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Los múltiples disparates en la gestión condenaron a Cajasur

En 2004, construyó un edificio por el que pagó 26,4 millones y ahora vale 1,15 millones. La cesión de dos inmuebles a la Iglesia le costó 6,3 millones.  Tiene 1.000 empleados más que cajas similares

V. ZAFRA / R. VILLEGAS

Cajasur está en una situación de extrema insolvencia por los numerosos disparates de gestión cometidos en los últimos años. Su presidente, Santiago Gómez Sierra, asegura que la entidad está 'débil aunque sana', pero la realidad es que de no haber sido porque el Banco de España se decantó por esperar mientras se acometía la fusión con Unicaja, hace muchos meses que la hubiera intervenido.

Ya en mayo de 2007, el organismo supervisor puso a la caja unos cuantos deberes después de constatar que sus sistemas de control eran arcaicos, cuando no inexistentes. Y ese era sólo uno de los problemas que estaba incubando la caja cordobesa, que en 2009 registró unas pérdidas de 596 millones de euros consecuencia de la morosidad generada en los créditos al ladrillo y por sus malas inversiones.

En el 'boom', prestó uno de cada tres euros a empresas del ladrillo

En sólo tres años (entre 2004 y 2007), aumentó un 57% los créditos a clientes, hasta situarlos entonces en 14.523 millones. En los dos últimos ejercicios, una vez iniciada la crisis y después de que el Banco de España acrecentó sus exigencias, ha reducido esta cifra, hasta situarla en 13.689 millones. El problema no fue tanto el desmesurado aumento del crédito sino que se produjo especialmente en el ámbito inmobiliario.

En el trienio del gran boom, elevó esta partida un 66,5%, hasta 4.579 millones. Es decir, uno de cada tres euros prestados por la caja se concedieron a constructoras y empresas inmobiliarias. El saldo actual es menor (el 26,7%), pero sigue siendo muy elevado y un lastre ahora que el ladrillo se ha venido abajo. Prueba del daño que le está haciendo es su inversión en Promotora Inmobiliaria Prienesur, que consta en la auditoría de la caja como integrante del grupo.

Esta compañía le adeuda desde hace años 5,7 millones de euros en dividendos que la caja ya ha descontado que no va a cobrar y, además, ha reducido su valor a menos de la mitad, lo que ha obligado a la entidad cordobesa a apuntarse unas pérdidas por deterioro de activos de 54,66 millones.

Sus participaciones han perdido la mitad de su valor en sólo un año

Para intentar que el agujero no siga creciendo (los impagos crediticios ascendían a final de 2009 a 1.513 millones), la entidad ha realizado compras de activos (sobre todo de pisos) para canjear deudas de sus clientes por importe de 337,7 millones, una operación denominada dación en pago.

Quizá el adalid de los errores que se han producido en la caja de la Iglesia, que ha funcionado muy por encima de las posibilidades de una entidad de su tamaño, es el Centro Sociocultural Miguel Castillejo. Es un centro de exposiciones ubicado en el Parque Joyero de Córdoba, que se inauguró el 27 de noviembre de 2004 y costó a la caja 26,43 millones de euros, según consta en la auditoría aprobada el pasado 28 de abril.

Ahora, cinco años después de ser construido, la caja lo ha valorado en sólo 1,16 millones debido a que han aparecido unos 'desperfectos en su estructura' consecuencia de las lluvias y el viento. No obstante, Tinsa lo tasó en 8,81 millones en octubre pasado.

Ya en su construcción, la caja acabó pagando un 35% más de lo que tenía previsto: inicialmente firmó un contrato que calculaba el precio del suelo y la construcción del inmueble en 19,6 millones y acabó costando siete millones más.

Además, fruto de su generosidad con la Iglesia, que es quien hasta el viernes la gestionaba, Cajasur tuvo que restar en 2009 de su resultado 6,3 millones por la cesión de dos inmuebles a una fundación del Cabildo Catedralicio de Córdoba. Todavía están pendientes de la cesión efectiva.

El otro gran disparate que tradicionalmente ha arrastrado Cajasur ha sido su política de personal. La plantilla de la caja está claramente sobredimensionada si se compara con otras de tamaño similar, como Caja Murcia, por ejemplo, que tiene un volumen de negocio algo superior y, sin embargo, emplea a cerca de mil trabajadores menos. Hasta hace pocos años, para entrar en la caja contaban con más puntos los familiares de empleados.

Su afán por tener una gran plantilla y no reducirla bajo ningún concepto ha sido la razón formal que ha argumentado para no acometer la fusión con Unicaja y, por tanto, para ser intervenida. También fue el motivo de la salida de Carlos Senent como director general de la caja, en la que duró poco más de cuatro meses.

Cesó en el cargo en febrero de 2009 después de proponer el recorte de 800 trabajadores, algo menos de lo que ahora proponía Boston Consulting. Su despido costó a la caja una indemnización de 380.000 euros, aunque a él su breve paso por Córdoba le costó quedarse sin la pensión de prejubilado que tenía como ex empleado de BBVA. Desde principios de 2008, la caja ha tenido cuatro directores generales.

En la política de inversiones, tampoco ha estado fina. En el último ejercicio, tuvo que asumir unas pérdidas de su cartera de 49,2 millones de euros. En sólo un año ha quedado en la mitad, pues la valoración de partida era 95 millones. Su participación más valiosa es la de SOS (15 millones), aunque en un año se ha depreciado en 18,8 millones.

Al margen de CCM y de Cajasur, ya controladas por el Banco de España, no existe aparentemente ninguna otra caja de ahorros en riesgo de ser intervenida. Sin embargo, el supervisor bancario vigila muy de cerca las intenciones de otras tres entidades .

1. CAM

La Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) ha sido muy castigada por el derrumbe inmobiliario, y el Banco de España está preocupado porque no acaba de encontrar encaje con otras entidades. Tras especulaciones varias (se habló de Bancaja, Caixa Galicia y Caja Madrid), ahora parece que está en germen una fusión ‘fría' (sin integración real, pero compartiendo riesgos) con Caja Murcia, la BBK y Cajastur o con alguna de ellas .

2. Caixa Galicia

Es otra de la inquietudes de Fernández Ordóñez. Tras muchos dimes y diretes, su fusión con Caixanova está en marcha, aunque los detalles de la operación (su carácter intraterritorial y la convivencia de los dos consejos de administración) no acaban de convencer al gobernador.

3. Caja España

Es una entidad mediana en dificultades, pero su integración con Caja Duero está bien encarrilada. Hasta tiene aprobadas ayudas del fondo de rescate.  

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