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Valerón: “Por encima de todo el dinero que pude ganar en el fútbol, puedo decir que siempre fui feliz”

Tiene 40 años recién cumplidos, pero habla como un chaval de 18. Aún derrocha ilusión y felicidad en esta entrevista en la que repasa sus dos décadas en el fútbol. Desde sus inicios en Las Palmas, donde ha regresado, hasta su época dorada en el Deportivo

Valerón celebra un gol con el Deportivo en 2006. RAFA RIVAS / AFP

MADRID.- Tiene 40 años recién cumplidos, pero habla como un chaval de 18. Juan Carlos Valerón (Arguineguín, 1975) aún derrocha ilusión y felicidad, desde la primera hasta la última pregunta de esta extensa conversación en la que repasa sus dos décadas en el fútbol profesional. Desde sus inicios en Las Palmas hasta su época dorada en el Deportivo, pasando por su fugaz etapa en el Atlético. Ahora, el canario ha cerrado el círculo regresando al equipo de su querida tierra, con el que logró el ascenso la pasada campaña. A Coruña, sin embargo, siempre estará en un amplio rincón de su corazón: "La ciudad y el club han colmado todo lo que deseé desde pequeño".

-Vuelve de vacaciones y otra vez pretemporada, amistosos, temporada, etc... Lo mismo veinte años seguidos al máximo nivel. ¿No se has cansado aún de la misma rutina?

No. Al final, lo que te hace mantenerte ahí es esa ilusión y esas ganas por querer seguir entrenando y compitiendo. Eso es clave.

-¿Cómo ha conseguido mantener esa ilusión después de tantos años?

No sé…creo que eso va en cada uno. Es una profesión que disfruto muchísimo, siempre me ha gustado el fútbol. Y cuando llevas tantos años, poder seguir disfrutándola y compartir con mis compañeros todas las vivencias y las situaciones, tanto buenas como malas, que uno tiene durante la temporada, es algo que a mí me fascina.

-¿No considera que el ascenso con Las Palmas era el cierre perfecto del círculo?

Sí, era un poco el desenlace soñado. Cuando a uno le va llegando el final de su carrera, volver a tu casa y conseguir que el equipo regrese a Primera es un momento muy especial.

-¿Qué le queda por hacer?

Pues seguir [risas]. Seguir conviviendo, seguir compartiendo con mis compañeros y con la gente todo lo que supone estar aquí, en este reto tan bonito en la élite. Intentaré aportar y ayudar en todo lo que pueda, como he hecho siempre.

-¿Aún se emociona jugando al fútbol? ¿Siente lo mismo que cuando empezó o que en la época dorada del Dépor?

"Cuando llega el final de tu carrera le das mucha más importancia a todo, lo vives con más intensidad porque sabes que esto se está acabando"

Evidentemente, cuando uno va cumpliendo años, la experiencia hace que sientas de diferentes maneras. Cada momento a lo largo de mi carrera lo he vivido de manera especial, cada cosa tiene sus características y hace que sea diferente. Al final, lo que ocurre es que cuando va llegando el final de tu carrera vas valorando muchas más cosas que cuando eras más joven quizás no lo hacías. Le das mucha más importancia a todo, lo vives con más intensidad porque sabes que esto se está acabando y al ser una profesión tan bonita quieres disfrutar al máximo hasta el último momento.

-“El talento es saber estar dentro y fuera de un terreno de juego”, dice en El entrenamiento del fútbol ofensivo, el libro en el que colabora con Javier Lavandeira.

Yo creo que el carácter de una persona y su forma de ser va de la mano con el talento y el don que puede tener y lo que sabe hacer. En mi caso, que soy futbolista, tener un don no se reduce sólo a lo que haces dentro del campo sino que también tiene que ver con tu forma de ser y de entender la vida. Creo que todo va unido.

-¿Cuál es su forma de entender la vida?

