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Vuelve el rey del regate imposible

Onésimo sustituye en el banquillo del Valladolid a un Mendilibar que había sumado 22 de los 93 últimos puntos en Liga

SILVIA DE LA FUENTE

Sus internadas por la banda ya forman parte del mito. Onésimo Sánchez bajaba la cabeza, cosía el balón a su pie, encaraba al defensa y comenzaba una serie de regates imposibles que solían terminar con algún rival en el suelo. El último gran regateador español, el jugador que llevó el arte de la gambeta a sus últimos extremos, es el elegido, ahora en su faceta de entrenador, para reflotar al Valladolid. Mendilibar, con el equipo 17º y caminando desde hace varias jornadas en el alambre de los puestos de descenso, fue ayer destituido.

Como futbolista, a Onésimo su carácter le impidió centrarse en un deporte en el que debió marcar escuela y explotar sus enormes cualidades, como intuyó Cruyff cuando lo fichó para su Barça. Cuentan que se apostó con Busquets y Ferrer que llegaría de La Masia al Miniestadi sin que el balón tocara el suelo. Tardó cuarto de hora y tuvo que cruzar dos veces la calle. Genial.

El nuevo técnico blanquivioleta dirigía al segundo equipo en Tercera

Tras una trayectoria variopinta, su bagaje como entrenador se resume en el ascenso del Huesca a Segunda y dos etapas diferentes en el filial blanquivioleta. Deja al Valladolid B como líder de Tercera en el grupo de Castilla y León. Sin embargo, su principal herencia es la idea clara de fútbol que ha tomado un grupo de jóvenes jugadores: el toque y la posesión como argumentos innegociables.

Los números del Valladolid son para asustar. En las últimas 31 jornadas de Liga, incluyendo el final de la pasada temporada, ha cosechado tan sólo tres victorias. Un total de 22 puntos de 93 posibles. No sólo los resultados han sido el detonante de una decisión que Carlos Suárez ya tenía prácticamente tomada desde hace una semana, sino que la imagen del equipo se había deteriorado con una plantilla sin alma incapaz de plantar cara a ningún rival en Zorrilla.

El Valladolid ya no era ni la sombra de aquel equipo con el que deslumbró Mendilibar en el curso 2006-07, cuando ascendió a Primera nada más llegar con el récord de puntos en la categoría y de mayor número de partidos sin perder, hitos aún imbatidos. El técnico puso en marcha un fútbol de jugadores comprometidos, de presión asfixiante y de velocidad en el desplazamiento del balón que cautivó.

Juan Carlos Garrido, del filial de Segunda, suple a Valverde en el Villarreal

Ese respeto por Mendilibar aún permanece en la grada. De hecho, la afición nunca ha pedido la cabeza del técnico ni le ha señalado como culpable de los males. En Valladolid, se había formado incluso la ficción colectiva de haber encontrado su particular Ferguson, una figura inamovible que guiaría los designios del equipo durante varias temporadas, y el mendilismo, con sus particulares sentencias, se imponía como corriente de opinión.

El deterioro terminó, tres años y medio después, con un Mendilibar expulsado en el túnel de vestuarios viendo a los suyos empatar agónicamente ante el Almería. En realidad, ya era el primer gol de la era pos-Mendi.

Mientras, el Villarreal anunció que Juan Carlos Garrido, entrenador del Villarreal B, es el sustituto de Valverde al frente del primer equipo castellonense hasta final de temporada.

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