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Sarabia: "¿Bielsa? La gente inteligente aprende de lo vivido"

Entrevista al exjugador del Athletic, dos veces campeón de Liga. Su conflicto con Clemente acabó una etapa primorosa. 26 años después, es como si Llorente heredase su papel

ALFREDO VARONA

Hace 26 años sucedió algo parecido en el Athletic. Manu Sarabia (1957) representaba el papel que ahora corresponde a Llorente. Era el delantero centro, el ídolo de la afición en un Athletic, que se sentía completamente feliz. Acababa de ganar dos Ligas.  Vivía en lo más alto del país. Pero el mes de enero de 1986 actuó como un ciclón en San Mamés y rompió totalmente al Athletic más exitoso de toda la historia. Clemente anunció que Sarabia no volvería a jugar más con él. El conflicto no tuvo solución y empañó aquellos años gloriosos con un final muy desagradable. A otra escala, ahora sucede algo similar en Bilbao. La diferencia es que Llorente y Bielsa todavía están a tiempo de solucionarlo. Por eso no estaría de más que escuchasen a Manu Sarabia, una leyenda que conoce como nadie el olor a hierba y los viejos sonidos de La Catedral. 'La gente inteligente aprende de lo vivido', explica en su conversación con Público. 

Dani, Sarabia y Argote en la delantera, qué tiempos para el Athletic.

Sí, así es. Y, sobre todo, con Argote, porque hicimos casi toda la carrera juntos, desde que empezamos en juvenil en el 76 hasta el año 89 cuando yo me fui al Logroñes. Llegó un momento en el que yo ya lo sabía todo de él cuando tenía la pelota. No me podía sorprender en nada. Sobre todo, porque en el juvenil compartimos la misma banda. Hasta que pasé a jugar de falso delantero, yo lo había hecho siempre de interior izquierda.

¿Por qué un extremo zurdo como Argote ya parece imposible en estos tiempos? ¿No es un delito? 

Pelé, Puskas, Gento, Argote valdrían para el fútbol de hoy si acostumbrasen su forma de vida o de alimentación a lo que rige en estos tiemposNo estoy de acuerdo. Los grandes jugadores serían grandes en cualquier época. Pelé, Puskas, Gento, Argote... claro que valdrían para el fútbol de hoy si acostumbrasen su forma de vida o de alimentación a lo que rige en estos tiempos. En realidad, un futbolista que tiene condiciones innatas vale para cualquier época. Luego, ya es cuestiono de trabajo. Otra cosa es que una zurda como la de Argote o Chechu Rojo siempre resultan inconfundibles.

Fue usted un futbolista admirable y ahora es un entrenador sin terminar. ¿Qué es más difícil: ser entrenador o futbolista?

Yo, ante todo, soy futbolista. Nací y moriré futbolista. De hecho, si hay algo que echo de menos en mi vida actual es la de no poder jugar. Así que lo de entrenar es lo más cercano a ese deseo. Pero también está claro que nunca será lo mismo. Un futbolista puede perder un partido y sentirse satisfecho porque marcó un gol y hasta puede limitar el análisis a sí mismo. Es más, su felicidad probablemente dura una semana. Sin embargo, la del entrenador dura unas horas, porque siempre estás pensando en mejorar.

Es un precio alto para los entrenadores. ¿Hasta qué punto compensa?

Si te gusta compensa, naturalmente que compensa. De hecho, yo mismo pienso en volver a entrenar. He tenido oportunidades... Ha habido, incluso, alguna oferta. Pero reconozco que tiene que ser interesante. Ahora, tengo un desahogo importante como analista del fútbol en Canal Plus, que es como un antídoto que me ayuda a hacer frente a ese veneno que me persigue. He comprendido que, estando así, no puedo tomar decisiones a la ligera. Por eso insisto en que debe ser algo muy interesante. 

El fútbol, en realidad, es un sueño, pura vocación, no hay más que escucharle a usted ¿no?

Sí, estoy de acuerdo, claro.

¿Entonces por qué existen tantos problemas? ¿Por qué Bielsa y Llorente se hacen la vida imposible en el Athletic?

Porque en el fútbol, por encima de todo, hay mucha pasión, mucho sentimiento. Es muy emotivo. Es capaz de sacar todas las sensibilidades de las personas y tiene una repercusión mediática enorme. Si nos damos cuenta, nadie se resiste a ella. Sólo el mero hecho de pensar en el fútbol significa un buen rato para millones de personas que en su vida cotidiana lo están pasando mal. ¿Cómo no va a crear eso estrés en los protagonistas? Entonces es lógico que pasen estas cosas. Es más, si no pasasen no sería fútbol. Sería otra cosa, pero fútbol no. Sería algo muy soso, muy triste y tal vez sin interés.

