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Un punto que sabe mejor a Osasuna

Los de Camacho se llevan un punto de Vila-Real con un juego voluntarioso.

SALVA TORRES

Todo el mundo estaba pendiente del árbitro Paradas: el Osasuna porque venía escaldado del Bernabéu tras la nefasta actuación de Pérez Burrull y el Villarreal porque temía un posible trato de favor que compensara a su rival. Cada vez que se pitaba una falta contra los amarillos, se oía el rumor de la grada; rumor que alcanzó el grado de estruendo cuando Paradas mostró tarjeta amarilla a Senna por una entrada a Plasil. Ahí quedó todo porque a Paradas ni se le vio.

De hecho, las suspicacias se las llevó el fuerte viento, cuando Rossi desniveló el marcador. Es la diferencia entre ambos equipos: el Villarreal tiene a Rossi y el Osasuna carece de un goleador que le saque del atolladero en que está metido. Cazorla se limitó a levantar la cabeza desde su banda derecha, ver a Rossi y centrar. El italiano hizo el resto: controló con el pecho el balón, se plantó ante Roberto y levantó con su pierna de apoyo, la derecha, para marcar.

Los de Manuel Pellegrini no están para más florituras que las de Rossi. Parecen estar buscando el ritmo con el que arrancaron el campeonato. Lo han perdido y, de momento, apelan al golpe de efecto de alguno de sus delanteros. Rossi, en tiempos de crisis, es el que mantiene con sus finos goles el crédito del conjunto amarillo.

El Osasuna anda a lo suyo que es apretar lo que puede y forzar córners: botó hasta ocho en la primera parte, por dos de su rival, sin ningún provecho. Juega, toca bien el balón, y hasta domina fases del partido, pero al rojo de sus camisetas le falta el picante necesario para hacer daño. De modo que el Villarreal, como pasara una semana antes contra el Mallorca, suele ganar incluso con cierta desgana.

El gol de Rossi fue como una pepita de oro en medio del desierto de la primera mitad. Y como el resultado estaba muy ajustado, restaba la emoción. Camacho se la jugó poniendo más artillería sobre el campo: Pandiani, prácticamente desapercibido, contó con la ayuda de Dady y Delporte en la segunda mitad, más abierta que la primera porque a Osasuna le condenaba la derrota y se puso a presionar.

El larguirucho Dady no es Rossi, pero salvó a su equipo. Se limitó a estar donde tenía que estar, cerca del punto de penalti, para aprovechar un fallo de Cygan. Cada cual a lo suyo: el Villarreal marcando en plan bonito; el Osasuna, simplemente marcando para ir salvando el cuello de la guillotina de Segunda.

El empate se mantuvo merced a la buena actuación de Roberto, que sacó un par de manos salvadoras. También por el poco acierto amarillo, que no es el que era. El público, debido al fuerte viento y al frío, se calentó reeditando las suspicacias iniciales hacia el árbitro, que nada tenía que ver con la flojera del Villarreal. No encuentran los de Pellegrini su fútbol. Y Osasuna no tuvo más que zarandear la cuerda floja en la que se viene moviendo el conjunto amarillo para arañar un punto. Un punto que sabe mejor a Osasuna dadas sus urgencias.

Villarreal (1): Diego López; Ángel, Fuentes, Cygan, Capdevila; Cazorla (Cani, m. 77), Senna, Bruno (Matías Fernández, m. 73), Pires (Ibagaza, m. 57); Rossi y Llorente.

Osasuna (1): Roberto; Azpilicueta, Josetxo, M. Flaño, Monreal; Juanfran (Delporte, m. 59), Nekouman (Sunny, m. 89), Font (Dady, m. 59), Vadocz; Plasil y Pandiani.

Goles: 1-0. M. 28. Rossi eleva el balón por encima de Roberto, a pase de Cazorla. 1-1. M. 65. Dady se aprovecha de un fallo de Cygan para empatar.

Árbitro: Paradas Romero. Tarjetas amarillas a Senna, Bruno, Héctor Font y Pandiani. El Madrigal: 15.000 espectadores.

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