Público
Público

La paradoja de las pistolas

Paderina (Rusia) y Salukvadze (Georgia) escenifican un gesto de paz en el podio frente a la guerra de sus países

ANDREA RODÉS

La modalidad olímpica de tiro con pistola de aire sobre 10 metros no suele evocar pacifismo, pero sirvió ayer para demostrar que el deporte está por encima de la violencia y de la política. Una tiradora de Rusia y otra de Georgia compartieron ayer el podio en Pekín y se abrazaron frente a las cámaras, olvidando que sus dos países se encuentran desde el pasado sábado en estado de guerra.

Mientras su país estaba siendo bombardeado por tropas rusas, la georgiana Nino Salukvadze consiguió llevarse una medalla de bronce. La rusa Natalia Paderina logró la de plata. Compartiendo el podio, se abrazaron, se besaron en la mejilla y sonrieron frente a las cámaras de los periodistas, dando a entender al mundo su mensaje de paz y entendimiento. Detrás de ellas estaba la tiradora china Guo Wenjun, que se hizo con el oro.

“Esta medalla va muy bien para Georgia, especialmente en este momento”, dijo Salukvadze. El gobierno ruso inició el sábado el bombardeo de la república ex soviética, dejando decenas de muertos y heridos, ensombreciendo el inicio de unos Juegos que Pekín se ha empeñado en que sean perfectos. A pesar de los abrazos, Salukvadze admitió no haber dormido casi nada la noche anterior y estar muy nerviosa por la situación en su país. De momento, el gobierno de Georgia ha decidido que los 35 atletas de la selección permanezcan en Pekín. Dos de ellos, los levantadores de pesas Albert Kuzilov y Arsen Kasabiev, son de Ossetia del Sur, la región separatista de Georgia. El sur es el área más afectada por el conflicto, según informó el portavoz de la selección, Giorgi Tchanishvili.

Tras recibir las medallas, Paderina se acercó a Salukvadze para estrecharle la mano. “No nos mezclamos en asuntos políticos. El deporte está por encima de la política”, dijo la tiradora rusa. Su gesto diplomático fue diferente al de su compatriota, el jugador de tenis Nikolay Davydenko. “No quiero apoyar ni a Rusia ni a Georgia, pero creo que Georgia está haciendo algo estúpido al provocar una guerra durante los Juegos”, dijo a la prensa Dvydenko. Los dos países tienen previsto enfrentarse el miércoles en un partido de voley playa, pero la portavoz del Comité Olímpico Internacional, (COI), Giselle Davis, dijo que no anticipaba problemas para ésta ni futuras competiciones. “Ambos equipos han dejado claro que están aquí para competir”, dijo Davis.

El COI confirmó en un comunicado que las selecciones rusa y georgiana han decidido permanecer en Pekín. Ambos colectivos conviven en la Villa Olímpica, a escasa distancia el uno del otro, pero “no ha habido problemas”, dijo Tchanishvili. Los miembros de los dos equipos estuvieron charlando durante la ceremonia inaugural el pasado viernes y todo fue “absolutamente normal”, añadió el portavoz de la selección georgiana. Sin embargo, el presidente ruso Vladmir Putin se llevó una buena dosis de pitadas y abucheos durante la ceremonia, al levantarse para ver desfilar a los 470 atletas de la delegación rusa.

El COI ha lamentado la violencia que se ha desatado entre los dos países, en un momento en que decenas de deportistas de todo el mundo se reúnen para competir en paz. Tanto el COI y las Naciones Unidas tienen por tradición pedir a la comunidad internacional que se respete una “tregua olímpica” durante los JJOO. Georgia tiene un total de 13 medallas olímpicas, incluyendo dos de oro en Atenas 2004. La medalla de Salukvadze es la primera en tiro. Rusia, con un total de 247 medallas, 85 de ellas de oro, es segunda en el medallero histórico de los Juegos Olímpicos, por debajo de EE UU.

El efecto diplomático que se produjo ayer en las competiciones de tiro con pistola de aire sobre 10 metros no pudo verse el sábado durante las pruebas masculinas, que enfrentaron a tiradores de Corea del Sur y Corea del Norte, países técnicamente en guerra y con una tensión creciente tras el asesinato reciente de una turista surcoreana por el ejército norcoreano. No hubo abrazos en el podio entre el surcoreano Jin Jong-oh, medalla de plata, y el norcoreano Kim Jong-su, bronce. En la rueda de prensa posterior, un periodista de Reuters preguntó si para los dos coreanos tuvo algo especial el hecho de compartir el podio y “si hablaron entre ellos o se felicitaron”. El moderador de turno se negó a traducir la pregunta, alegando que no estaba relacionada con el evento deportivo.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?