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"En la pista ya estaba muerto"

El cadáver de Simoncelli es recibido al grito de 'Gladiator'

ALBERTO CABELLO

Pilotos y expertos rozan la unanimidad para ponerle una causa a la fatal muerte de Marco Simoncelli el pasado domingo en Sepang. Su intento de seguir agarrado a la moto para recuperar el equilibrio elevó exponencialmente las graves consecuencias de la caída. 'No hay nada que reprochar ni hay que buscar ningún culpable, el gran problema que tienen hoy los pilotos es que cuando se caen y están en el suelo no sueltan la moto y logran levantarla. Eso fue lo que ocurrió con Marco precisamente. El accidente es una fatalidad, porque cuando la moto le tira, él no se sale, intenta levantarla y no se va de la pista', apuntó ayer Ángel Nieto. El excampeón del mundo cree que, de haberse desentendido de la máquina, el percance hubiese sido menos dramático, puesto que Marco hubiera salido hacia el lado contrario, en la escapatoria de la curva.

Otro asunto es la atención que recibió el piloto después del accidente. Un vídeo ha desvelado que el personal que transportó al italiano hasta la ambulancia no siguió los protocolos habituales en este tipo de casos. Después de un fuerte golpe en el cuello es imprescindible la inmovilización del herido. No fue este el caso en Sepang. Al contrario. Los primeros auxilios auparon a Simoncelli de mala manera a la camilla, y en su traslado hacia la ambulancia, uno de los operarios tropezó, se cayó y arrastró con él al maltrecho piloto. Esa escena se produjo justo cuando el padre de Simoncelli llegó en una scooter para interesarse por el estado de su hijo, fotografía que reprodujo ayer Público. También resulta extraño que, con la carrera ya detenida, la ambulancia no accediera a la pista para recoger al herido. 'Dejemos los errores sobre esos errores. Ya estaba prácticamente muerto en la pista. No se podía hacer nada por él', reconoció ayer su padre.

'Al caerse, los pilotos se agarran a la máquina', dice Ángel Nieto

Los restos mortales de Marco Simoncelli llegaron a primera hora de la mañana de ayer al aeropuerto de Fiumicino, en Roma, procedente de Kuala Lumpur. Su padre, su novia, Kate, y Valentino Rossi acompañaban al féretro que fue recibido a gritos de 'Gladiator'. 'Marco era un grande y no lo olvidaré nunca. Llevo conmigo tantos recuerdos... Estábamos juntos todos los días, nos entrenábamos juntos. Sabíamos que es algo que puede suceder', dijo Rossi, su entrañable amigo, al mismo tiempo que desmentía su retirada del motociclismo.

La capilla ardiente se instalará hoy en el teatro comunal de Coriano y mañana jueves será el entierro en el cementerio local.

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