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La quiebra del balonmano español

El agente de jugadores Marcel Pagliotta describe la canina situación de este deporte en España que, curiosamente, va a luchar por el oro en el Mundial que comienza hoy

ALFREDO VARONA

El balonmano español ya está preparado para darse un baño de masas en el Mundial que comienza esta tarde (19,00 horas, España-Argelia). Un hombre tan prudente como el seleccionador Valero Rivera asegura que es 'nuestro momento. Es la primera vez que creo que tenemos opciones de ganar el oro'. Pero la contradicción es radical en un deporte herido de muerte y que no se parece nada al de hace ocho años cuando España fue, por primera vez, campeón del mundo de balonmano en Túnez 2005. Marcel Pagliotta se iniciaba en aquel año como agente de jugadores y recuerda la diferencia. 'Entonces los mejores jugadores del mundo venían a jugar a la Liga ASOBAL; ahora, se marchan'. Traspasado a cifras, un buen sueldo de entonces equivalía 'a 120.000 0 140.000 euros. Ahora, te puedes dar con un canto en los dientes si te dan 30.000 euros brutos'. Y eso los que tienen la suerte de cobrar, que no son todos.

Sin embargo, a Pagliotta no le extraña que Valero Rivera piense en ganar el oro en el Mundial, porque él piensa igual. 'Vivimos de las rentas de los jugadores del pasado que ahora están en su madurez'. Y no hay que engañarse. 'De los 16 jugadores de la selección, nadie está en un club insolvente'. Por eso la selección representará al país en este Mundial, pero no el estado real de nuestro balonmano. Un deporte que ha perdido casi toda ayuda pública y que se ha instalado en la angustia. Pagliotta ha tenido que huir a negociar fuera. 'Mi facturación antes estaba el 100% en España y ahora es el 30% en nuestro país y el 70% fuera. Afortunadamente, trabajo con jugadores que tienen nivel para jugar en el extranjero'.

Son, precisamente, esos jugadores los que alimentan las opciones de España en este Mundial. Seis de los 16 de la selección juegan en el extranjero y siete en el Barcelona que, junto al Atlético, es el único club que se defiende frente a la crisis. 'Pero, a día de hoy, eso parece pan para hoy y hambre para mañana', insiste Pagliotta, que se hace una pregunta casi desesperada. '¿Tendremos jugadores para exportar dentro de cinco años?' Una cuestión que, tras el oro del Mundial de Túnez 2005, ni se imaginaba. El balonmano entonces estaba liderado por la subvención pública, que traía dinero a manos llenas. 'Pero ahora la administración está en otros menesteres y ya no puede patrocinar al equipo de su ciudad a lo que se suma otro problema: las empresas no tienen ni beneficios fiscales al apostar por el deporte. ¿Quién va a invertir entonces?'

La pregunta de Pagliotta maneja unas consecuencias terribles. 'En realidad, estamos yendo hacia una Liga amateur en la que si a un chaval, entre los 20 o 30 años, le pagan 1.500 o 2.000 euros por desplazarse a 500 o 600 kilómetros de su casa no le compensa entre gastos de alquiler, comida.... No va a invertir esos años de formación de su vida en un deporte que no le va a permitir ahorrar nada de dinero. Yo mismo, si tuviera un hijo que me plantease ese debate, le aconsejaría que no lo hiciera'.

'Jugadores que antes cobraban 40.000 euros ahora les ofrecen 12.000'

Las perspectivas son demasiado pesimistas. 'Jugadores que antes cobraban 40.000 euros ahora les ofrecen 12.000', señala Pagliotta. '¿Pero qué hacen si no tienen otra cosa?' No hay que dejarse deslumbrar, por lo tanto, por el baño de masas de estos días de Mundial en un deporte que hace ocho años atraía a España a los mejores jugadores del mundo. 'El Ciudad Real entonces era como el París actual'. Y ahí se demuestra que este deporte no está muerto: 'Mikel Hansen en París está cobrando entorno a los 800.000 euros'. Pero en la Liga ASOBAL no existen más que lagrimas: 'Aquí, por ejemplo, hay un equipo que tiene un presupuesto de un millón de euros, pero como arrastra 600.000 en deuda salarial del año pasado... ¿Dónde se puede ir así?'.

La fuga de talentos ya casi no es noticia. Hay jugadores como Gedeón Guardiola que para marcharse a Alemania y finiquitar el contrato tuvo que perdonar a un histórico como el San Antonio 'las nóminas de un año'. No fue una excepción. El pasado verano abandonaron la ASOBAL 50 jugadores, que se marcharon a destinos como Hungría, Rumanía o, incluso, Eslovenia como Alberto Aguirrezabalaga. Pero allí no sólo ha encontrado más público en las gradas. También está al corriente de pago. Algo que ya no es tan común en el balonmano español... Aun así todavía quedan 16 privilegiados que van a luchar por el oro en un Mundial... Al menos, de momento.

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