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Las vuvuzelas y el Jabulani centran las críticas del Mundial

La escasez de goles y los huecos en las gradas de los estadios también han dado de qué hablar en la primera semana de torneo

EFE

El estruendo de las vuvuzelas, los caprichos del balón Jabulani, la escasez de goles y los huecos en las gradas en algunos partidos se han convertido en las principales polémicas del entorno del Mundial, que hoy cumple su primera semana.

El pasado viernes el estadio Soccer City de Soweto acogió la ceremonia inaugural del torneo y el partido entre Sudáfrica y México, el primero de los 64 previstos en la competición.

Al margen de las cuestiones intrínsecas al juego, al rendimiento de los equipos y al desempeño de los protagonistas sobre el césped, a su alrededor hay asuntos con los que convive el torneo y que han protagonizado su inicio.

De todos ellos, el menos futbolístico, pero quizá el más polémico es el de las vuvuzelas. Quizá ya no quede ningún seguidor en el entorno del Mundial que no sepa que se trata de unas trompetas largas que ofrecen un sonido tan agudo como persistente a lo largo de los partidos, incluso cuando no juega la selección sudafricana.

Mientras la FIFA ha aceptado y apoyado el uso de este instrumento, algunas cadenas de televisión, en especial en Europa, estudian la forma de ofrecer los encuentros sin que los espectadores sufran su penetrante sonido, al tiempo que alguna empresa ya ha empezado a fabricar den Sudáfrica tapones especiales para los oídos.

Además de la vuvuzela, el balón Jabulani también ha dividido las opiniones. Algunos porteros lo calificaron antes del Mundial como una pelota 'de playa' o 'de supermercado' y en otras ocasiones errores como el del inglés Robert Green se han atribuido a la misma causa, lo que no impide que también haya sido defendido.

Así, el técnico de la selección anfitriona, el brasileño Carlos Alberto Parreira ha afirmado con claridad que le gusta el balón y también la vuvuzelas.

La estadística goleadora ha decepcionado en el tramo inicial de la Copa del Mundo, aunque la jornada del jueves 17 permitió una recuperación notable en los guarismos, ya que en los tres partidos del día se marcaron diez goles y el promedio goleador se acerca mucho a los dos tantos por encuentro antes de la disputa del Alemania-Serbia.

Por otra parte, la FIFA confirmó antes del inicio del torneo que el 97 por ciento de las localidades habían sido vendidas, pero las imágenes de televisión en la transmisión de los partidos ofrecen la impresión de que los huecos en las gradas van más allá del tres por ciento de las entradas no adquiridas.

Por ejemplo, en el Soccer City, el estadio con más capacidad del Mundial y donde ya se han disputado tres encuentros, la FIFA ha facilitado un número de espectadores muy similar en cada ocasión. El partido inaugural entre Sudáfrica y México, con un estadio prácticamente lleno, congregó, según la FIFA, a 84.490 aficionados, mientras que en Holanda-Dinamarca hubo oficialmente 83.465 y en el Argentina-Corea del Sur, 82.174.

No pareció a simple vista que en el encuentros de Holanda y Argentina hubiera tan sólo uno o dos millares menos de espectadores que en el encuentro inaugural, ya que los huecos en las gradas, sin ser excesivos, sí que parecían afectar a un porcentaje más elevado de localidades.

Finalmente, el truco publicitario de una cervecera holandesa para aprovechar un torneo del que no ha sido patrocinador oficial dio un gran ambiente a las gradas en el encuentro Holanda-Dinamarca, pero obligó a la FIFA a adoptar acciones legales al ver perjudicados sus intereses comerciales.

Los de los espectadores, por contra, se vieron beneficiados, ya que pudieron presenciar a casi cuarenta modelos con una sugerente minifalda naranja.

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