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Cajastur y la CAM rompen hoy su fusión y empiezan a buscar nuevas operaciones

La asturiana se unirá con Cantabria y Extremadura, y la alicantina sigue sin encontrar pareja

VIRGINIA ZAFRA

Desde el primer momento no hubo buenas sensaciones entre los directivos de Cajastur y la CAM, las dos cajas que lideraban la fusión que dio lugar a Banco Base. Pese a ello, lograron hacer un proyecto modelo, que el mismo Banco de España ponía como ejemplo al resto de cajas para que lo imitaran. Pero al final, hoy romperán su compromiso. Las asambleas de Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura rechazarán traspasar sus activos al nuevo banco y con esta negativa quedará rota una operación que hubiera dado lugar al tercer mayor grupo de cajas de España, con unos activos de 124.127 millones de euros.

El problema que aducen es que ha aparecido un agujero adicional de 1.340 millones en el balance de la CAM, derivado de la reclasificación como dudosos de créditos por un importe superior a 800 millones y por la dotación de una provisión de en torno a 500 millones por un contrato que tiene firmado la caja con la aseguradora Aegon.

El surgimiento de esta cifra ha obligado al grupo a pedir 2.784 millones en ayudas públicas (además del nuevo agujero, tenía un déficit de solvencia de 1.447 millones), que unidos a los préstamos solicitados al FROB con anterioridad elevaría su debe con el Estado a 4.277 millones. Los gestores de Cajastur, Extremadura y Cantabria explicarán a sus asambleas que, con tantas piedras en la mochila, no podrán salir adelante en los próximos años y, sobre todo, no podrán dedicar ni un euro a obra social porque todos los beneficios tendrán que dedicarlos a pagar al fondo de rescate. Además, el FROB se haría probablemente con más del 50% del capital de Banco Base y las cajas accionistas estarían obligadas a convertirse en fundaciones. Ante esos argumentos, las asambleas se negarán hoy a fusionarse con la CAM.

A partir de ese momento, las cuatro entidades se meterán de lleno en la búsqueda de nuevas operaciones corporativas con las que hacer frente a la difícil coyuntura financiera actual y a las nuevas exigencias de solvencia impuestas por el Gobierno. Cajastur, Extremadura y Cantabria probablemente intentarán una nueva fusión (tendrían la solvencia suficiente desde el primer momento) y podrían unir a ella a algún otro protagonista.

Las mayores dificultades las tendrá la CAM una vez que se materialice la ruptura. Sus necesidades de capital son muy elevadas (prácticamente los 4.277 millones pedidos por el grupo al FROB eran para la caja alicantina) y es muy complicado que ninguna otra entidad quiera hacerse cargo de este problema si el fondo de rescate no asume la morosidad de la caja hasta un límite (a través de un sistema de protección de activos), como hizo en el caso de Cajasur y CCM.

De momento, en el Banco de España no quieren oír hablar de intervención de la CAM, porque no se dan las circunstancias de insolvencia que obligarían a esta actuación extrema. No obstante, el organismo supervisor lleva días intentando encontrar una entidad que quiera y pueda asumir la absorción de la CAM. Por el momento, sin éxito.

CCOO exigió ayer al supervisor que actúe 'con decisión para solucionar el problema que él mismo creó cuando presionó a la CAM para adherirse a esta integración'. Además, reclamó que depuren responsabilidades y se destituya a los gestores que 'han llevado a esta situación desastrosa'.

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