No es fácil explicarlo en pocas palabras [risa nerviosa]. He crecido con unos valores que me han inculcado mis padres, con una manera de entender la sociedad, que es a partir de la convivencia. Y, sobre todo, pensando que uno no está sólo en el mundo y que hay que compartir con otros. Eso hace que las cosas que te pasan no las mires desde un punto de vista egoísta, sino que necesitamos a otras personas para compartir y convivir. Eso es lo que a mí me han enseñado. Es parte de mi educación y de mis creencias; de mi fe y de mi relación con Dios. Yo intento poner todo eso en práctica en mi vida privada y en mi profesión, con mis compañeros y con toda la gente que me rodea.

-"Transmite paz", dice su hermano de usted. "Transmite el vivir sin rencor", afirma Lavandeira. Usted mismo dice que es alguien muy creyente. ¿Cómo se aplica eso en un mundo como el del fútbol, cuando está todo tan mercantilizado?

No sólo en el fútbol, sino en la sociedad en general todo se ve hoy en día desde un punto de vista más materialista. El dinero es lo que manda y condiciona a las personas. Tanto yo como mi familia intentamos que lo que nos condicione sean nuestros valores. Todos tenemos nuestras necesidades para poder vivir y debemos intentar mirar los unos por los otros. Pero esta sociedad nos ha enseñado todo lo contrario: que cada uno sólo tiene que mirar por sí mismo; que cuanto más tengo yo, mejor. No pensamos en los demás y creo que eso es un error.

-Pudiendo haber ganado mucho dinero, ¿le ha dado menos importancia a éste durante su carrera que otros futbolistas de élite?

"En la sociedad en general todo se ve hoy en día desde un punto de vista más materialista; tanto yo como mi familia intentamos que lo que nos condicione sean nuestros valores"

Sí, siempre he intentado que sea así. Y, gracias a eso, hoy en día me siento muy feliz. Lo que yo he podido vivir en mi carrera ha sido lo que siempre deseé de niño. Al final, uno valora lo que ha podido vivir y compartir dentro y fuera del terreno de juego, por encima de todo lo demás, de todo el dinero que se pueda mover o ganar. Lo más importante es que uno sea feliz con lo que hace y yo, gracias a Dios, puedo decir que fui y soy muy feliz. Y espero seguir así mucho tiempo.

-Estuvo en la mejor época de la historia del Deportivo. Llegó con el plantel recién campeón de Liga y fueron uno de los más temibles de Europa.

Fueron los momentos más altos de mi carrera. Estar tanto tiempo en A Coruña marca mucho porque es mucho tiempo compartiendo, no sólo con un equipo sino con personas, con una ciudad. En ese sentido, imagina lo que ha sido en mi vida A Coruña y el Deportivo. Los tengo en mi corazón. Lo he dicho muchas veces: han colmado lo que todo deseé desde pequeño.

No puedo pedir mucho más al fútbol. Estar en un conjunto donde disfrutaba tanto en un terreno de juego, compitiendo contra los grandes de España y de Europa y dando el nivel que dimos, es una gran satisfacción. Fueron años de bastante éxito y, sobre todo, de un fútbol que marcó una época en el Deportivo.

Valerón se retira llorando en su último partido con el Deportivo.

Valerón se retira llorando en su último partido con el Deportivo.

-La lástima en la Champions fue aquella semifinal con el Oporto (a la postre campeón) que se les atragantó.

Sí. Hubiese sido muy bonito para aquella generación de futbolistas y, sobre todo, para el club, que muchos años antes estuvo haciendo una estructura, un proyecto, un trabajo muy importante para que se pudiese conseguir todo aquello. Pero… bueno, yo creo que al final uno tiene que aceptar las cosas como se dan y, dentro de lo que cabe, podemos estar orgullosos de todo lo que se consiguió.

-¿Qué tenían, qué tenía ese Dépor que devoraba a equipos como la Juve o el Milan?

Creo que lo que tenía era grandísimos jugadores. Se confeccionó una plantilla que ya años atrás venía siendo muy buena, pero llegó un momento en el que coincidimos una serie de futbolistas con un nivel muy importante y un lenguaje que hablábamos todos, una misma manera de entender el fútbol. Con eso y con el entrenador [Javier Irureta], que supo entender lo que tenía entre manos, se consiguió ese rendimiento y ese nivel.

-Dieron al Madrid uno de los mayores golpes de su historia, el Centenariazo. ¿El que ya se diera al Madrid como campeón antes de jugar les motivó más aún?

