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Oliveira salva la cabeza de Víctor

Dos goles de Oliveira en los últimos cinco minutos posibilitaron el empate del Zaragoza ante el Espanyol.

JUAN CARLOS ESCOLANO

El partido comenzó bien para los propietarios del terreno, que en el minuto seis ya mandaban en el tanteador, pero la falta de concentración y el empuje del Espanyol hicieron el resto. 1-3 en apenas diez minutos desde que marcara Milito.

El Zaragoza no reacciona y una jornada más vuelve a incurrir en los mismos errores -igual que contra el Valladolid se adelanta en el marcador, haciendo lo más difícil- y de nuevo pierde la tensión y el Espanyol presiona e insiste por la ‘zona caliente’ (con un imponente Riera y la baja forma de Diogo) hasta adelantarse en el marcador.

Jugando a favor de corriente y con mucha intensidad en los movimientos, los ‘periquitos’ sumaban tres puntos a falta de cuatro minutos, imponiéndose con suficiencia a un indolente e impotente equipo zaragocista, al que Luccin dejó huérfano nada más comenzar el segundo periodo.

Pero el fútbol, a veces, cambia por completo en una jugada. Ese instante fue la entrada de Oliveira en el terreno de juego y dos jugadas calcadas desde la derecha, donde Diego Milito ‘fabricó’ otras tantas ocasiones de gol. Los blanquillos se agarraron a la épica, tirando de casta, valentía y ciertas dosis de buen juego para llevar las tablas finales al marcador.

Entre tanto el Espanyol pudo matar el partido con Luis García y en sendos contraataques que Valdo y Moha no acertaron a marcar. Y si los catalanes mandaron en la primera parte, los aragoneses lo hicieron en la segunda, donde la entrada de Celades dio más poso y temple, y mejores combinaciones con Óscar, que tenían los toques suficientes para llegar con peligro.

Punto de inflexión

Esta jornada se marca como punto de inflexión, pues el sueño europeo se empieza a poner complicado y a partir de ahora los blanquillos deberán mirar hacia abajo, y además con cuidado de no meterse en zona peligrosa. El Zaragoza ha tocado fondo, aunque el crédito de Víctor no esté agotado y desde el club se haya llamado a la calma. La recuperación de jugadores clave, como Sergio Fernández, el propio Juanfran o la ya inminente reaparición de Matusalén le pueden venir muy bien para paliar el déficit de un Aimar que no encuentra el sitio.

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