Todo buen aficionado al fútbol recuerda con cariño aquel 11 de julio de 2010, cuando en el minuto 116 de la final del Mundial entre Holanda y España Cesc Fàbregas entregó el balón a Andrés Iniesta, quien aprovechando el bote del esférico disparó con fuerza a portería logrando el gol que dio a La Roja el trofeo más deseado. 

Todos recuerdan dónde lo vieron: en casa de unos amigos, en un bar repleto de aficionados sin uñas, en una pantalla gigante instalada en la calle, o en la plaza del pueblo. O quizá solos en casa, con nuestra bufanda, nuestra cerveza y nuestras patatas. Otros, sin embargo, la recuerdan porque estuvieron trabajando cuando ese chaval de Albacete dio a España una de las pocas alegrías del año. 

Pero solo unos pocos pudieron vivir la experiencia de cerca, sentir el olor del césped y el calor de las gradas, la emoción desde el lugar donde todo se decidió. En el Soccer City de Johannesburgo (Sudáfrica) se dieron cita casi 95.000 almas para asistir a la final de la Copa del Mundo de fútbol.

Muchos de ellos decidieron comenzar a grabar con sus móviles o cámaras justo cuando Navas subió el balón por la banda derecha y cedió el cuero a Iniesta. No quisieron parar la grabación cuando éste le devolvió la pelota de tacón, ni siquiera cuando Robben casi intercepta un pase que recogió Cesc y que trasladó a su original destinatario: Torres. A todos les comenzó a temblar la cámara cuando el jugador del Liverpool centró de derecha a izquierda buscando a Iniesta, muchos se enfadaron hasta casi detener el vídeo cuando ni ese pase llegó con limpieza, pero decidieron aguantar cuando vieron que Cesc, más listo que nadie, recogía el rechace y se lo cedía a Andrés. 

El final, todos lo sabemos. Después de que hace unos meses viéramos los ángulos fotográficos del gol, ahora podemos ver una muestra de los diferentes ángulos desde los que pudo verse el tanto de Iniesta en movimiento a lo largo y ancho del estadio gracias a los vídeos que los aficionados colgaron en YouTube.