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Irlanda se rinde a la evidencia y pide el rescate

El Gobierno reclama la ayuda de la UE y el FMI y pone en marcha un segundo plan de austeridad tras fracasar el primero

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

El Gobierno irlandés tiró la toalla, y la UE y el FMI aceptaron recoger los restos. Tras días de anunciar que la ayuda internacional se destinaría a rescatar a la banca –porque ahí residían todos los problemas–, el Gobierno solicitó recibir un rescate multimillonario para toda la economía del país.

El primer ministro, Brian Cowen, hizo pública la petición en la noche del domingo después de recibir una respuesta favorable de la UE. El montante total de la operación aún se desconoce. Según Cowen, las negociaciones proseguirán durante varias semanas y no superará los 100.000 millones de euros. El plan tendrá una vigencia de tres años.

Un elemento fundamental de esas conversaciones será la reforma del sector financiero irlandés. “Nos aseguraremos de que el sector bancario sea sostenible y que tenga menores dimensiones”, dijo el ministro de Hacienda, Brian Lenihan, lo que hace pensar que algunos bancos serán vendidos o fusionados.

El ‘milagro liberal’ irlandés, basado en una burbuja irreal, acaba colapsando

De forma inmediata, los irlandeses deberán asumir las consecuencias del nuevo recorte del gasto público, aprobado ayer en una reunión especial del Gobierno y bendecido por la UE y el FMI. “El ahorro será de 15.000 millones de euros en cuatro años. Habrá incrementos de impuestos por valor de 5.000 millones y reducción del gasto en 10.000 millones”, explicó Cowen.

Según la prensa irlandesa, el plan incluirá un descenso del 11% en el salario mínimo, de 8,65 a 7,65 euros la hora. Los recortes en el gasto social se sumarán a los anunciados el año pasado. Las ayudas por hijo bajarán otro 5%, lo mismo que los subsidios de desempleo.

Habrá un aumento de los impuestos, pero no se tocará el de sociedades, que beneficia a las empresas extranjeras que han invertido en Irlanda en la última década. Se baraja la opción de crear un impuesto sobre la propiedad con el que se espera recaudar 500 millones de euros anuales. Las pensiones de los funcionarios se verán recortadas, y por ahí se ingresarán otros 200 millones. Los salarios de los funcionarios no se tocarán, porque ya se redujeron en la anterior ronda de medidas de austeridad.

La indignación era la respuesta generalizada en los partidos de la oposición y los medios de comunicación. Después de años de escuchar que Irlanda era el milagro de Europa o el tigre celta, han descubierto que todo se basaba en una burbuja inflada por los créditos de los bancos extranjeros y una casta de banqueros y empresarios alentados por el Gobierno del conservador Fianna Fail.

Habrá más impuestos y una nueva reducción del gasto público

Cowen mantuvo casi toda la semana pasada un discurso optimista e irreal. Insistía en que el país tenía cubiertas sus necesidades de financiaciones hasta mediados de 2011. Cuando el gobernador del banco central anunció el jueves que el rescate era inevitable, Cowen se atrevió a decir en público que eso no le competía decidirlo a él, sino al Gobierno.

No es extraño que algunas figuras de su propio partido crean que Cowen ha cavado su propia tumba. “Sacar a ministros a decir que el emperador está perfectamente vestido cuando todos pueden ver que está desnudo no puede ser una estrategia de comunicación ni para el directivo más estúpido”, dijo el diputado y ex ministro de Defensa Willie O’Dea.

Un sondeo del Sunday Independent revela hasta qué punto llega la furia de la opinión pública. Un 63% apoya la intervención del FMI, mientras que un 37% la rechaza, señal obvia de que el Gobierno ha perdido toda su credibilidad y de que los irlandeses creen que no pueden salir del agujero sin ayuda internacional.

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