El sanedrín del lunes próximo del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, y sus vicepresidentes corre un gran riesgo de convertirse en un duro examen. El jefe de la patronal afrontará una reclamación, con más peso que las anteriores, para que abandone su cargo. Ha sido él quien ha convocado un almuerzo informal para hacer balance sobre la huelga de anteayer. Pero algunos vicepresidentes señalan, de forma muy eufemística, que es 'muy factible que salgan otros temas, como el de su salida'. La rebelión interna crece y está a punto de estallar, aunque, eso sí, con guante blanco.

Esta comida, que ha confirmado la CEOE, no estaba prevista en la agenda. Pero algunos vicepresidentes quieren aprovechar para poner las cartas sobre la mesa y convencerlo de la necesidad de que deje su puesto. De momento, no quieren que el conflicto creciente que se fragua en el seno de la patronal pase a los órganos directivos y prefieren transmitir el mensaje en un ambiente informal. Aunque también algunos de los vicepresidentes han planteado hacerle llegar su rechazo a que siga al frente de la CEOE no asistiendo al almuerzo.

La situación lleva enquistada desde marzo, pero todos los consultados coinciden que va a peor. Primero, fue la estrepitosa caída de las empresas del presidente (Marsans, Air Comet, Seguros Mercurio) la que cuestionó su imagen como representante de todos los empresarios. Una vez que las traspasó en junio a un liquidador de empresas, empezaron a surgir problemas judiciales derivados de la gestión de esas compañías, la mayoría en suspensión de pagos y camino de la liquidación.

De momento, varias organizaciones sectoriales de la CEOE, como las de construcción, de telecomunicaciones, textil, de bebidas o agrarias (Asaja), están apoyando un relevo en la patronal. De hecho, han llegado a redactar una carta en la que piden amablemente a Díaz Ferrán que dimita por voluntad propia. 'No se la hemos entregado y no se le entregará el lunes, porque aún estamos en el proceso de sondeo de adhesiones', asegura un vicepresidente.