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Quique Setién: "Siempre me fío de la gente, para llorar ya habrá tiempo"

ENTREVISTA AL ENTRENADOR DE LAS PALMAS. Tuvo fama de rebelde y, tal vez, de rebelde con causa. Fue un futbolista inolvidable que jamás pegó un balonazo. Un talento que, desde hace quince años, ejerce como entrenador. "Sin los futbolistas yo no sería nadie".

Quique Setién, entrenador de la UD Las Palmas. /UD LAS PALMAS

MADRID.- En su casa mandaba la humildad y faltaba una madre, huérfano desde muy niño. Su refugio estuvo en la escritura, en una vieja máquina de escribir, en la que al principio Quique Setién (Santander, 1958) hacía las crónicas de sus propios partidos. Por eso nunca necesitó alguien que le dijera si lo había hecho bien o mal. Hoy, el entrenador tal vez sea una prolongación de aquellos años en los que empezaba todo. Un tipo que supo vencer los peligros, defender su libertad, armar ruido frente a la injusticia.

Nunca fue fácil de seducir ni de convencer. Quizá por eso tuvo siempre más prestigio que popularidad. Entre las ideas y las excusas, eligió las ideas. Su biografía como entrenador se almacena en carreteras secundarias lo que, a los 57 años, le permite decir que nunca ha dirigido “a un equipo con tanto talento como Las Palmas”, el equipo que hoy se enfrenta al Real Madrid en el Bernabéu (16 horas). “A lo mejor, la diferencia entre los dos equipos es de 15 goles. Pero vamos a ver lo que pasa”.

Pregunta. ¿Cómo anda de paciencia?

Respuesta. Bien, muy bien, mucho mejor que antes. Soy menos impulsivo y más reflexivo, no dudo de mis principios, porque me parecen honrados.

Voy a intentar llegar al fondo del personaje. Pudo ser como Nelson Mandela y se quedó en Quique Setién. ¿Fue suficiente?

Hombre, yo creo que estoy satisfecho con mi vida. Seguro que pude hacer mejor algunas cosas. Pero ya no sé ni cuales son. No pierdo energía en volver al pasado, ni a lo bueno ni a lo malo. Acepto que cada cosa en la vida tiene su momento.

De futbolista usted no fue un hombre nada fácil para los entrenadores

"La labor de un entrenador es mucho más difícil que la de enseñar a jugar al fútbol a un futbolista"

No. Realmente no. Por eso siempre tuve dudas en si quería ser entrenador, porque la labor de un entrenador es mucho más difícil que la de enseñar a jugar al fútbol a un futbolista. Si sólo fuera eso, esto sería fácil, pero de lo que se trata es de enseñarles a vivir en grupo y a reducir su cuota de protagonismo, sobre todo si son muy buenos, y eso es difícil....

No es usted un hombre de término medio. O le adoran o le detestan

Sí. La realidad es así. Quizá por la confianza que presento en mí mismo. A veces, la gente se piensa que soy un hombre prepotente, pero no lo creo. Tengo unos principios y los defiendo, aprendí a diferenciar lo que me gusta de lo que no, encontré una forma de ser convincente, acorde con mi vida, no me separo de ella.

Lleva más de 40 años en el fútbol. ¿Eso es lógico?

"El fútbol forma parte de mí. Me ha dado de comer, de vivir. Me ha ofrecido la oportunidad de ser un privilegiado o de no pisar una oficina"

Creo que sí, porque el fútbol forma parte de mí. Me ha dado de comer, de vivir. Me ha ofrecido la oportunidad de ser un privilegiado o de no pisar una oficina. Antes de jugar, yo tuve que trabajar y me di cuenta de lo peligroso que podía ser tener que trabajar en algo que no te gusta, y eso es un privilegio. Hay millones de gentes a las que no les pasa eso, que no están a gusto con su vida, que se levantan a las siete de la mañana para hacer algo que no les convence, porque no les queda otro remedio.

¿A quién conoce usted?

A los 30 años, tenía amigos que empezaban a trabajar en lo que podían para pagar la hipoteca de su piso y, a esa edad, yo ya había comprado dos, ¿cómo no iba a darme cuenta de que era un privilegiado?

¿Nunca enloqueció? ¿Nunca renunció a buscar la victoria?

No, para nada. Yo siempre he mirado más la portería contraria que la propia. Me he aislado de los que dicen que en equipos como los que yo he entrenado defendiendo se pueden lograr más cosas que atacando. Nunca fui así.

¿De qué viven los entrenadores, de las palabras, de las excusas o de la sabiduría?