De todos modos, ¿por qué la felicidad dura tan poco? ¿Es también culpa de la pasión?

¿Qué es la felicidad?, preguntaría yo. ¿Cuánto dura? ¿Quien puede medirla? ¿acaso definirla? Yo, desde luego, no. A lo mejor la felicidad verdadera dura realmente un segundo. ¿Quién lo sabe? Pero, sobre todo, porque depende de cada uno, de sus aspiraciones y es muy difícil de concretar. No hay una única frase de la felicidad que le pueda  servir a todo el mundo. Por lo tanto, es difícil, muy difícil.

El fútbol, por si acaso, nunca pierde la memoria. En el año 86 usted escuchó decir a Clemente, su entrenador: 'O Sarabia o yo'.

Bueno, sí, porque en el fútbol cualquier cosa que pase tiene tanta repercusión....

¿Entonces la culpa es del periodismo, que exagera demasiado?

Es una pregunta complicada. Pero yo pienso que eso se soluciona si cada uno consigue actuar con la mayor honestidad posible. Si todos lo conseguimos, a la larga, siempre, resulta más sencillo y los problemas se solucionan antes. No me cabe la menor duda. 

¿Sería capaz de ponerse ahora en la piel de Llorente? 

No sé en qué sentido...

¿No es como si su historia repitiese la que vivió usted?

No sé si se puede comparar, porque en el fútbol, como en la vida, no hay dos situaciones iguales. A lo mejor, da la impresión de que se repiten, pero seguro que hay diferencias. 

¿Quienes tienen más culpa los jugadores o los entrenadores?

No entiendo esta pregunta. 

¿De futbolista entendía a los entrenadores?

'Creo que no fui un futbolista difícil, porque me preocupaba por aprender'Sí, haces lo posible. Tienes una mentalidad, una manera de pensar y, sobre tordo, aprendes de la experiencia como en el resto de la vida. En mi caso, creo que no fui un futbolista difícil, porque me preocupaba por aprender. Era un perfeccionista total. Me interesaba por todo. Quería saberlo todo. Sabía que la única manera de mejorar era aprender. Por eso el fútbol era tan importante para mí, porque quería ser el mejor. Y sabía que cuánto más aprendiese más cerca estaría de lograrlo.

Llegó a jugar con un dedo roto, cuenta la leyenda.

Es verdad. Y fue durante unos cuántos meses. Pero yo era así. Quizá por mi constitución, al ser alto y delgado, parecía un futbolista frágil. Pero sólo era la apariencia. Por eso ahora me precio de haber sido uno de los jugadores más rentables del Athletic. En los trece años que estuve tuve pocas lesiones y ninguna grave. Eso es suerte, pero también influye uno mismo.

¿Los futbolistas de ahora tienen esa dureza?

No sé, depende de como viva cada uno. Yo sé que tenía una gran capacidad para recuperarme lo antes posible, pero ¿por qué? Creo que era por mi pasión. De hecho, recuerdo cuando jugué con el dedo roto que, al terminar los partidos o el mero hecho de ponerme las botas, veía las estrellas. Pero quizá por eso mismo el podólogo de aquella época siempre ponía de ejemplo a Manu Sarabia a los jugadores que decían que no podían jugar. Son cosas que le quedan a uno.

Como hincha, como entrenador o como analista, da igual, ¿qué le sugiere un Athletic tan problemático como el actual?

Estoy preocupado. Hemos pasado de vivir una época desbordante, con un fútbol alegre, divertido, atractivo, en el que quizá lo de menos fue llegar a las dos finales... La verdadera importancia estuvo en el ánimo que ese equipo despertó... Y, sin embargo, ahora hay cosas que generan demasiadas dudas...

¿Conoce a Bielsa?

No, no he coincidido.

¿Qué le pediría?

Creo que lo primero es agradecerle lo que logró, pero a partir de ahora recordarle que por el bien del Athletic necesitamos estar todos juntos. Es la única realidad posible y no me cabe la menor duda que Bielsa es un hombre inteligente y que ese tipo de gente sabe aprender de lo vivido.

¿Y a Llorente?

Si se comporta con la misma profesionalidad que hasta ahora redundará en su beneficio y en el del Athletic.  No creo que le pueda pedir más.

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