"En el Deportivo coincidimos una serie de futbolistas con un nivel muy importante y un lenguaje que hablábamos todos, una misma manera de entender el fútbol"

Para aquella generación de futbolistas fue una recompensa porque no habíamos logrado nada desde la Liga que se había ganado unos años antes. Fue bonito conseguir un título, ¡y qué título! Al ser en el Bernabéu, contra el Madrid y en su centenario, fue muy importante para nosotros ser capaces de afrontar todo aquello. Parecía muy difícil ganar y fue una gran satisfacción hacerlo superando esa situación.

No considero que en algún momento el Madrid pensara que ya lo tenía ganado. Al contrario; yo creo que ellos sabían que enfrente iban a tener a un conjunto de muy buen nivel. Al final, las sensaciones antes de un partido eran diferentes para cada equipo. Ellos jugaban en casa y tenían más presión; en cambio, parecía que entraba dentro de lo normal que nosotros la perdiéramos y eso nos hizo jugar mucho más relajados y tranquilos, y salió bien.

-En el Dépor coincide con Mauro Silva, uno de sus grandes ídolos.

Sí. No ídolo, porque no me gusta usar esa palabra. Pero cuando me preguntan con qué jugador me gustaría compartir vestuario siempre me quedaría con Mauro y la admiración que tenía por él, lo que aprendí de él. Era alguien con un carácter y una manera de estar en el campo, que siempre buscaba lo mejor para el equipo. Sabía cuál era su papel dentro del conjunto e intentaba que todo lo que tenía alrededor funcionara bien. Eso son cosas que te marcan. Para mí, ha sido un gran referente como jugador, pero, sobre todo, como alguien que dentro de un vestuario lleva el mando y quería que todo funcionara de manera correcta.

-¿Es el mejor con el que ha jugado?

He tenido muchos compañeros de gran nivel. Yo diferencio a quien es un jugador muy bueno de lo quien yo considero que es alguien muy bueno como jugador, como persona, como capitán y como veterano de un vestuario. En cuanto a calidad, uno de los que más me han sorprendido por su calidad ha sido Diego Tristán. Podría decir muchos, pero él me impactó mucho.

-"Hay futbolistas y jugadores de fútbol", ha dicho en alguna ocasión.

Para mí, el futbolista no es sólo el que juega al fútbol, sino que hay algo más ahí. Es una profesión, es dedicarte a algo, tener un carácter correcto. No conlleva sólo jugar sino que te debes a un público, a un club. Tienes que asumir el convivir con todo eso. Hay mucha gente que no es capaz de hacerlo y no termina de encajar en el fútbol profesional. Yo creo que hoy en día hay más futbolistas porque está todo más profesionalizado, es diferente a como era hace unos años.

-¿Qué parte del éxito del Dépor en aquella época tiene Irureta? ¿Cómo consiguió todo aquello, ese equipazo, esa forma de jugar?

Para empezar, ya tiene su mérito conseguir que funcionara una plantilla del nivel que teníamos, con gente con bastante carácter y muchos de diferentes nacionalidades. Para mí, el mérito de Jabo es ese: entender a cada persona, cada manera de ser, cada carácter. No era un sargento, sino al contrario. Nos dejaba bastante libertad; te convencía desde la tranquilidad, haciéndote ver que teníamos que ser un grupo. Y todo eso hizo que el equipo diera su mejor versión.

-En el Dépor también hubo momentos tensos. Recuerdo ese de Irureta con Djalminha en 2002.

el futbolista no es sólo el que juega al fútbol, sino que hay algo más ahí. Es una profesión, es dedicarte a algo, tener un carácter correcto. No conlleva sólo jugar sino que te debes a un público, a un club

Durante ese año se vivieron, como es lógico, momentos un poquito más delicados. Algunos se vieron más y otros no tanto y quedaron en el vestuario. Lo bueno es que todas esas situaciones que ocurren se intentan solucionar de la mejor manera. Había gente con esa experiencia para que todo quedar ahí.

