Después de un horroroso inicio de campeonato, Magath parece haber dado con un once y un dibujo (4-4-2) estables que le ha mejorado el rendimiento colectivo y los resultados: es décimo, a 24 puntos del Borussia Dortmund, líder. El discutido técnico ha encontrado un cuarteto defensivo y un centro del campo fiables que le han permitido desplegar con eficacia el contragolpe, el mejor arma del Schalke. En estas dos líneas había tenido sus mayores quebraderos de cabeza, con multitud de cambios hasta dar con el equilibrio.

Al espectacular e irregular Neuer, portero, le acompañan Uchida y Schmidz en los laterales, con Howedes y Metzelder en el eje de la defensa. La lentitud de los centrales y la poca estabilidad defensiva del medio del campo han sido el principal problema con el que se ha encontrado Magath. En la punta del ataque, la pareja Huntelaar-Raúl es indiscutible desde un principio. El ex capitán madridista tiende a descolgarse al medio para ayudar en la creación y Huntelaar sigue cultivando la espera de los cazagoles. Con la entrada de Jurado en el once ambos han empezado a carburar mejor, necesitados como estaban de futbolistas que les hicieran llegar balones en condiciones. Con todo, el Schalke no se distingue por su elaboración. Es un equipo que se siente mejor a la carrera que cuando tiene que jugar en ataque estático. En esas condiciones, Farfán, reconvertido a jugador de banda derecha, el técnico y dinámico Rakitic o el propio Jurado, desde el vértice del rombo o caído a la izquierda, expresan mejor sus condiciones. Los saques largos de Neuer para montar contragolpes se han convertido en un ejemplo de ese fútbol vertical.