Público
Público

Pep gobierna con la palabra

Guardiola, buen conocedor de la idiosincrasia del club, domina la dialéctica con sus jugadores y la prensa. El técnico no se cansa de hablar con sus futbolistas

 

RUT VILAR

Respeto. Ahí reside el secreto de la hasta ahora exitosa gestión de vestuario que está realizando Pep Guardiola desde su llegada al Camp Nou. Así lo apuntan jugadores, técnicos y auxiliares del Barça. Respeto mutuo: ese que algunos futbolistas perdieron hacia el que fue su entrenador las dos últimas campañas. 'Rijkaard confiaba demasiado en nosotros y, ya se sabe, confiar en los jugadores', dejaba en el aire Samuel Etoo en una entrevista al diario francés L'Equipe.

El de Santpedor ha hecho gala públicamente de dicha consideración hacia sus jugadores, presidente, secretario técnico, rivales y socios del club. Una deferencia que entiende compatible con la disciplina grupal: orden sin tener que echar mano del látigo. Tras la goleada contra el Atlético de Madrid, el técnico respondía sobre el enfado de Etoo al ser sustituido: 'Samuel quiere jugar, pero yo decido', una apostilla a la que Pep recurrea menudo.

Más allá de este aspecto, en el vestuario reconocen que las propuestas de Guardiola disienten poco de las de Rijkaard: 'La diferencia es que ahora lo que dice el míster se cumple', explican.

El entrenador catalán se ha rodeado de un staff técnico de su máxima confianza. Ha subido a varios de sus colaboradores del filial de Tercera, ha incorporado a profesionales que le ayudaron en su época de futbolista, otros, de reputación contrastada e incluso figuras que ayudan a las relaciones fluidas del grupo, como Pepe Costa o Manel Estiarte.

En cuanto al trabajo, no se ha aumentado el volumen y se sigue con el concepto de integrar la preparación física a las tareas de campo. Sí ha variado la exigencia: 'Ahora sudamos', reconocía Abidal durante la pretemporada (el francés atribuyó su bajo rendimiento de la campaña anterior a la falta de trabajo).

A la espera de la adaptación de las instalaciones de la ciudad deportiva, los entrenamientos suelen realizarse en el Miniestadi. Se acabaron los desplazamientos en coche hasta el campo de entrenamiento apenas hay 250 metros, el trayecto se hace caminando, cosa que, según el técnico, fomenta las relaciones entre el grupo. Las sesiones son a puerta cerrada.

La política de rotaciones instaurada por Guardiola mantiene a los jugadores en tensión, todos se ven con posibilidades de luchar por una plaza en el once. 'No puedo repetirles que cuento con todos y luego no demostrarlo con hechos', ha declarado el técnico en más de una ocasión.

Todo el mundo tiene que estar una hora antes de la sesión en el vestuario. Por las mañanas, los jugadores almuerzan en el estadio siguiendo las pautas recomendadas por el fisiólogo Esteban Gorostiaga. Tras el trabajo, también desayunan en el Camp Nou, pues se considera clave la ingesta de determinados nutrientes para mejorar la recuperación física.

En este sentido, también es de obligado cumplimiento pasar por el bufé de cena tras los encuentros disputados en el estadio. Según los técnicos, son también momentos en que se hace grupo, más allá de las reivindicaciones de Abidal sobre las pocas salidas conjuntas del equipo.

Cualquier incumplimiento de las normas establecidas conlleva su correspondiente multa económica, tipificada en el código interno que tienen en sus manos los futbolistas desde el pasado mes de octubre. Un reglamento que ya se ha aplicado esta temporada. La semana pasada, sin ir más lejos, los jugadores se retrasaron en la llegada al entrenamiento. Según TV3, la sanción fue de 500 euros por cabeza.

Fuera del campo, no se puede acudir a actos publicitarios en los dos días previos a un partido, los permisos para faltar a un entrenamiento, gimnasio incluido, se han reducido. Guardiola tuvo que lidiar pronto con este tipo de licencias cuando Etoo se ausentó, con permiso del técnico, en un par de sesiones y los futbolistas deben estar a las doce de la noche en sus casas, entre otras cosas.

Por el contrario, el técnico muestra su total confianza en los jugadores eliminando las concentraciones previas al partido cuando juegan en casa. Guardiola es el primero en dar ejemplo de profesionalidad, trabajo y lealtad a los suyos. Como muestra, el viaje de todo el equipo a Pamplona para asistir al entierro del padre de Unzúe. Eso sí, Pep no deja a la suerte ningún detalle y pronostica que cuando pierdan, como a todos, le caerán las 'hostias'.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?