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Soldado frena en seco la rumba del Sevilla

El delantero del Getafe logra el doblete en el Pizjuán (1-2)

ALBERTO CABELLO

Castigo a sus desatenciones defensivas, el Sevilla desperdició otro partido en su estadio en el que tuvo que pelear contra la corriente de un Getafe, que pegó dos tajos de sangre en sus primeros vistazos a la portería de Palop. Los zarpazos de Soldado alimentan un debate que había quedado disimulado por la puntería de los delanteros de Jiménez, pero con la mirilla desviada ahora los errores atrás son tan mortíferos como una daga en el corazón.

La línea defensiva sevillista es una pasarela por la que han desfilado hasta nueve futbolistas en las últimas tres semanas. En una zaga con dudas, lo peor es la falta de continuidad.

Sin pólvora, ahora es más dañina la mala gestión defensiva sevillista

El Getafe entró bravo al partido. Con toque y profundidad se presentó a una cita a la que el Sevilla le intentó meter rumba desde muy pronto. Es el baile de Navas, un marchoso al que no se le va un paso de la coreografía sea el minuto que sea.

Pero Soldado está en racha y eso se nota. Juega con soltura, se mueve elegante y define sin temblor. Siempre llevó las de ganar en su duelo con los centrales. La soltura con la que se mueve su centro del campo es una bendición para un delantero como él. Con gente como Parejo, Gavilán o Pedro León la vida es mucho más apañada para un cazagoles para él.

Como en las tres últimas representaciones en casa la replica del Sevilla fue la cruzada. El chupinazo emotivo con el sermón en el descanso, el traje de camuflaje y a por la remontada. Esa es la salsa en la que mejor se desenvuelve el equipo en las últimas semanas. Pero es un riesgo demasiado alto hacer tantas concesiones para conseguir que la bestia espabile. El Getafe aguantó el asedio incansable e hizo baldía la propuesta tan salvaje.

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