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Amancio Ortega, el zar del ladrillo

El dueño de Zara es el mayor propietario español de rascacielos y edificios con una cartera de más de 3.200 millones de euros

SUSANA RODRÍGUEZ ARENES

Donde el común de los mortales ve (y sufre) una crisis, otros encuentran un filón. En plena recesión de las principales economías del mundo y el descalabro total en el sector inmobiliario, el décimo hombre más rico del planeta y dueño del imperio Zara, Amancio Ortega, ha detectado una rentable oportunidad de negocio en la denostada inversión en ladrillo.

En los dos últimos años ha acelerado las compras de rascacielos, centros comerciales y oficinas, sobre todo en EEUU, para engordar su cartera inmobiliaria. Las operaciones cerradas en los dos últimos años y las cuentas de sus sociedades reflejan una cartera con activos valorados en más de 3.200 millones, lo que convierte al dueño del imperio Zara en el mayor inversor individual en inmuebles de España.

Su patrimonio, que no contempla invertir un euro en viviendas, es de tal valor que supera al de cada uno de los nueve fondos inmobiliarios españoles, incluido el Santander Banif Inmobiliario, con 3.153 millones de patrimonio, que ahora tiene congelados los ahorros de sus inversores.
El mayor rico de España, y el más discreto de todos ellos, ha puesto el foco en Estados Unidos, donde ha gastado entre 2007 y 2009 más de 700 millones de euros en rascacielos y edificios emblemáticos, especialmente en Boston y Miami. Estas compras las ha hecho a través de Ponte Gadea, la sociedad holding en la que el creador del modelo Zara concentra sus inversiones.

Aunque su principal activo sigue siendo Inditex, el origen de su fortuna, sobre todo tras sacarlo a bolsa en 2001. Tiene el 59,3% del grupo textil a través de las sociedades patrimoniales Partler 2006 y Gartler.

Riqueza: mejor la que se toca

Pero de los 18.300 millones de dólares (13.542 millones de euros) en los que Forbes cifra la fortuna de Ortega, el 24% está en el sector inmobiliario, es decir, prácticamente la cuarta parte. Es un dato reconfortante para un empresario que piensa que la mejor riqueza es la tangible, la que se puede tocar.

Ya desde 2005, el empresario se lanzó a conquistar propiedades para tener en alquiler al otro lado del Atlántico. Fue el año en que compró en pleno Manhattan un rascacielos en la elitista calle 59, entre Park Avenue y Lexington, por107 millones de dólares (84 millones de euros). El caché ha llegado a subir a los 240 millones de euros pagados por un centro comercial en la Milla de Oro de Chicago.

Ya acumula siete operaciones en terreno estadounidense y la última le convierte en el principal dueño del lujoso Hotel Epic de Miami, una aventura en la que se embarcó en 2006 junto con el arquitecto Ugo Colombo y la familia Lowenstein (dueños del hotel Ritz Carlton en South
Beach, Miami). Para abrir el suntuoso establecimiento turístico se requería una nueva aportación de 100 millones de dólares que los socios de Ortega soslayaron, lo que le hace propietario del 90% del hotel.

Muy selectivo en la inversión

Quienes conocen a Amancio Ortega señalan que es muy selectivo en sus inversiones, las sopesa mucho y, como la mayoría de los ricos, no derrochar es una máxima de vida que le permite reforzar su riqueza. ¿Pero por qué apuesta en plena crisis por los inmuebles? La sangría de pérdidas en las bolsas ya no hacen atractiva la inversión, y tampoco comprar deuda de países desarrollados, con el precio del dinero por los suelos. Con este escenario, se ha acentuado su apetencia por los bienes materiales.

Por ello, en paralelo a su aventura norteamericana, los gestores de confianza del empresario de origen leonés han ido rastreando también el mercado de inmuebles europeo. El resultado es un boyante patrimonio en el que destacan suntuosos edificios en los Champs Élysées, el centro comercial de alta gama Quartier 205 en Berlín, que compró por 275 millones en 2007, además de empresas de patrimonio en alquiler en Roma Prima Cinque y su filial Roma Colonna, que costaron 130 millones. Londres también figura en la lista.

