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Parada y fonda en Galicia

 

 

ANTONIO SANZ

Sesenta días transcurrieron entre los dos goles al Benfica en Anfield y el último en la Nueva Condomina, tan vitoreado y celebrado por Puyol, que levantó al grupo desde el banquillo. Dos largos meses entre el maratoniano desplazamiento por carretera a Barcelona y la reaparición. En la carrera del tiempo, tres sesiones diarias -incluidos festivos- de fisioterapia, piscina, gimnasio o césped. Sin despejar el exhaustivo control médico diario necesario para alcanzar Suráfrica en condiciones óptimas.

Desde el primer día, la tutela incondicional de Fernando Hierro. El director deportivo de la FEF, en consonancia directa y perfecta con Vicente Del Bosque, manejó los tiempos bajo la supervisión del doctor Cota. El galeno del Celta y de la selección no se perdió ni un detalle: asistió a la doble reparación del menisco externo de la rodilla. Y es que el terremoto que provocó la segunda visita al palacio del cirujano implicó hasta a José María Caneda.

Sí, el histórico presidente del Compos también arrimó el hombro en la recuperación de Torres. Se ocupó de concertar todo lo necesario para que el ariete tuviera las instalaciones de la entidad a su alcance. Era la segunda fase de la recuperación gallega. Antes, el Celta dispuso para el 9' la ciudad deportiva. Galicia era la región elegida para las dobles sesiones de entrenamiento tras descartarse Madrid -la Ciudad del Fútbol- y Barcelona -sugerencia del cirujano Cugat-.

Fernando Torres se presenta en el Mundial con ánimo de revancha. En Alemania, tras una brillante primera fase donde se llegó a colocar máximo anotador del torneo, España cayó ante la experiencia competitiva de Francia. Ahora, en la mente del grupo se rememora la Copa Confederaciones, donde Estados Unidos nos cruzó la cara y metió la euforia en la maleta. Por eso, la llamada a la cautela tras golear a Polonia. Por eso, cierran filas los veintitrés. Es la hora de martillear el ánimo frente al desmedido optimismo que reina en el país. Con todo, el duro trabajo realizado en Galicia recogerá su fruto. Tantas horas de esfuerzo merecen una buena recompensa.

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