'Para aprender a tener éxito, tienes que aprender antes a fracasar'. Lo dijo hace mucho Michael Jordan. Y la selección española de baloncesto lo aplicó ayer. El jueves había caído con estrépito ante Lituania en Kaunas, una derrota extraña, encajada como uno de esos golpes que reciben los boxeadores en frío. Porque fue en el escenario donde el mes próximo se ventilará el Europeo.Pero ayer despertaron los de Scariolo. Surgió una selección sin complejos, con una defensa fiable y que fue mejorando notablemente a medida que pasaban los minutos y con un excelente rendimiento de los hermanos Gasol. España dominó siempre el marcador y mostró varios quintetos interesantes, unos más estáticos (pero eficaces) y otros dotados de gran velocidad y fluidez, como el que formaron en el tercer cuarto Ibaka, Pau, Rudy, Navarro y Ricky.

Ricky encontró ayer la  inspiración que no había tenido en partidos anteriores. A pesar de no anotar, el joven base movió con inteligencia al equipo. El destino, siempre caprichoso, quiso que se enfrentaran ayer en Málaga dos extécnicos del Unicaja. El Martín Carpena ovacionó por igual a Maljkovic y a Scariolo Eslovenia quiso imponer ayer su físico pero Marc Gasol se encargó pronto de que España se adelantara en el luminoso. Pau le sustituiría después y la ventaja se amplió hasta un cómodo 36-25 al descanso, que incluyó la reparación de una de las canastas. A cinco puntos se colocaron los de Maljkovic, sacando provecho de la salida de los de Scariolo. Sin embargo, España consiguió imprimir un punto más intensidad para iniciar los mejores minutos del cuadro local.

Eslovenia quiso reaccionar. Mejoró su juego en los dos últimos cuartos, pero España mantenía su renta. Tras un tapón de Ibaka rematado con una canasta de Navarro, los de Sacriolo se situaban 13 puntos arriba.

Un triple de San Emeterio a cuatro minutos del final acabó con todas las esperanzas de Maljkovic. España se ponía con 17 de ventaja. Esta noche (21.30 horas, La Sexta) en Granada, Eslovenia dispone de una opción de revancha.