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La Eurocámara rechaza las 65 horas laborales

El Parlamento Europeo (PE) se opone por mayoría absoluta a la iniciativa y frena la aprobación de la directiva de tiempo de trabajo pactada por los gobiernos de la UE

DANIEL BASTEIRO

El Parlamento Europeo (PE) se ha opuesto por mayoría absoluta a la ampliación de la jornada laboral hasta un máximo de 65 horas semanales y ha frenado la aprobación de la directiva de tiempo de trabajo pactada por los gobiernos de la UE.

El voto de la Eurocámara abre ahora un nuevo periodo de negociación de 90 días (denominado 'conciliación') entre el Parlamento y el Consejo al cabo del cual, si no hay acuerdo, decae el texto y empieza un nuevo proceso negociador que puede durar varios años.

Hasta ahora, una cláusula provisional generalizada en Reino Unido desde 1993 permite a patrón y empleado, previo pacto, superar el límite de 48 horas semanales vigente.

Esa jornada, ganada tras más de un siglo de lucha sindical, fue reconocida en 1919 por la Organización Internacional del Trabajo, pero está amenazada por fuertes presiones de Gobiernos, patronales y un enemigo inesperado y paradójico: el absentismo laboral de sus señorías.

La norma que finalmente no ha salido adelante afectaba de forma específica a sectores como el sanitario, al no considerar horas de trabajo el tiempo de guardia que no se emplea en labores de atención médica. Y permitía posponer el descanso obligatorio tras la guardia para trabajar más horas seguidas también en otras profesiones, como la de bombero.


'Vivimos siete años menos de media que el resto por ese tiempo de guardia en el que, o entrenamos, o dormimos mal', dice Peter Klumpp, un bombero de Sttutgart (Alemania), que ayer acudió junto a treinta colegas a la manifestación que congregó a cerca de 5.000 personas frente al Parlamento.

'Es una locura', recalca Alejandro Cercas, el diputado socialista español que en los últimos meses ha levantado, casi de la nada, una oposición que deja a los sindicatos al borde de la victoria.

'Por cosas como esta nos ganamos la desafección de más y más gente', lamenta. Su informe enmienda la posición de los 27 que, pese al voto en contra de España y Grecia y la abstención de otros cinco países, apoyan las medidas. Sus defensores ensalzan la supuesta libertad para que el trabajador pacte con la empresa sus horarios o la competencia internacional, pasando por la flexibilidad para los médicos que permitirá acabar con la escasez de profesionales.

Cercas repite que los derechos 'no son renunciables' y denuncia 'fortísimas presiones' de la Comisión Europea y del Reino Unido, 'con una campaña internacional y llamadas personales de Gordon Brown a cada diputado'.

En Reino Unido, con más de tres millones de personas trabajando más de 48 horas, es donde está la fractura ideológica que se refleja en el Parlamento.


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