zokora ha caído en picado. Desde su vuelta de la Copa de África cuenta con poco combustible en el depósito. Ha tomado querencia a arrimarse demasiado a los centrales y eso deja desierto el medio campo.

El otro mediocentro tampoco está en el sitio que se le supone. A Renato, el imán le empuja hacia el área. La conclusión de estas dos inercias es que el Sevilla casi siempre está en inferioridad en la zona creativa. Osasuna pudo haber hecho daño. Tenía la pelota, al Sevilla sin sitio, pero le faltó mayor afán ofensivo. Camuñas, Pandiani y los iraníes pasaron de largo por el Pizjuán.

El Sevilla espabiló. No abandonó el tono gris, pero se asoció algo más. Diego Capel fue el primero que despertó. Aprovechó las carreras por su banda para empujar al equipo hacia arriba. En una de esas arrancadas consiguió quitar la mirada del césped para contemplar el movimiento de Luis Fabiano. Un gran centro al que respondió el delantero brasileño con un cabezazo magistral. El extremo almeriense ha pegado un par de acelerones esta temporada en el intento de recuperar el nivel de hace año y medio. Amagó en la cita copera ante el Barcelona, aunque se volvió a frenar.

Sonó el despertador para Osasuna: el gol. Pero ni esas. Los rojillos siguieron con una modorra considerable. Por no necesitar, el Sevilla ni echó de menos el enésimo sobresaliente de Jesús Navas.

El segundo tiempo fue un calco. Nada de fútbol por parte de ninguno de los dos. Una pérdida de tiempo. El más beneficiado fue el Sevilla. La resaca fue mucho más liviana de lo esperado. También para Manolo Jiménez. Ha conseguido meter al equipo en una final y la sensación es que su renovación ni así cuenta con un apoyo mayoritario en la grada. ¿Lo lograría con un título?

¿Te ha resultado interesante esta noticia?