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Una fusión polémica entre cajas

La Junta de Castilla y León presiona para que se integren las seis entidades

JUSTINO SANCHÓN

El Gobierno de Castilla y León y las seis cajas de ahorros de la región –Caja España, Caja Duero, Caja Círculo, Caja Burgos, Caja Segovia y Caja Ávila– no se entienden. Todos son conscientes de que tienen que hacer algo para salir airosos de la crisis pero cada uno tira de la soga para su lado. Ni siquiera los sindicatos mantienen una postura común.

La Junta de Castilla y León lleva años intentando crear una caja única y con la llegada de la crisis ha encontrado una oportunidad de oro para hacerlo. Las cajas, sin embargo, no creen en la fórmula de la integración a seis bandas. Abogan por uniones entre dos o tres o, incluso, por fusiones con cajas de otras regiones, pero el Gobierno regional les ha dicho que se olviden de esta última opción porque la prioridad debe ser Castilla y León. Los intereses políticos no coinciden con los financieros.

En medio de numerosas conversaciones entre todas ellas, la integración que cobra más fuerza ahora es la de Caja España y Caja Duero, las dos más fuertes de la región, pero las fuentes consultadas por Público no creen que sea viable de inmediato porque ambas entidades financieras tienen problemas. La morosidad de Caja Duero estaría situada ya en torno al 6%, mientras que la de Caja España rondaría el 4%. Y si algo tienen claro en el sector financiero es que en una fusión en momentos de crisis debe haber una entidad fuerte que salve a la débil. Y aquí ninguna puede hacer de líder.

El futuro de las cajas de Castilla y León, por tanto, sigue en estudio. Los técnicos luchan por un análisis pormenorizado y los políticos, por la fusión.

 

El Gobierno regional, respaldado por PSOE, CCOO y varias organizaciones sociales y empresariales apoyaron a final de 2008 la integración de las seis cajas. Se trataba de una “fusión virtual” en la que se creaba una sociedad que aglutinaría a las seis, pero que permitiría a todas ellas seguir independientes. En el sector no gustó la idea porque, entre otras cosas, abría la vía a la privatización dado que en el accionariado de ese gran grupo podrían entrar inversores privados. Diversas fuentes consultadas por ‘Público’ mostraron su rechazo a cómo se fraguó ese plan: “Se empezó a construir la casa por el tejado” porque las negociaciones comenzaron a ser políticas y terminaron por ser técnicas. “No negamos la necesidad de posibles uniones, pero ¿por qué no se nos consultó previamente?”, se preguntan.

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