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"Es el partido de nuestras vidas"

El Villarreal se la juega ante el City

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El Villarreal, colista del grupo, afronta la cuarta jornada de la Liga de Campeones con la necesidad extrema de ganar. Sin un solo punto sumado aún, una nueva derrota dejaría al equipo español fuera ya del torneo y, además, le complicaría cualquier opción de colarse en la Liga Europa.

Juan Carlos Garrido, entrenador del club castellonense, aseguró ayer, en la víspera de enfrentarse al Manchester City, que su equipo debe afrontar el partido con confianza. 'Debemos creer en nosotros mismos porque es el partido de nuestras vidas', aseguró.

La intención del conjunto español es mejorar su imagen y, sobre todo, conseguir una victoria para contentar a una afición que no quiere acostumbrarse a la derrota y que desea cerrar la abultada lista de bajas que lastra al equipo: los delanteros titulares Nilmar y Rossi, su sustituto natural, Marco Ruben, Senna, Cani y Zapata.

'Las lesiones condicionan al equipo, pero la única manera de afrontarlo es luchando a muerte cada balón para que no se noten las bajas -arenga Garrido-. Debemos sacar el máximo rendimiento de los jugadores que tenemos. Ahora mismo, el factor más importante que tenemos es la ilusión, ya que jugar Champions es lo más grande que hay. Ya habrá tiempo de pensar en la Liga'.

Por supuesto, el técnico español es consciente de que no será nada sencillo ganarle al líder de la Premier, aunque recordó que en el último partido de la Liga de Campeones, disputado en el City of Manchester, los amarillos merecieron mejor suerte que la derrota en el último minuto. 'Nos enfrentamos a un gran equipo, pero desde que empezamos sabíamos que íbamos a medirnos a los mejores', asume.

Los ingleses tampoco andan sobrados de puntos, así que pondrán toda la artillería sobre el césped. Ahí estará Agüero, al que varios jugadores amarillos acusaron de haberse mofado de ellos en el túnel de vestuarios después de marcar en el último suspiro el definitivo 2-1. Kun lo niega, pero El Madrigal recibirá de forma hostil al argentino y, a buen seguro, le pitará cada vez que toque el balón. Es el enemigo principal a anular.

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