Cuando lo ves desde fuera, quizás puedas tener la impresión de que Djalminha esté loco, pero desde dentro te das cuenta de que no es lo que parece. Era un grandísimo jugador y aprendí mucho de él. Cuando llegué a A Coruña, para mí fue muy importante tenerlo como referente porque jugábamos en la misma posición y entendíamos el juego de manera parecida. Como compañero era excelente; en ningún momento sentí que él me viera como la persona con la que competía, sino que me ayudaba.

-"Cuando estaba en la cúspide nunca pidió un duro y la renovación le parecía exagerada", dijo de usted Lendoiro [presidente del Deportivo]. Dijo que no lee cambiaba ni por Zidane.

Aquel fue un gran momento, en el que yo estaba muy feliz en el Deportivo, lo tenía todo para ser feliz. Cuando uno está así, entiende que lo único que tenía que hacer es seguir allí. Siempre me sentí muy valorado y creo que actuar de esa manera al final te da una recompensa a través de los años, al ver que la gente te sigue valorando. Más que aprovechar los momentos en que uno está muy bien para exigir cosas, es muy importante entender que hay momentos en los que quizás no estás al máximo nivel y te podrían pedir cuentas. Lo bonito es que todos podamos entender las situaciones. Yo consideraba que el Deportivo no era un club con tantos recursos económicos como para tener fichas tan altas.

-¿Qué recuerdo guarda de Lendoiro?

Es una persona muy peculiar. Cuando tienes la oportunidad de conocer a Augusto, te gusta estar con él. Es alguien que llevaba desde los 15 años como presidente de un club modesto y toda su vida ha estado vinculada al fútbol. Tenía una manera de entender el fútbol profesional que tenía mucho que ver con el modesto y de cantera. El deseo que tenía, que te transmitía desde el minuto uno que hablabas con él, era darle a A Coruña un conjunto que compitiera, que la gente disfrutara en el estadio de ver pasar a los mejores equipos. Y eso le hizo especial y único.

Valerón celebra el ascenso a Primera con el Las Palmas.

Valerón celebra el ascenso a Primera con el Las Palmas.

-Allí era una estrella y seguro que no le faltaron novias. ¿Por qué no dio el salto a un grande?

Cuando estás en el fútbol profesional sabes que hay muchos jugadores muy buenos. Yo sabía que dar el salto a un conjunto de mucho nivel era muy difícil. También es verdad que yo estaba muy a gusto en el Dépor y nunca sentí que allí me faltara nada.

Sinceramente, yo siempre lo he dicho: a mí nunca se dirigió personalmente un club grande para saber si yo tenía o no la idea de salir. No sé si en algún momento preguntaron en el Dépor por mí; nunca me lo dijeron. Entonces, nunca tuve esa opción y, por tanto, estaba feliz, seguía disfrutando. El Dépor también estaba en una época en la que podía competir contra esos equipos y si empezaba a vender jugadores, quizás no lo podía hacer. En aquel momento, Lendoiro consideraba que para poder competir tenía que mantener el nivel de la plantilla. Si te fijas, en aquellos años hubo muy pocas ventas a equipos grandes.

-¿Cuál fue su recuerdo más feliz en el Deportivo?

"El descenso es lo más duro que he vivido en el fútbol; pero a medida que van pasando los años te das cuenta de que el fútbol es así, como la vida"

Creo que… [duda] quizás la Copa del Rey en el Bernabéu, porque siempre se recordará por encima de otros momentos. Junto con los años que disputamos la Champions, los partidos ante el Bayern o las remontadas contra el Milan, son momentos que se te quedan ahí para siempre.

-Antes había pasado por el Atlético, coincidiendo con todo lo contrario: una de sus peores épocas.

Mi llegada al Atlético quizás fue en un momento más difícil para el club, pero seguramente fue de las mejores cosas que me pasaron en mi carrera porque aprendí muchísimo y porque estuve en un conjunto grande. Para mí fue un honor vestir su camiseta. Siempre tendré la pena de no poder haber estado más tiempo y en un momento en el que las cosas fueran más fáciles para hacer cosas. Yo llegué muy joven, con poca experiencia; me hubiera gustado estar en otra época para ayudar más, aunque la gente sabe que di todo lo que tenía.

-Tenían un equipazo, con Kiko, Jugovic, Juninho, Vieri, Molina... Pero descienden traumáticamente.

