El Sevilla se ha puesto a la sombra. Regresa a un territorio que ya visitó la temporada pasada y que parecía haber abandonado desde que se inició el curso. Volvió al juego atropellado, a la falta de verticalidad. Interpretó el partido ante el Valladolid siempre en el mismo tono sin que ninguno de sus cantores fuera capaz de bajar o subir una octava a la melodía. El equipo de Jiménez se declara dispuesto a pelear con los grandes y parece que descuida el resto del calendario, como si dieran por hechas victorias que en absoluto están garantizadas.

Y es que el mejor que cantó fue el Valladolid. Una canción alegre, valiente, de las que al medio minuto ya se presentan ante la portería contraria. El equipo de Mendilíbar contuvo las oleadas del Sevilla con la pelota. Propuso una partida en el centro del campo en la que siempre llevó la mano. Tapó las bandas, acorraló a Renato y se hizo con el control. Le quitó toda la munición a un equipo que hace dos semanas parecía tener repleto el polvorín.

Si el Málaga dejó al aire las vergüenzas defensivas de los sevillistas, el Valladolid también hizo daño casi a la primera oportunidad que se presentó ante Palop. No hay partido en el que deje la portería a cero, siempre le sale un lunar a la defensa. Hasta pasada la media hora no se concretó una sensación que se veía venir desde que la pelota empezó el baile. Fue un premio a la agallas de un equipo que dejó el abrigo en la Meseta y bajó hasta el sur ligero de ropa.

Tres minutos del revés fueron suficientes para que el Sevilla igualara las cosas. Una roja a Borja y un penalti a Barragán sacaron del atolladero a los locales. Fue un chasquido, porque ni la matemática se alió con el Sevilla. El Valladolid siguió al sol y el contrario a la sombra.

Aguantó así toda la segunda parte en una demostración de que el romance con el gol no es eterno. En partidos similares el Sevilla salió airoso gracias a su pegada, pero sus delanteros estuvieron negados. Ni eso pareció Negredo, al que su opción mundialista le ha sorbido el seso.

Sevilla (1): Palop; Sánchez, Squillaci (Konko, m.46), Dragutinovic, Navarro; Navas, Renato, Lolo (Romaric, m.46), Perotti; Negredo (Koné, m.78) y Luis Fabiano.

Valladolid (2): Justo Villar; Barragán, Prieto, Nivaldo, Marcos; Borja, Alvaro (Arzo, m.77), Rubio; Pelé, Canobbio (Baraja, m.88) ; Manucho (Nauzet, m.47) y Costa.

Goles: 1-0. M. 33. Remate de cabeza de Manucho a centro de Diego Costa. 1-1. M. 46. Luis Fabiano marca de penalti.

Árbitro: Pérez Burrul. Expulsó por roja directa (m.40) a Borja. Amonestó a Diego Costa, Nivaldo, Pelé, Costa, Villar, Luis Fabiano, Romaric, Dragutinovic Sanchez Pizjuán: 35.000 espectadores.