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Villa ensancha sus récords en el test superado por Diego Costa

Roberto Morales (EFE)

David Villa ensanchó sus registros goleadores como máximo artillero de la Roja, alcanzando 58 tantos con su doblete a El Salvador, en un partido que dominó de inicio a fin España (2-0) y que sirvió para que Diego Costa mostrase en 73 minutos que está en condiciones de disputar el Mundial de Brasil. El miedo a lesionarse a cinco días del comienzo del Mundial marcó el partido. Las noticias de jugadores de otras selecciones que se quedan en el camino por alguna acción desgraciada en sus amistosos, estaba en la cabeza de los internacionales españoles. El objetivo era coger ritmo de partido y para Del Bosque la cita era clave para comprobar el estado de Diego Costa y Juanfran.

Los dos fueron titulares, volvieron a competir tras sus lesiones en la final de Liga de Campeones. Y la presencia de Diego Costa, sumada a la defensa adelantada de El Salvador, retocó el estilo de la Roja de inicio. Los balones en largo de Xabi Alonso a los movimientos del nueve se sucedieron y un derribo del portero a los tres minutos acabó en penalti. El encargado de tirarlo y fallarlo fue Cesc, que solo marca en las tandas finales decisivas. España encuentra un problema en los lanzamientos que debe solucionar en el Mundial, sin un lanzador claro cuando Villa está en el banquillo y aspirantes como Ramos.

El Salvador bastante tuvo con aguantar el fútbol de la campeona del mundo. Con orden y sus líneas de cuatro defensas y cinco centrocampistas unidas, cada vez que superó el centro del campo fue fiesta en las gradas del FedExField, con amplia mayoría de aficionados salvadoreños que volvían a disfrutar de su selección tras un tiempo apartada del panorama continental por sanción. Diego Costa demostró que las lesiones musculares que marcaron su final de temporada están olvidadas. Despejó dudas dando todo en un máster acelerado de fútbol de la Roja al que debe adaptarse con rapidez sin cambiar las virtudes que le han convertido en uno de los jugadores del año.

De momento debe recuperar la puntería. Llegará con su mejoría física. Sus buenos movimientos no tuvieron remates certeros, algo lento al armar el disparo y encontrándose con la parada del partido de Henry Hernández, a un testarazo en el segundo acto. España jugó al ritmo de Xabi Alonso con Xavi guardando fuerzas en el banquillo para el Mundial, y pidiendo más de Koke. Faltó velocidad en la transición en el primer acto en jugadas que entraban en otra dimensión cuando pasaban por Iniesta. Pedro perdonaba un pase medido de Alonso a los nueve minutos, solo ante el portero salvadoreño, pero dejaba muestras de su buen estado físico, el más entonado tras una temporada irregular.

Un partido sin un pique de Diego Costa no es lo mismo. Lo tuvo con Barrios y es síntoma de la seriedad con la que tomó su examen. Mientras Cesc perdonaba otra ocasión de cabeza a un pase picado de Iniesta y Ramos acariciaba el gol con una falta que buscó la escuadra. Iker Casillas era un espectador de lujo. El panorama no cambió en la reanudación pero sí el ritmo de juego de la selección española. La entrada en escena de Cazorla, Villa y Silva reactivó el juego de ataque, mayor movilidad y precisión en las asociaciones. Volvió el toque en corto y los laterales -Juanfran y Jordi Alba- comenzaron a llegar a línea de fondo para poner centros.

Tuvo tan poca exigencia defensiva España con los salvadoreños buscando los movimientos de Rafael Burgos que provocó alguna rápida salida de Casillas y Sergio Ramos se convirtió en otro arma de ataque. Asistió en el gol de cabeza, tras pase preciso de Alonso y fallo en la salida de Hernández. Cuando el balón lo iba a convertir Diego Costa en su primer tanto como internacional español, mientras colocaba el cuerpo para enganchar el balón apareció la cabeza del más pillo, David Villa, que abrió el marcador a la hora de partido.

Las fuerzas se habían agotado a los salvadoreños y España comenzó a divertirse. Triangulaciones mágicas de Cazorla, Silva y Alba, otro latigazo de Villa con muchas ganas de reivindicarse y un disparo al travesaño de Busquets antes del broche del 'Guaje'. El máximo goleador de la historia de la Roja ensanchó sus números antes de su adiós. Control perfecto y remate de nueve para hacer el segundo. El Mundial y la defensa de la corona ya es el siguiente reto.


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