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Zapatero no logra contagiar su optimismo a Krugman

El Nobel de Economía alerta de que el ajuste en España puede ser muy 'doloros'

ANA TUDELA

Pesimismo contra un muro de confianza. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, subió ayer al escenario del Palacio de Congresos de Ifema en Madrid para defender las medidas de su Gobierno contra la crisis y anunciar la llegada de otras que se darán a conocer en las próximas semanas. El auditorio acababa de ver en el mismo atril al fantasma de las navidades futuras vestido de Paul Krugman. El Premio Nobel de Economía 2008 cree que las perspectivas de la economía mundial son “aterradoras”, y, en este contexto, España necesita políticas “drásticas”

Zapatero ya sabía la negativa postura del profesor de Princeton sobre España por sus declaraciones de la semana pasada en Sevilla. Por eso, según fuentes cercanas a la organización del foro Innovae (organizado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología), el presidente pidió desayunar con el Nobel, a pesar de que éste tenía un encuentro con estudiantes a primera hora.  Zapatero no consiguió convencer a Krugman de su visión. España podría recuperarse si Europa lo hiciera pero Europa camina hacia el peor de los escenarios: la deflación, que habría que evitar a toda costa si se quiere ver en el horizonte el fin de la crisis.

Krugman da por hecho que ese temido descenso generalizado de los precios ocurrirá en EEUU y cree que el BCE  “ha sido demasiado complaciente respecto al riesgo de que algo similar pase en Europa”. Si “en América se está haciendo poco”, según el Nobel, “aquí menos todavía”. Una cosa beneficia al Viejo Continente a ojos de Krugman: “Su red de salvamento, sus programas sociales”, que harán que “el peaje humano sea menor, aunque la recesión sea más profunda”.

La opción para la “situación especialmente difícil” que atraviesa España es “aumentar la productividad” hasta salvar los desequilibrios que ha descubierto el estallido de la burbuja inmobiliaria. “Si no, el ajuste va a ser a través de los salarios y eso es mucho más doloroso”.

Zapatero sacó la carpeta de los deberes y se la enseñó al profesor. “Hoy la economía española está mejor preparada para enfrentar la grave crisis”, dijo, y eso se debe “en gran medida a nuestro desarrollo tecnológico y capacidad innovadora”. Multinacionales españolas de sectores punteros (energías renovables, telecomunicaciones) se suben a los podios mundiales, comentó, tras desgranar las medidas del Plan E de su Gobierno para la recuperación del país.

Pero el Nobel de Economía, cuando habla de innovación, habla de algo más que I+D+i. Krugman quiere “innovación en las medidas”.  “Antes se podía hacer frente a las crisis reduciendo tipos, pero se ha agotado esa herramienta (en EEUU están al 0%) y la economía sigue acelerando su deterioro”, dijo. Esta crisis “no ha surgido por la inflación”, como otras, “es el resultado de un optimismo excesivo que ha llevado a un exceso de deuda”.

 

“Hace un año, hace siete meses, era posible defender que parte de la crisis era psicológica. La confianza es un efecto multiplicador de las situaciones económicas, pero después de lo que ha ocurrido con las instituciones financieras ya no se puede mantener ese discurso”. Así lo aseguró ayer el Nobel de Economía Paul Krugman a un grupo de estudiantes con los que tuvo un encuentro. Krugman, que llegaba directamente del desayuno con Zapatero, organizado a última hora a petición del presidente, añadió que “los políticos todavía creen que restaurar la confianza parará la recesión”.

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