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Saltan por los aires

Éxito caduco: Sánchez Vicario, como Pepu o Luis Aragonés, deja la capitanía tras un gran triunfo

MIGUEL ALBA

Parapetado en ese tic con el flequillo que mantiene desde su época de jugador, Emilio Sánchez Vicario puso en Las Ventas caducidad a su capitanía. 'Yo ya sé lo que voy a hacer el próximo año'. Su frase de futuro resonó hueca, el pasado septiembre, después de clasificar a España para su sexta final de la Copa Davis. Su decisión no tenía retorno ni admitía peros. '¿Y si se gana la Davis', se le preguntó. 'Habremos cumplido el objetivo', razonó. Ni siquiera el éxito conllevaría una purga.

La solución no era viable para ninguna de las partes desde el conflicto de los SMS entre Pedro Muñoz y los jugadores. Desde que rubricó aquella primera carta contra el presidente, Emilio supo que quedaba desprotegido ante Muñoz, el hombre que le nombró capitán a pesar de no contar con el apoyo de los jugadores. Éstos entendieron el significado del gesto y el coste personal que supuso para Emilio. Desde entonces, la sintonía creció entre el capitán y los jugadores porque ambas partes tenían los mismos objetivos comunes: fortalecer a Feliciano y Verdasco como pareja, aprender a ganar eliminatorias lejos del abrigo de las pistas de tierra y conquistar la tercera Copa Davis.

El destino quiso que España cerrase la competición como lo inició: en campo contrario, con una grada que convierte cada acontecimiento deportivo en un asunto nacional y sin Nadal. Sin embargo, las circunstancias dentro del grupo eran opuestas a las del duelo ante Perú. Emilio tuvo que positivizar la máxima que lanzó ante la renuncia de Rafa de la primera eliminatoria. Ahora aquél 'en Nadal no se acaba el tenis' tenía otros matices. No buscaba el reproche sino la autoafirmación de su plan B, el de Feliciano como número dos, a través de un gesto que caló en el vestuario. Tras el primer entrenamiento, los jugadores se encontraron al lado de las taquillas una cartulina blanca escrita por Emilio con el eslógan con el que Obama se impuso en las elecciones norteamericanas. 'Aquella cartulina con el Yes, we can escrito en rotulador negro terminó de mentalizarnos a todos de que podíamos conseguirlo', explican desde el grupo español.

El éxito ha dejado al grupo con un vacío. Sucedió con la selección de fútbol tras la Eurocopa. Sin embargo, Luis Aragonés tenía recambio (Del Bosque) antes de la final ante Alemania. En tenis, Muñoz, que se mantendrá como presidente hasta las elecciones de marzo, tendrá que improvisar un capitán para la primera eliminatoria del próximo año ante la Serbia de Djokovic. Una situación que supo manejar Pepe Sáez nombrando a Aíto García Reneses como sustituto de Pepu Hernández, el técnico, que como Emilio, hizo a su grupo campeón del mundo sin su estrella.

A diferencia de Sáez, reelegido la pasada semana presidente de la Federación de baloncesto con el 100% de los avales, Muñoz, que en Mar del Plata reiteró su decisión de presentarse a la reelección en busca de un titular inmerecido, cuenta con una asamblea mayoritariamente en contra y con el rechazo de los jugadores que apoyan las candidaturas de Albert Costa, ex técnico de Feliciano y ahora entrenador en la Federación Catalana, o Alex Corretja, entrenador de Andy Murray durante la temporada de tierra. Hasta que se celebren las elecciones, Muñoz tendrá que aferrarse a dos soluciones internas con técnicos con nómina de la Federación: Javier Duarte, ex técnico de Corretja y miembro de la capitanía múltiple de las dos primeras Ensaladeras, o Miguel Margets, capitán de Copa Federación.

Para entonces, Emilio seguirá trabajando en su academia. Como a Pepu y Luis Aragonés, nadie podrá borrarle de la foto.

 

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