El club estaba en un momento difícil con mucha inestabilidad. Todo eso repercutió en el campo y no pudimos hacer lo que nos hubiera gustado.

-Ha vivido tres de esos descensos. ¿Cómo se vive dentro del vestuario? ¿Cómo se supera?

Es duro, muy duro. Creo que es el lado más duro que he vivido en el fútbol. Lo que eso supone para el club, para una afición… La primera vez que te sucede es muy doloroso, no sabes muy bien cómo reaccionar. A medida que van pasando los años te das cuenta de que el fútbol es así, como la vida. Momentos duros y momentos difíciles, traspiés, descensos. Pero siempre tienes la posibilidad de darle la vuelta, así que nunca te puedes rendir. Siempre tienes que levantarte y buscar la manera de darle la vuelta y conseguir un ascenso. Eso lo vas aprendiendo con los años.

-Le faltó triunfar con la selección. Llegó diez años antes.

Me lo han dicho más de una vez, pero siempre digo lo mismo: disfruté muchísimo de mi época con la selección. Fue la antesala de lo que vino después. Nosotros teníamos también una generación de jugadores que hacía muy buen fútbol, pero los que vinieron después lo hicieron con un nivel espectacular. Ellos hicieron lo que nos faltó a nosotros en años anteriores: llegar a finales y ganarlas.

-¿Qué recuerdo es peor: Bélgica 2000, Corea 2002 o Portugal 2004?

La verdad es que fueron tres golpes duros. Para mí, Portugal creo que fue el más duro de todos. En Bélgica éramos una selección muy joven e incluso yo era muy jovencito. En Corea creo que estuvimos a la altura y dimos un gran nivel. Todos saben que hubo una situación debido a la cual no seguimos más adelante. Quizás en Portugal no estuvimos a la altura; teníamos una selección para haber llegado mucho más lejos.

-Cree en el orden y en el talento como claves de su modelo de equipo. ¿Cuál reúne para usted ahora mismo esas características? ¿Cuál profesa lo que más le gusta en el fútbol?

"El ejemplo que siempre he tenido ha sido el Barcelona. Por todo lo que tiene que ver con una idea de juego, una filosofía, cómo creer en eso y mantenerlo durante tanto tiempo, incluso cuando no daba resultados"

Creo que hay muchos, pero quizás el ejemplo que yo siempre he tenido ha sido el Barcelona. Por todo lo que tiene que ver con una idea de juego, una filosofía, cómo creer en eso y mantenerlo durante tanto tiempo, incluso cuando no daba resultados. Creo que eso es lo más difícil. En el fútbol, la gente no le da el tiempo suficiente a un proyecto, a una idea. Los resultados son los que mandan y creer en algo y mantenerlo incluso sin resultados para mí tiene mucho valor. El Barcelona es ejemplo para muchos clubes que incluso ya están copiando su modelo, su manera de entender el fútbol. Yo cuando era pequeñito, en la época de Cruyff, fue cuando me enamoré de esa concepción del fútbol. Ha habido etapas muy buenas de otros equipos, del Madrid, y luego ha vuelto una era en la que de alguna manera vivimos la de Cruyff, con Rijkaard y con Guardiola.

-¿Quién le dejó más marca en su carrera?

Es muy complicado nombrar a alguien; todos han sido muy especiales para mí. He convivido con muchos entrenadores y compañeros. Quizás Mauro como compañero, como un líder en el vestuario. De todos los demás no sabría decir uno.

-¿Cuál es su mejor o mejores recuerdos de tantas vivencias en estas dos décadas?

Es muy difícil quedarme con algo, la verdad. Todos los momentos son bonitos, pero creo que me quedo con los inicios, cuando quieres dar el salto a un club profesional, estás cerquita de poder jugar en Primera y tienes mucha ilusión. Esos momentos son muy especiales.

-¿Y lo peor?

Sin duda, todos los descensos. Es lo más duro que he vivido a nivel personal.

-¿Este es su último año?

Es evidente que uno ya va pensando que va llegando el final. De momento, como he hecho estos últimos años, pienso en estar una temporada más y en ayudar todo lo que pueda al equipo. Esperamos que podamos mantener la categoría; con eso ya seríamos felices.

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