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Portugal y Grecia, vapuleadas de nuevo por los problemas de deuda

El Banco de Portugal recorta su previsión de PIB y S&P rebaja el rating por segunda vez en una semana

PILAR BLÁZQUEZ

La incertidumbre sobre el estado de la finanzas públicas portuguesas continúa sembrando dudas. A las políticas, con un primer ministro dimitido y un presidente dudando sobre si convoca elecciones o plantea un gobierno de unidad para salvar la situación actual, se sumaron ayer unas expectativas nada positivas acerca de su economía.

El Banco de Portugal empeoró de nuevo sus previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del país para 2011 y 2012, con caídas del 1,4% y el 0,3%, respectivamente, y destacó la necesidad de adoptar nuevas medidas de ajuste en el país que podrían alargar la contracción de la economía hasta el próximo año. Nada más conocerse la noticia, la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's (S&P) asestó un nuevo golpe: bajó el rating de la deuda lusa hasta dejarlo a un escalón del bono basura en (BBB-).

La agencia de calificación teme una reestructuración de la deuda pública

S&P, que ya había bajado la nota de la deuda portuguesa el viernes, justifica esta precipitada, y por otro lado poco habitual, rebaja de la calificación en base a la nueva visión económica derivada de las conclusiones de la cumbre de Bruselas de la semana pasada. En ella, los líderes de la Unión Europea no modificaron, frente a lo que estaba previsto, las condiciones de acceso al actual fondo de rescate. Por ello, la agencia teme que el acceso a los fondos de ayuda europeos esté condicionado a una reestructuración de la deuda pública, lo que afectaría negativamente a los poseedores de esos títulos. Además, no confía en que la economía portuguesa pueda retomar el crecimiento económico debido a la escasa actividad exterior del país.

El primer ministro dimisionario, José Sócrates, insistió en que Portugal no va a pedir el rescate de la UE, y Brasil mostró su intención de ayudar a su exmetrópoli, en caso de que sea necesario, comprando su deuda pública.

Grecia también sufre una rebaja de dos tramos sobre la anterior calificación

Las conclusiones de la cumbre europea también afectaron a Grecia. Tanto que S&P también bajó su rating ayer, nada menos que dos escalones (hasta BB+), por los mismos motivos que a Portugal. En ambos casos, la agencia mantiene la perspectiva negativa, es decir, la posibilidad más o me- nos cercana de nuevas rebajas.

En el mercado de renta fija, la presión se mantuvo como en sesiones anteriores. Se hizo especialmente palpable en los bonos a corto plazo. En el largo plazo, el diferencial luso con Alemania de los títulos a diez años escaló cuatro puntos, hasta los 466 puntos, con el tipo de interés al borde del 8% (ambas referencias, máximos históricos). También Grecia batió sus referencias históricas y su bono a diez años ya cotiza al 12,7%.

España continúa demostrando que ha conseguido desligarse de esos países, y el diferencial con Alemania del bono a diez años siguió moderándose, esta vez un punto, a 187 puntos, a pesar de esas tensiones. 'El riesgo país griego y portugués lleva mucho tiempo cotizando a niveles muy inferiores al bono basura. Así que, una vez más, las agencias no aportan nada nuevo', asegura Alberto Castillo, analista de Capital Bolsa.

Lejos quedan aquellos días en los que un movimiento de las agencias de calificación crediticia conllevaba una debacle bursátil. Más allá de la sorpresa inicial, las bolsas europeas apenas se inmutaron. Los principales índices terminaron la sesión en positivo. El Ibex 35 descendió un 0,15%, y el principal índice luso perdió un 0,16%. Más castigo sufrió la Bolsa griega, perdió un 2,4%. 'Parece claro que Grecia necesitará hacer una reestructuración de su deuda y eso afecta e a los bancos propietarios, que fueron los más bajistas', asegura Castillo.

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