No sé. No hay un prototipo al uso. No hay dos entrenadores iguales. Yo he tenido entrenadores de todos los perfiles que usted ha recorrido. Pero frente a ellos he defendido mi manera de ser. Prefiero convencer a imponer. No conozco otro modo mejor.

¿Se puede definir a un entrenador como un hombre que no se cansa de jugar a la lotería?

A mí la lotería no me gusta, no juego casi nunca. Y si alguna vez me ha caído un décimo ni me he enterado, porque no sabía donde lo tenía…. Prefiero vivir del trabajo o de los conocimientos.

¿Y como se adquieren esos conocimientos en una profesión como la suya leyendo, viendo fútbol, cómo?

A veces, uno nace para esto. A Messi, por ejemplo, nadie le tuvo que explicar nada, ¿qué libro va a ser mejor que él? y en mi caso, sin ánimo de presumir de nada, al menos puedo decir que nunca he dudado del fútbol que siento y la realidad es que tuve pocos entrenadores así.

Billy Wilder decía que hizo sus mejores comedias cuando se sentía más deprimido. ¿Puede un entrenador estar deprimido?

No, yo no. Necesito ser feliz, llevarme bien con los jugadores. No me fío de la tristeza. En la tristeza sufro tanto que es difícil que pueda dar lo mejor de mí. No lo concibo.

¿No es verdad que las derrotas le dinamitan a uno?

Es difícil aislarse, pero he llegado a un punto en el que los resultados me afectan cada vez menos, tengo ya demasiados años. Por eso me ocupo en hacer las cosas a mi manera. Y si sale bien… Y sino ya sabemos lo que puede pasar.

¿El talento le ha fallado alguna vez?

"Yo nací con una virtud enorme. No tenía que mirar al balón para pararlo. Podía controlarlo con pocos errores"

Yo nací con una virtud enorme. No tenía que mirar al balón para pararlo. Podía controlarlo con pocos errores y hoy, como entrenador, me doy cuenta de que nunca he gestionado un equipo con tanto talento como el de ahora en Las Palmas. He visto cosas en los entrenamientos que llevamos a las que no estaba acostumbrado los últimos años...

¿Y eso qué significa?

Significa que esos jugadores tienen más posibilidades que los que tuve en el Lugo o antes en El Ejido. Y por eso vamos a jugar hoy en el Bernabéu. Pero si se refiere a mí apenas cambia nada, ya no soy tan influenciable. Jugué muchas veces frente al Madrid de futbolista. Hoy, puedo ser tan feliz en el Bernabéu como lo fui los seis años que vivi en Lugo.

Mourinho se define como un entrenador ’top’, ¿y usted? ¿a qué clase social pertenece?

Nada, sólo soy un entrenador humilde que siempre pondré a sus jugadores por encima mía. No tengo dudas. Yo no sería nadie sin mis jugadores.

¿No quedan por el camino viejos rencores o cuentas pendientes?

"En seis años he tenido cien jugadores en el Lugo y sólo tuve problemas con dos que aún aprovechan para hablar mal de mí"

No, para nada, al contrario. En seis años he tenido cien jugadores en el Lugo y sólo tuve problemas con dos que aún aprovechan para hablar mal de mí cuando pueden y yo lo sé. Pero no puedo contestarles, nunca pude hacerlo, las cosas que tenía que decirles ya se las decía en privado, yo no podía salir en público diciendo que a un jugador le sobran seis kilos, porque tiene mujer, hijos, una familia y esto es su profesión. No soy quien para hundir a nadie.

A tres años de cumplir los 60, ¿prefiere escuchar a Serrat o a Miguel Ángel Revilla?

Me relaja más escuchar a Serrat, sin duda; de la política me alejo, no es mi vida.

Pero usted fue tentado por la política en Santander muchas veces. ¿Desconfió tanto de la palabra hablaba?

"Yo siempre me fío de la gente. Y, si no lo es, ya habrá tiempo para llorar después"

Al contrario. Yo siempre me fío de la gente. Y, si no lo es, ya habrá tiempo para llorar después. Pero para tratar de ser uno de los buenos por eso yo siempre ofrezco todo lo que tengo y me convierto en esclavo de lo que digo, me obligo a cumplir con mis principios.

¿Y si hoy pierde por cinco o seis goles frente al Madrid?

Es una opción. Pero le diría más. A lo mejor, la diferencia real entre los dos equipos es de quince goles si comparamos los sueldos de los futbolistas. Pero vamos a esperar que ellos no tengan su día y que, si perdemos, lo hagamos de un modo que no sea humillante para nosotros.

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