Solamente una de las filiales de Ortega, Pontegadea Inmobiliaria, tiene edificios en alquiler en España y Reino Unido con un valor de mercado de 1.333 millones, según las últimas cuentas presentadas en el Registro Mercantil, de 2007.

En España, el fundador del mayor grupo textil europeo ha inaugurado una moda, la de invertir en edificios y oficinas de entidades financieras que luego se quedan como inquilinos. Sin duda, la mayor operación fue la compra a finales de 2007 por 458 millones de diez edificios del Banco Santander.

No todo son mieles en la fortuna inmobiliaria de Amancio Ortega. El año pasado tuvo que inyectar 22,25 millones en Pontegadea Inmobiliaria para no tener que disolverla. Las pérdidas, de casi esa cuantía, 22 millones en 2007, se vieron influidas por la depreciación de los activos con la crisis y redujeron los fondos propios a menos de la mitad del capital social. Ortega puso el dinero y evitó el cierre. Tras ello, ha seguido perseverando en nuevas inversiones.

Casero de Emilio Botín

Los palacetes y edificios históricos que tenía el Banco Santander diseminados por las grandes capitales españolas constituían todo un tesoro inmobiliario que enseguida ansió Amancio Ortega. El presidente de la entidad financiera, Emilio Botín, quería venderlos y que el banco se quedase como inquilino durante 40 años.

El dueño de Zara le propuso a Botín ser su casero y el banquero aceptó por un astronómico precio de 458 millones. Ahora, Ortega posee los emblemáticos edificios del Paseo de la Castellana, 24 (Madrid), Paseo de Gracia, 5 (Barcelona), Plaza Jado, 1 (Bilbao) o Avenida de la Constitución, 3 (Sevilla). El año pasado, Ortega repitió la jugada y pagó 250 millones por 40 edificios y oficinas a Caixa Galicia.

El fundador del imperio Zara no vive de su patrimonio inmobiliario, pero podría hacerlo perfectamente. Sólo con los alquileres de los inmuebles (la gran mayoría, oficinas y locales), Amancio Ortega ingresa en torno a 200 millones de euros al año, según fuentes conocedoras de su negocio.
Solamente una de sus filiales, Pontegadea Inmobiliaria, facturó 91 millones en 2007, con edificios en España y Reino Unido, aproximadamente la mitad de las rentas anuales.

Esta cifra de 200 millones se va acercando, aún lentamente, al rendimiento que el empresario obtiene con su 59,3% de Inditex, que agrupa a Zara, el buque insignia y otras siete marcas. El último dividendo, cobrado en agosto, le supuso un cheque de 318 millones.

Un 70% menos por la bolsa
Aparte, su paquete de 369,6 millones de acciones en Inditex vale en bolsa 10.160 millones, un 12% menos desde enero. Pero peor ha sido el efecto del descalabro bursátil general en sus sicav (sociedades de inversión que usan los ricos para pagar el mínimo de impuestos): Keblar ha perdido un 40% de su patrimonio en el tercer trimestre de 2008, en comparación con el inmediatamente anterior, hasta 411,5 millones, mientras en Alazán cayó un 70%, lo que reduce su valor a 299 millones al cierre de septiembre, según los últimos datos. Tras esta sangría, Ortega se ha cansado de sufrir en los parqués y ha ordenado a sus gestores que reduzcan posiciones en bolsa no sin antes retirar más de 300 millones de estas sicav.

Parte de esas pérdidas y de las depreciaciones de activos inmobiliarios pasaron factura al holding principal de Ortega, Ponte Gadea. Esta sociedad, de la que cuelgan 13 empresas, incluida una
biotecnológica, perdió 27 millones en 2007.

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