Es lo que tienen las pinzas. Al portavoz del PP en el Senado, Pío García Escudero, le madrugó el martes el discurso el senador de CiU Joan Vilajoana, que censuró la política anticrisis del Gobierno con la misma letra aunque menos efectos especiales.

Aprovechando ese tono más sosegado, el presidente del Gobierno mostró más interés en trasladar a la opinión pública que las medidas que ha impulsado empezarán a dar pronto resultado que en el cruce de diatribas con el portavoz del PP.

Tras el mazazo de la última Encuesta de Población Activa (EPA), José Luis Rodríguez Zapatero adelantó que 'vamos a entrar en una etapa de datos menos negativos', con una “contención considerable” del incremento del desempleo.

El Ejecutivo se basa en la creencia de que se está atravesando 'el momento más agudo de la recesión' y en el impacto positivo del fondo de inversión local. Si Zapatero le atribuyó la semana pasada la creación de 155.000 empleos, el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, elevó el martes la cifra a 215.959, gracias a una transferencia de fondos estatales de 2.678 millones.

El debate parlamentario de la semana sobre la crisis económica lo abrió el convergente Vilajoana, quien tachó de 'fracaso' las medidas del Gobierno y recitó su rosario de espinas: 'Seis parados por minuto, 9.000 al día, 1.068.400 familias con todos su miembros en paro, 470.000 familias sin ningún tipo de renta, pensión ni subsidio...'.

El orden de las preguntas relegó al siguiente turno la intervención de García Escudero, lo que obligó al portavoz del PP a buscar su espacio a base de las frases efectistas que acostumbra, si bien el martes estuvo menos agresivo que en otras ocasiones, lo que se tradujo en una menor ración de aplausos de su bancada. García Escudero apuntó que Zapatero está instalado en un mundo irreal y enrocado en el negacionismo, para acabar entonando la versión revisada del '¡Váyase señor González!' de Aznar: 'Lidere un gran consenso político y social o hágase a un lado, señor Zapatero'. Entremedias le aconsejó, 'de buena fe', que 'dedique un par de tardes a la semana a pensar en los problemas de las familias y de los desempleados' y lo emplazó a adoptar las 'reformas imprescindibles'.

Por donde quería voltearlo el portavoz del PP, se revolvió Zapatero. El presidente, tras agradecerle irónicamente 'sus propuestas y su objetividad', volvió a recurrir a la contraposición ideológica: 'Si quiere hacer una reforma del mercado laboral, diga cuál, porque con mi Gobierno se va a abaratar el despido'. Zapatero reivindicó que 'ningún otro Gobierno' como el suyo ha demostrado tanta 'sensibilidad' para no dejar desprotegidos a los más débiles en tiempo de crisis.