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Schuster está sentenciado

La directiva estudia fórmulas para abaratar el finiquito antes de anunciar su despido. El Real Madrid pagará al técnico alemán millón y medio de euros por la rescisión del contrato

PEPE GARCÍA CARPINTERO

La era Schuster está a punto de concluir. Y no sólo porque el Real Unión dejó al Madrid con las vergüenzas al aire al eliminarlo de la Copa. Eso fue la gota que ha colmado el vaso de la paciencia en los despachos blancos. Así, tras la debacle copera, varios directivos se reunieron con Ramón Calderón, presidente, en el antepalco del Bernabéu y unificaron criterios en un improvisado gabinete de crisis que duró cerca de dos horas.

“No hay vuelta atrás. Todo esto se ha ido de las manos”, fue la frase más escuchada en esa reunión. La pañolada con la que los espectadores despidieron al equipo hizo crecer el número de directivos afiliados a la corriente crítica que pide desde el pasado verano la salida de Schuster del banquillo.

Otro de los factores a tener en cuenta es la cercanía de la asamblea de compromisarios. Varios directivos hicieron ver a Calderón que no sería conveniente presentarse el próximo 7 de diciembre ante los socios con un equipo destrozado. Con un vestuario incendiado.

Mientras los dirigentes se lamentaban, unas plantas más abajo, en la sala de prensa, Schuster parecía intuir su destino. “Entiendo que otros estén preocupados por mi continuidad. Entiendo que duden de mi trabajo”, reconocía.

Las horas de Schuster en el Real Madrid están contadas. No existe ultimátum, es una sentencia firme. Los continuos desplantes del entrenador a la directiva y el caos que reina en el vestuario han convencido a los encargados de tomar ese tipo de decisiones. La situación no tiene vuelta atrás. En la  reunión, también participaron Pedja Mijatovic y su ayudante, Carlos Bucero.

El director deportivo pidió a los directivos serenidad y que las cosas se hicieran con cautela y sin filtraciones de ningún tipo. Y no ocultó que la única decisión que desaprobará es la llegada al banquillo blanco de Miguel Ángel Portugal, secretario técnico y conocido enemigo de Mijatovic.

Si no se despide a Schuster hoy mismo, es por mera cuestión de dinero. El director general, José Ángel Sánchez, y el departamento económico del club estudian el finiquito y las primas pendientes de cobro que habría que abonar al entrenador. Al técnico le queda año y medio de contrato y en el club son conscientes de que Schuster no perdonará un euro.

El entrenador cobra unos dos millones de euros netos por temporada, ya que, curiosamente, se le subió el sueldo en julio como premio por ganar la pasada Liga. Ahora, buscan fórmulas para abaratar la operación.  Intentan encontrar resquicios en forma de mil y un reproches: no concentró al equipo para el encuentro de Copa, no dirigió el último entrenamiento, no cuenta con la cantera...

Además, la fractura dentro de la caseta es mayúscula. Schuster no dirigió la palabra a sus jugadores tras la sonrojante eliminación copera ante el Real Unión. El técnico fue directo a su despacho, donde se encerró por espacio de media hora con su ayudante, Manolo Ruiz.

Los jugadores le ven más fuera que dentro, y eso ha venido a enfriar la de por sí gélida relación entre uno y otros. Raúl, Guti y Salgado han tirado de galones y eso ha provocado un choque con el clan holandés y la consiguiente ruptura.

A los jugadores no les gustó lo que dijo Schuster el martes. “No tengo ni idea de por qué nos marcan los goles”, afirmó. La plantilla tiene previsto mantener hoy una reunión con el técnico antes del entrenamiento para recordarle, como sucedió con Sergio Ramos, que los problemas se deben arreglar dentro de la caseta. Aunque, en su caso, apenas se deje ver en el vestuario.

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