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La querella contra las agencias de rating se ampliará

El Gobierno se indigna por la decisión de Moody's de rebajar la calificación de la deuda española

P. BLÁZQUEZ / P. RUSIÑOL

Días antes de lo previsto, Moody's rebajó ayer de nuevo la calificación de la deuda española, con el argumento del coste de la reordenación del sector financiero, sin ni siquiera esperar a que el Banco de España publicara las necesidades de capital de las cajas. Poco antes de que abriera la Bolsa trascendió que la agencia situaba el riesgo de la deuda en el Aa2, el tercer escalón del ranking. A partir de ahí la suerte del día estaba echada: la Bolsa cayó y el diferencial con el bono alemán se disparó.

La decisión de Moody's causó malestar en el Gobierno, pero paradójicamente ha despertado esperanzas entre sus mayores críticos en España: los promotores de la querella contra las grandes agencias de calificación, que tienen prevista ampliarla para incorporar la decisión de Moody's de ayer. '¿Por qué la agencia rebaja la calificación justo antes de que el Banco de España aporte datos objetivos?', se preguntaba ayer Gonzalo Boye, uno de los abogados promotores de la causa presentada ante la Audiencia Nacional. Él mismo apuntaba una hipótesis: 'Su objetivo es manipular los precios y con datos objetivos es más difícil hacerlo'.

'Vamos a presentar un escrito de ampliación de la querella para que se investigue por qué se rebaja la calificación justo antes de que abran los mercados y de que se difunda el cálculo del Banco de España. Queremos saber quién ha ganado dinero con esta decisión', agregó Boye. La querella, que se dirige contra las tres grandes agencias (Moody's, Standard & Poor's y Fitch) por alterar el precio de las cosas en beneficio de sus clientes y en perjuicio del erario público y de los ahorradores, ha recaído en el juzgado número 2. Su titular, Ismael Moreno, aún no ha decidido si la admite a trámite.

A pesar de que la mayoría de los agentes del mercado también opinan que la credibilidad de las agencias está por los suelos, ayer la decisión de Moody's fue la excusa perfecta para la recogida de beneficios. El Ibex 35 perdió un 1,17%, hasta los 10.435 puntos. Aunque, el Mib italiano fue incluso más castigado y perdió un 1,59%.

Además de rebajar la calificación, Moody's coloca la deuda española en perspectiva negativa, es decir con posibilidad de una nueva rebaja 'en cualquier momento'. Todo dependerá de cómo evolucionen los puntos de la economía española que la agencia considera débiles: el coste de la reforma de las cajas, que cuantifica ahora en 50.000 millones frente a los 17.000 que había previsto en diciembre. Además, apunta que en el caso de un escenario extremo las necesidades podrían ascender hasta los 120.000 millones. La agencia también duda de la evolución del déficit de las comunidades autónomas.

El Gobierno español no tardó en mostrar su indignación. El presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo que 'hubiera deseado que la rebaja no se hubiera dado' y aseguró que es el Banco de España quien 'tiene información y credibilidad' para hablar de las 'necesidades del sistema financiero español'. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, mostró su discrepancia por el momento en que se produjo el anuncio, justo antes de que el Banco de España anunciara las necesidades de capital de las cajas. Eso sí, Salgado admitió que 'hay que hacer más esfuerzos para que se reduzca el déficit de las comunidades autónomas'.

Soledad Nuñez, la directora general del Tesoro, reconoció que la rebaja del rating de Moody's puede suponer un repunte del coste de la deuda en futuras emisiones, aunque habrá que esperar unos días. Ayer, en el mercado secundario el diferencial entre el bono español a diez años con el alemán escaló hasta 230 puntos, pero finalmente cerró en 225. 'La rebaja de Moody's estaba prevista. Tras conocerse la noticia el mercado aprovechó para recoger beneficios, pero no se espera que el castigo continúe', asegura Jorge Lage, analista de Capital Markets.

Claro que no sólo Moody's sembró noticias negativas ayer. El déficit comercial y el mal dato de la evolución del empleo en EEUU agudizaron las caídas en Europa y tiñeron de rojo Wall Street.

 

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